[In]fierno Helado

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—¿Ni siquiera su fresada?

Alzó la voz pelos inquietos, hoy irritantemente más puntiagudos que de costumbre. Su voz también la encontraba molesta, asombrada y alta, como quien no da crédito a lo que esta escuchando.

—Ni siquiera su fresada.

Repite como imbécil Iida, negando pedante con la cabeza dos, tres veces; como si una no fuera suficiente.

—Eso es. . . grave.

Y al unísono asintió la totalidad del grupo A, cruzándose de brazos, sin hacer un jodido aporte útil, pero eso sí, con sus caritas de idiotas compungidas e incluso al borde de las lágrimas similar a las que se ven en los funerales. Sus venas arden bajo la carne.

Entonces escupió al fin

—Solo es un maldito resfriado, joder— Lo cual es bastante ridículo proviniendo de un maldito termostato andante —No se va a morir— Concluyó en un gruñido, arrebujado en su mesa banco con los pies estirados y las manos dentro de los bolsillos.

—Eso no es del todo correcto, Bakugou— Ronca y exenta de emoción resonó la voz del tutor, a lo que precede el sonido de una caja acartonada de jugo comprimiéndose sin piedad lo que se traducía en: Hora de tomar todos sus asientos antes de tentar la paciencia, de existencia incierta, de Eraser Head.

—No sería el primer caso en que alguien maldito con dos particularidades sucumbe al perder el control de una de las dos. Peor aun cuando son particularidades opuestas.

Un chillido se escucha al fondo del aula. Cual avalancha, la noticia azotó de lleno los sensibles corazones de la ya consternada aula.

—Su. . . ¿Sucumbe?— Inquirió nervioso Midoriya, el tono le temblaba en la garganta y Bakugou pensó que más imbécil no se puede ser

Hasta que . . .

—Muere

El kanji que ha escrito el profesor Aizawa a la par que dejaba caer el balde de agua congelada hace énfasis y les abofetea la cara. Se hizo un sonido sepulcral apenas atenuado por un chasquido de lengua perdido entre las filas de pupitres.

—Examen sorpresa.

Golpe de gracia, y así terminó por rematar, mejor que cualquier villano con los que se hayan enfrentado, y sin pizca alguna de tacto los ánimos de los aspirantes a héroes.

[ . . . ]

Alrededor de quince minutos posterior al inicio del examen, incluso el mas imbécil de la clase sabía que esta prueba sería un verdadero desastre y no solo para él. Desde algunos puestos de distancia podían verse las venas de Iida palpitando marcadas en su frente, reclamando respuestas a riesgo de un derrame o cargarse un número desconocido de neuronas en el proceso.

Repentinamente, cuando toda fe había muerto ahí por el reactivo tres, resucita encarnada en el poseedor del Quirk de las explosiones asesinas, quien se ha levantado sin mediar palabra y dejando detrás una estela resplandeciente, demasiado brillante para los pobres peleles cautivos a sus asientos, entregó el demoníaco examen para después dejar el salón a paso tranquilo.

Que temple. Piensa Kirishima protegiendo bajo el brazo sus ojos bañados en lágrimas de admiración. Bakugou deslumbra cual *Prometeo descendiendo de los cielos con la llama de la sabiduría en su mano derecha.

[. . .]

El camino a los dormitorios se antojó eterno y solitario, durante toda la travesía desde las aulas hasta el patio apenas vislumbró una o dos almas, maestros que trotando con una pila de papeles bajo el brazo tomaban en dirección contraria el camino por dónde él vino; lo que le lleva a la conclusión que la academia en su totalidad debía estar bajo la amenaza de estos "exámenes sorpresa" que bien podían ser llamados, en su opinión, mecanismos de tortura.

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⏰ Última actualización: Nov 01, 2017 ⏰

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El extraño caso del termostato resfriadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora