Me quedo mirando el agua que cae cerca de mis pies, me tomo un momento para reflexionar si entrar dentro de la ducha o no.
Odio el primer día de clases, he pasado tanto por esto, 5 escuelas en los últimos 2 meses, estoy harta de pasar siempre por lo mismo, pero ni hablar, paso mi mano por el agua que va cayendo...
-¡Ay! -grito con un pequeño chillido, joder está helada.
Pero no puedo hacer más así que me lleno de valor y entro.
Al instante me recorre un escalofrío por la espalda, ya que el agua va cayéndome por ella, pero al pasar unos minutos me acostumbro a la temperatura del agua, me quedo pensando cómo será mi primer día mientras sigo duchándome.
Al salir de la ducha, voy directamente a mi armario, abro las puertas de golpe y me quedo mirando el amplio panorama de prendas frente a mí.
-No tengo nada que ponerme- pienso un poco decepcionada, a pesar de tener literalmente el armario lleno de ropa.
Mientras tanto pienso por qué rayos me preocupo por verme bien si es posible que vuelva a mudarme dentro de poco tiempo.
- Además ¿para qué vestirme tan bien, si nadie va a fijarse en mí?
La razón de que me mudé con bastante frecuencia, es por el trabajo de papá, el es un ingeniero de una gran empresa automotriz, quien por su gran experiencia y rendimiento laboral, le envían a diferentes franquicias para que las impulse a seguir adelante.
Finalmente me decido por algo bastante sencillo, me pongo unos vaqueros azules, una blusa blanca, una chaqueta negra y mis converse blancos favoritos. Voy hacia el espejo de cuerpo completo que tengo en mi recámara y me observo detenidamente, mi cabello es un asco, odio tenerlo rizado, aunque el color me gusta, que es de un tono muy obscuro, y mi piel al ser tan blanca, lo hace lucir un poco mejor. Lo que más me gusta son mis ojos, que son un poco grandes y de color azul, sin embargo debo cubrirlos con mis grandes anteojos.
-Dios, ¿porqué rayos me hiciste tan ciega?
Pero aún así me siguen gustando mis ojos, ya que así eran los de mamá, ¡cuánto la extraño! y se me escapa un suspiro.
Después de solo criticarme frente al espejo decido bajar a desayunar, papá ya esta sentado con un plato de cereal y a un lado su café, como de costumbre.
- ¡________, pero que hermosa te ves!-
-Papá por dios, no tienes porque mentirme-
- Cariño no miento, enserio luces muy bella- se levanta de la mesa, se acerca a mi y me roza la mejilla con su mano derecha.
Mi padre luce igual de formal que siempre, con su pantalón de vestir color negro, su camisa beige y su corbata azul -la cual es mi favorita, pues le queda muy bien-, su cabello un poco largo y negro con algunas canas, le hacen tener un aspecto de padre no tan viejo, pero sabio y cariñoso.
Y es entonces que noto que de sus grandes ojos verdes empieza a brotar una lágrima que corre hacía su mejilla.
-Te pareces tanto a tu madre, ella estaría tan orgullosa de ti-
- Papá, yo también la extraño tanto- le digo secando su lagrima con mi mano. - Ella sabe que la amabamos mucho-
- Lo sé mi vida...lo se- y me abraza, y yo a él.
Pasamos los siguientes 15 minutos desayunando hasta que es momento de que me lleve a la escuela.
- ______, ¿estás lista para tu primer día de clases?
Y es cuando me trae de vuelta a la realidad.
- Sí, estoy emocionada- digo con un tono que ni yo misma me creo.
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El chico de mis pesadillas ♥
Romance______________ (Tu nombre va ahí) es una chica peculiar, la típica chica nueva en la escuela que no piensa encontrar nada interesante hasta que en su camino se cruza el guapo y sexy Caleb, quien será como una piedra en su camino que no querrá que de...