¿Solo fantasmas? ¿O podemos ser algo mas?

¿Cómo sabes cuando estas muerto si todo es tan repentino?

Un día pude ser tan normal y el siguiente descubres que ya no es necesario inhalar para seguir viviendo. Claro, es ahí cuando te das cuenta de que estas muerto.

-3 Semanas Antes-

-¿Quién es ella?-Preguntó Garrett, una chica de cabello castaño la si y largo iba entrando al salón con libros en la mano y su mochila colgada sólo por un hombro.

-Es nueva, supongo-le contesté, no la dejamos de mirar, ella pasó por delante de nosotros cabizbaja, llevaba una pulsera plateada en su mano izquierda, el único asiento que quedaba estaba a un lado del mío, colocó sus cosas en el pupitre y se sentó mirando a la ventana.

-Se ve que es tímida-Dijo Garrett mordiendo su lápiz y mirando al pintarron.

-¡Kevin!-Gritó uno de mis compañeros, el balón de americano venía directo hacia mi, lo tomé y comencé a correr. Tropecé. Mi rodilla comenzó a sangrar y el entrenador corrió rápido con un par de vendas y alcohol.

-Sr. Hudson, ¿está bien?-Preguntó el entrenador.

-Si señor, es sólo la rodilla, puedo seguir.

-No claro que no. A la banca, ahora.-Preferí irme a la banca a estar discutiendo con el entrenador, ya casi venían los juegos y tenía que entrar, una pelea no me vendría nada bien.

Llegue cojeando a la banca, me senté con cuidado y esperé a que la clase acabara, una pluma chocó con mi mano, la tomé y mire hacia arriba. Era la chica del pupitre de a lado.

-Oh perdón, se me resbaló-Dijo, si voz era completamente tímida y apagada, mi pregunta era ¿qué la hacia ser de ese modo?

-No te preocupes, aquí esta, toma-Se la entregué y le sonreí-Me llamo Kevin.

-Soy Megan.

-¿Eres nueva, no?-Megan, ya sabía algo más de ella.

-Si, acabo de mudarme a la ciudad y bueno, aquí estoy.-Puso su cabello detrás de su oreja.

-Bienvenida, Megan-No podía dejar de sonreír, la chica sólo me sonrió.

-Eres el primero que me da la bienvenida, lo único que todos dicen es "ah, eres la chica nueva"...-hizo una pausa-Es bueno tener a alguien con quién hablar.

Estuvimos platicando de ella hasta que el entrenamiento término, el campo quedó vacío en minutos, sólo quedamos ella y yo.

-Es tarde, ¿quieres que te acompañe a tu casa?

-Yo, no, lo siento, tengo que irme-Se apresuró a guardar sus cosas-Perdón, se me hizo muy tarde, deben de estarme esperando.

-Yo te llevo-Insistí.

-No, está bien, yo puedo sola. Fue un gusto conocerte. Nos vemos mañana.

-Adiós...-Me quede parado viendo como desaparecía en las sombras de los árboles pero, ¿qué se suponía que debía de hacer, seguirla? Tal ves no le agrade y quería alejarse de mi pero educadamente o sólo irse sola, lo que importaba es que ya la conocía, sabía su nombre y lo que también sabía es que iba a un lado mío en clases, este sería un buen inicio de año.