Capítulo XV Nuestra historia de amor

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Draco examinó lo que le extendía guardando un sigiloso silencio. A simple vista cualquiera podía creer que se trataba de un libro, uno no muy grueso y honestamente, eso era, era un libro que relataba un hecho importante en nuestras vidas. Su portada era de un negro brillante, poseía un borde en dorado y del mismo color estaban unas letras ubicadas justo en el centro, en las que se podía leer:

Nunca dejamos de sorprendernos de la vida

Nuestra historia de amor

D&H

— Es un álbum fotográfico mágico — Le expliqué cuando vi que pasaba la yema de sus dedos por el contorno del título — pero no es cualquier álbum... — Me miró — él relata nuestra historia, con fotos importantes, detalles, una que otra reseña y hasta secretos. Dale, ábrelo — Le urgí y no dudó en hacer cumplir mi petición.

En la primera página se hallaba una foto mía de cuando tenía unos 13 años, en la cual sujetaba con fuerza un libro entre mis brazos mientras mi varita la mantenía agarrada en una de mis manos. Le sonreía a la cámara feliz. A un costado de la misma se leía:

Hermione Jane Granger, hija de padres no mágicos etiquetados bajo el términos de Muggle ya que no poseen ninguna habilidad mágica. A pocos días de cumplir 12 años de edad ingresó al prestigioso Colegio de Magia y Hechicería: Hogwarts, quedando en la Casa de los Gryffindor. Trabajó arduamente para mantener su reputación como una de las estudiantes más inteligentes de su año, soportando burlas de sus propios amigos, profesores y particularmente de varios Slytherin. Trató siempre de respetar las reglas y su mejor refugio era la Biblioteca, donde pasaba la mayor parte del tiempo leyendo grandes tomos de diferentes temas. Quería, sobre todas las cosas, ser la mejor estudiante de su curso por varios motivos: primero, para que de alguna forma se valorara su inteligencia, capacidad analítica y memoria; segundo, para demostrar que las personas que no tenían un linaje de sangre puro, etiquetados de mala manera como Sangre Sucia podían llegar a destacar sobre magos de linaje puro, etiquetados de forma egocéntrica como Sangre Limpia; y el tercer y ultimo motivo, no por eso menos importante que los primeros, demostrarle a Draco Malfoy que ella si se lo proponía podía superar a cualquiera, hasta a él en lo que sea.

Mi esposo mantuvo una tímida sonrisa en sus labios cuando leyó el primer párrafo, al terminarlo no dudó pasar la hoja sin siquiera mirarme, aunque no sin antes, regalarle una caricia a la pequeña Hermione que sonreía desde la fotografía.

Ahora se divisaba un retrato suyo en el que se le veía vestido con su uniforme de Slytherin. Mantenía los brazos cruzados a altura del pecho y en una de sus manos sujetaba con firmeza su varita mientras miraba a la cámara con cierto hastío, presunción y desprecio a la vez. A un lado se leía:

Draco Lucius Malfoy, es un mago de sangre pura y el único hijo del matrimonio Malfoy Black. Se le enseñó desde muy pequeño, antes siquiera de poder hablar correctamente, a creer firmemente en la importancia de la pureza de sangre. Los Malfoy estaban orgullosos de su linaje y sobre todo de pertenecer a una de las familias más ricas, en especial él. El Sombrero Seleccionador decidió colocarlo en Slytherin y aquello no le sorprendió en lo más mínimo. Ingresó al equipo de Quidditch de su Casa destacando como Buscador, para luego convertirse en nada más y nada menos que el Capitán del mismo, cosa que lo hacía sentirse superior a los demás. El sarcasmo, la superioridad, el orgullo y la astucia predominan en él, en su actitud, gestos y palabras. Alardea sobre el hecho de pertenecer, según él, a la mejor Casa del Colegio y no solo eso, asegura que ninguna sangre es tan pura como la de su familia, por esa razón, aprovecha cada oportunidad que tiene para molestar a Hermione Granger la cual aparte de pertenecer a la Casa que más odiaba, era su mayor rival académicamente hablando. Para su pesar, es la segunda mejor nota en Pociones, porque la Sangre Sucia, como él mismo le llama obtiene las mejores de su año.

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