Recuerdo cuando era pequeña y mis papás hablaban entre ellos, ignorando que estaba escuchando.
A veces discutían, a veces simplemente charlaban alegres, y casi siempre jugaban conmigo.
En mi corazón no había espacio para nada que no fuera amor, y cada persona que me veía decía que era pura ternura.
Me gustaba ser buena en todo, ser lista y dibujar bien, y cada cosa que aprendía era lo que más me gustaba en el mundo.
Todo iba bien, hasta que una nueva sensación, el desamor, cruzó mi felicidad tan veloz que cambió mi vida considerablemente.
Mis padres discutían cada vez más y el divorcio ya era de esperar, aunque yo era pequeña y apenas me daba cuenta.
Mi corazón se volvió frío, y me prometí no enamorarme nunca, porque comprendí que toda relación llega a su fin.
Llegué a conclusiones que hoy en día encuentro como correctas, a pesar de la poca experiencia en la vida que tenía en esa época, y decidí vivir sin sentimientos, para así no herir a nadie como me hirieron a mí.
Era pequeña, era inocente, y un cambio tan leve me haría cambiar de una forma grande y permanente, y eso ayudaría a formar una personalidad que tuviera en un futuro.
Iba pasando el tiempo, y había conseguido lo que me propuse en esa época, mis palabras eran frías y mi mirada no expresaba ninguna clase de emoción; sin embargo, cuando amaba lo hacía intensamente, y mi corazón seguía sintiendo como nunca.
Leía libros de amor cuando estaba sola, y mis sentimientos estaban a flor de piel constantemente, no era difícil sacarlos a la luz.
Al poco tiempo se fueron sumando libros de poesía, textos breves que me daba la gente para que los leyera, frases bonitas con fondos de paisajes...
Todo esto despertó mis ganas de escribir.
Así, tras varias libretas llenas, unos cuantos años y algunas experiencias de la vida, llegué a otra conclusión:
Quería vivir a base de sentimientos.
Quería sentir, quería dejar de ser fría y demostrar que soy sensible, que tengo un corazón.
Quería ayudar a la gente, ser buena persona, sacar a la luz mis emociones, por muy mínimas que fueran.
Y entonces comprendí que ser fría solo me perjudicaba a mí.
Gracias a esa decisión que tomé, ahora me encuentro en un rincón del mundo, con mi corazón en un avión de papel que recorre cada lugar que me hizo feliz, y mi mente acurrucada en poesía.
Y yo ahora,
Soy feliz.
~A.
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Viajando en aviones de papel
PoésieA veces sólo se necesita un respiro de la vida. Ya sabes, desconectar de tus problemas, de tu día a día y de tus sentimientos. Quizás lo que necesitan algunas personas perdidas, como yo, es sólo volver a esos sitios donde amaron la vida. Y bueno, aq...