_ Casa Malfoy Granger _
En el mismo instante en el que una acongojada Leona de rizos castaños entró en la amplia, limpia y elegante chimenea en la Mansión Malfoy, un contento y platinado Slytherin perteneciente a la familia antes mencionada salía de la que estaba ubicada en medio de la sala principal de su propia casa. La alegría que sentía por estar de vuelta no le permitía dejar de sonreír.
— ¡Amor, ya llegué! — Comunicó Draco feliz de estar de regreso en su hogar, junto a su esposa y futuros hijos. Se despojó de la capa de viaje oscura que traía y la dejó en uno de los muebles que decoraba el lugar — ¿Cariño, dónde estás? Sabes, hoy te extrañé más que nunca. En serio — Rió entrando a la cocina. Esta frase se le había vuelto una costumbre decirla una vez volvía del trabajo y con ella lograba que su esposa le sonriera dichosa suponiendo que todo era un chiste, pero no, realmente él la extrañaba cada día más que el anterior; por esa razón su insistencia sobre quedarse cada mañana y no ir al trabajo se volvía día a día más intensa y difícil de ignorar — ¿Habrá ido a dar un paseo? — Pensó al no obtener repuesta, ni al escuchar sonidos provenientes de la casa. Todo a su alrededor era silencio y tranquilidad — Que extraño... — Murmuró con el entrecejo un poco fruncido al ver, finalmente, la mesa con los platos y sobras del desayuno — ¿Estará con mamá o en casa de alguno de sus...?
No concluyó su suposición, ya que el pergamino en el centro de la mesa llamó totalmente su atención. Se acercó a él, lo tomó y leyó las letras escritas en la parte expuesta:
De: Hermione Granger
Para: Draco Malfoy
— ¿Desde cuándo es solo Hermione Granger? ¿Dónde dejó el Malfoy que la acompaña desde hace casi 3 años de matrimonio? — Susurró desconcertado. Algo andaba mal. Abrió la carta finalmente y comenzó a leer.
Línea tras línea leída lograba que su frente se contrajera formando arrugas que antes no habían estado allí. Sus ojos, entrecerrados iban descendiendo rápidamente a lo largo del pergamino.
— ¿Qué es todo esto? — Murmuró desconcertado — Esto que siento no lo puedo etiquetar con aquella palabra tan significativa — Leyó en voz alta, logrando así torturarse más — Nada de esto puede ser real... ¿Acaso es una broma? — Miró a su alrededor buscando la presencia de alguien, pero nadie estaba allí, solo él. Confundido, continuó leyendo el siguiente párrafo — Necesito la libertad que una vez me quitaste... No te perturbes buscando culpables, simplemente esta relación no funcionó... No puedo ocultarlo más... No soporto ni tolero tu presencia... He decidido irme, alejarme de ti de una vez por todas... Desde el colegio me pareciste un vicioso virus presente en el espacio en el cual me desenvolvía... ¿¡Qué es todo esto?! — Repetía cada frase con una voz potente, como si con aquello lograría entender lo que sucedía o al menos, suponer que fuese real y no producto de su imaginación como comenzaba a pensar — ¡Esto no puede ser cierto! ¡Es falso! Hermione no pudo escribir algo así, no mi esposa... — Sin notar porqué, tuvo que pestañear varias veces para poder encontrar la claridad suficiente para leer el tercer y ultimo párrafo de aquella carta. Sin pausas ni titubeos, leyó aquello que sin tener idea lo destrozaría más de lo que ya estaba — Me produces miedo... Me produce terror pensar que puedas lastimar a mis bebés... Mírate en un espejo Malfoy, eres el vivo ejemplo de tu padre y sinceramente te lo digo, no quiero un padre para mis hijos como lo fue el tuyo para ti, ni siquiera te quiero como esposo... — Aquello ultimo fue el más fuerte de todos los puñales clavados en su corazón — Mírate en un espejo Malfoy, eres el vivo ejemplo de tu padre y sinceramente te lo digo, no quiero un padre para mis hijos como lo fue el tuyo para ti, ni siquiera te quiero como esposo... Mírate en un espejo Malfoy, eres el vivo ejemplo de tu padre y sinceramente te lo digo, no quiero un padre para mis hijos como lo fue el tuyo para ti, ni siquiera te quiero como esposo... — Leyó esa misma línea una y otra vez con voz fuerte, dejando de lado el dolor que le producía el realizar aquella acción — ¿Acaso me cree capaz de lastimar a mis propios hijos?...
En ese momento comprendió, que la repentina ceguera que lo había invadido eran lagrimas, numerosas y espesas lagrimas que habían comenzado a salir de sus ojos color mercurio sin él siquiera notarlo. Pestañeó un par de veces logrando librarse de aquel molesto ardor. Sin prevenirlo, sintió su cuerpo estremecerse hasta caer arrodillado en el suelo que pisaba, instantáneamente, llevó las manos hasta su cabeza y comenzó a alborotar sus cabellos con fuerza, como si con aquello buscara despertar del sueño en el que se encontraba sumergido.
Segundos después, se dio por vencido, y dejó caer sus brazos a los costados de su cuerpo sin fuerza.
No entendía como la mujer por la cual cambió su vida, la que más amó y ama podía destruirle de esa forma. ¿Cómo podía usar todas las confecciones que en noches de debilidad le había revelado? ¿Acaso Hermione era una espada de doble fijo? De esas que te pueden curar y lastimar al mismo tiempo, de esas que te pueden hacer sonreír dichoso y a los segundos llorar desconsoladamente. ¿Cómo Hermione Granger pudo romper el corazón de Draco Malfoy por la mitad sin anestesia, sin ninguna pizca de droga que disminuyera, al menos, el dolor y ardor en sus ojos o la opresión en su pecho ¿Cómo?
— ¡HERMIONE, MI AMOR! — Gritó derrumbándose por completo en el frío suelo — Mis hijos... — Finalmente un susurró desgarrador salió de lo más profundo de su ser.
En la casa que hacía minutos se encontraba en silencio y sumergida en una extraña tranquilidad, ahora se podían escuchar sollozos, lamentos y gemidos que provenían de un desconsolado hombre, los cuales eran capaces de entristecer a cualquiera que los escuchara. Draco estaba destruido. Estaba totalmente herido.
— Es mentira... — Murmulló de pronto alzando la vista, como si algo lo hubiese iluminado — Ella me ama, lo sé. ¡La obligaron, eso fue lo que pasó! ¡La obligaron a escribir esto! — Dijo más seguro mirando la carta. Se puso de pie con un solo movimiento rápido — Pero, ¿Qué pudo motivarla hacer algo así? — Se preguntaba mientras numerosos recuerdos de la mañana lo invadían...
FLASH-BACK
. . .— ¿Qué pasa?
— Nada. Todo está bien, solo que amanecí un poco nostálgica. Creo que los bebés son los causantes — Susurró Hermione. . .
. . .— Draco, amor, ¿Sabes que, cada cosa que hago la realizo pensando en ti... en tu bienestar? Las hago porque son lo mejor para ti, lo sabes ¿Verdad?. . .
FIN DEL FLASH-BACK
— ¿¡CÓMO NO ME DI CUENTA QUE PASABA ALGO MÁS?! — Volvió a alterarse — ¡Le está pasando algo! O tal vez... anda algo mal con los niños — Aterrado por ambas opciones, salió de la cocina a toda velocidad — Seguramente pensó que alejarse de mi era lo mejor. Prefirió que la odiará antes de contarme la verdad, lo sé, puedo imaginarme todo, pero ¿Cuán grave puede ser lo que le sucede para ocultármelo de esta manera? — Su cuerpo se estremeció violentamente al formularse aquella pregunta en voz alta — Sea lo que sea, no le funcionó... — Tomó la capa que hacía minutos había dejado en uno de los muebles — Debo contarle a mi madre — Entró en la chimenea decidido — ¡Mansión Malfoy! — Pronunció su destino con seguridad.
Tenía que resolver toda esta situación a la mayor brevedad posible y era, precisamente, lo que tenía pensado hacer.
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Nunca dejamos de sorprendernos de la vida
Hayran KurguHola esta historia no es mia pero me gusto mucho y por eso se la quiero compartir "...Existe una hermosa unión entre Hermione y Draco, se aman como a nada en el mundo, pero un día ella recibió una carta que dio comenzo a la peor pesadilla para ambos...