Perfecto para mí

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La pareja escalaba los últimos peldaños entre toqueteos y risas embebidas en alcohol. Ni bien el castaño puso un pie en el pasillo, tiró con fuerza de la mano que sostenía para estampar sus labios con los de su acompañante, fundiéndose ambos en un beso apasionado.

Fue un camino desordenado de caricias sobre la ropa y chasquidos húmedos repartidos entre las añejas paredes del sexto piso hasta encontrar la puerta 61.

Sintiendo los labios de su reciente conquista adueñarse de su cuello, Baekhyun deslizó la llave por la cerradura hasta empujarlos al interior nada más girar del picaporte.

Una vez dentro del departamento, los besos continuaron, subiendo rápidamente de tono hasta que los cuerpos terminaron cayendo en la cama de dos plazas, en el dormitorio a oscuras.

Los jadeos empezaban a resonar y las ropas a estorbar, cuando el castaño se apoyó en sus manos para mirar a la chica con quien había vuelto a casa esa noche, con el largo cabello alborotado y el labial carmesí corrido.

Era pequeña y rubia, y sexy como el infierno. Podía ser de baja estatura, pero tenía las curvas en los lugares correctos y una muy conveniente debilidad por el alcohol. Baekhyun la tuvo fácil esa noche. No recordaba el nombre de la chica, pero no es como si eso fuera importante, no para lo que la había llevado a su cuarto.

La mujer con la que había abandonado el antro hacía unos minutos, rodeó su cuello con los brazos, alzándose a juntar sus bocas cuando Baekhyun no se inclinó a corresponder el gesto.

−Iré por los condones −jadeó ladeando el rostro para poder hablar, flexionando las rodillas al tratar de incorporarse.

−No es necesario −el gemido hecho un susurro fue soplado al pie de su oído, antes de que la lengua caliente pasara por la zona haciéndolo estremecer.

Baekhyun sonrió de lado en respuesta −Volveré en un minuto, cariño −dejó un beso fugaz en los labios rojos, y con un guiño coqueto abandonó la cama para dirigirse a la puerta, la mirada de la rubia quemándole la espalda.

Ya con ambos pies fuera de la recámara, el castaño cerró la puerta y se recostó en ella, echando la cabeza atrás hasta chocarla con la dura superficie, y suspiró, tomando una bocanada de aire frío que ayudara a devolverlo a la vida, como si hasta ese momento se hubiera estado ahogando.

Le tomó un segundo serenarse, antes de contar mentalmente, como siempre lo hacía.

Uno... Dos... Tres... Cuatro... Cinco... Seis... Siet−

Y el grito aterrado llegó a sus oídos, haciendo que al fin abriera los ojos para fijarlos a la nada.

Las pisadas de pies descalzos sobre el piso de cerámica, seguidos del golpe contra la puerta, que sintió en su espalda al mismo tiempo que el picaporte giraba desesperadamente, sin éxito alguno, mientras su nombre era suplicado entre chillidos desde el interior de la habitación.

La puerta llegó a ceder unos centímetros en más de una ocasión, y es cuando Baekhyun cargaba todo su peso en ella, manteniéndola cerrada, hasta que los forcejeos por fin cesaron. Ahora podía oír los muebles al tumbarse, y las cosas en la mesa estrellarse contra el piso.

Los gritos de auxilio de la rubia aún seguían, solo interrumpidos a cada tanto por su llanto incontrolable, y el gruñido animal que Baekhyun alcanzaba a captar, filtrándose por debajo de todo el altercado.

Un minuto, es lo que duró aquel combate cuerpo a cuerpo, y después solo reinó el silencio. Baekhyun se tomó su tiempo para moverse al fin, y entornar la puerta lentamente, encontrándose con la escena que ya acostumbraba.

Incondicional [Chanbaek/Baekyeol]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora