Capítulo 8.2: Resaca

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Canela me pidió copias de los videos. Los videos que me recuerdan una época donde la vida nos sonreía, hasta que ella decidió que ya no estaba a gusto. Videos que me hacen revivir la sensación que me dejó en el pecho cuando cobardemente decidió no pelear por lo que teníamos. Decidió no decirme cómo se sentía para darme la oportunidad de corregirlo. Esos videos que no volví a ver nunca más. Esos que deben estar en algún rincón de los veinte mil terabytes que tengo archivados en la nube.

Me remuerde la conciencia. Hace ocho años que me pide alguna copia y nunca siquiera intenté encontrarlos. Deberían estar ahí. La policía intentó aplicarme la muerte virtual deshaciéndose de toda evidencia de mi existencia, pero yo cubrí esas huellas para quedarme con algo que no pensaba volver a tocar hasta que decidiera borrarlo definitivamente. Hasta ahora no pude por más que lo intenté. Creo que en cuanto me la saque de mi sistema, voy a poder hacerlo.

Tal vez podría hacerle unas copias si los encuentro.

Me siento culpable porque siempre le dije que no hacía falta que ella las guardara ya que conmigo estaban a salvo. De todas maneras no habría sabido ocultarlas de la policía. No en aquella época al menos.

Doy vueltas en la cama de un lado al otro sin poder dormir. Aflojo. Decido contárselo todo y prometer buscarlas. Necesito descansar para encontrarme con Cinnamon18 esta noche y si sigo maquinando el bocho, no voy a poder.

Me levanto de un salto para ir a resolverlo y cuando estoy por salir al pasillo escucho al otro lado de la pared que Canela pega un grito.

Me arrimo. Está con alguien. ¿Por qué siempre termino como un desquiciado tratando de oír a través de las paredes de esta suite? Me importa un pito y no escucho más a mis pensamientos para oír bien lo que pasa del otro lado del cuarto.

No distingo bien qué dicen hasta que empiezan a darse instrucciones en voz demasiado alta para lo que está sucediendo.

—Despacito... —¿¡Despacito qué?!—, despacito... así... Cuidado que me vas a hacer explotar. Sabés que con esto tan caliente vamos a explotar más rápido... salvo que hagamos cortocircuito con lo húmeda que estoy —dice agitada.

¿¡Qué!?

—Ay Canela, sei magnifica!

¿Magnífica por qué?

Préndelo, eso, préndelo così. Laggiù così.

¿Más abajo?, ¡tiene que estar en los pies! Decime que son los pies.

Prende con firmeza questo tronco.

¡Tano degenerado! ¿¡Cómo pudo exigirle algo así por una travesura inocente!?

¿¡Qué!? Todavía ni se enteró lo del mamut. ¡Además está más fresco con éste calor! Deberíamos ser los héroes y no los fugitivos.

Pero ¡¿qué digo?! ¡Ni si lo hubiéramos extinguido por segunda vez, tiene derecho a demandar algo así!

—Stefano, con cuidado, no te emociones que no sabemos cuánto tiempo más va a estar parado esto.

¡Ah! ¡Pero con qué devoción paga sus deudas!

Non ti preocupare. Abbiamo un momento di più.

¡Un momento más y tiro la pared abajo tano abusador!

—Sacala Stefano, pero no la sacudas que explotamos. Si no, la saco yo.

¡Ay! ¡Pero qué hija de pu...! ¡Conmigo no hacía esas cosas!

—Ya acabo pronto.

Te voy a cortar el chorro tano hijo de...

Golpeo la pared con frenesí.

—¡Oigan pedazos de p... pajeros! ¿¡Pueden bajar la voz!?

😈😈😈

¡¿Pueden creer lo que hicieron?!!

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