❃Capítulo 8

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La puerta no cedió. Empujó, jaló, pero ésta no mostró señal alguna de brindarle el paso dentro del aposento de Loki.

— Loki, ¿estás bien? —dijo Fandral sin alzar demasiado la voz y con un tono angustiado, no rindiéndose ante la puerta cerrada—. Por favor, ábreme. Sé que estás ahí.

Un chico de cabellos oscuros yacía en el suelo de la habitación, aturdido por el dolor. Cualquier movimiento se hacía inútil y lo único que lograba era retorcerse y gemir ligeramente, esperando que aquella oleada de dolor frío pasara pronto. Hacía segundos que su mente había dejado de crear la ilusión que se movía fuera del castillo y ahora le era casi imposible creer el escuchar golpes en la puerta y la desesperada voz de Fandral. Algo dentro suyo pareció aliviarse, no pudiendo levantarse pero sí arrastrarse con cierta dificultad hacia la puerta, susurrando el nombre de quien esperaba afuera. Estuvo frente a ésta, a punto de estirarse para no seguir privándole a Fandral el verle, pero reaccionó antes de hacerlo.

No. ¿En que estaba pensando? ¿Por qué habría pensado que sería el momento de darle a Fandral el derecho de la verdad? Confiaba, pero no lo suficiente. Se dio la vuelta costosamente y sin dejar de presionar su fuente de dolor, dejando caer su espalda contra la puerta. No quería preocupar al rubio, pero había muchas cosas en juego.

— No, Fandral —"no estoy bien"—. Vete de aquí —pronunció secamente, tratando de esconder los vestigios de su muy reciente sufrimiento.

Fandral suspiró al obtener respuesta, aunque cuando ésta fuese negativa. Dejó su puño contra la puerta a la vez en que recargaba su frente en la misma, como si aquello significara la cercanía con Loki.

— Haces muy bien al honor a tu título, pero me temo que ya no cederé. Loki, tienes que decirme que está pasando contigo. Ya no es normal —suplicó, realmente siendo su cabeza un torbellino de pensamientos preocupados. Loki tenía algo y al menos ese hecho ya no podía esconderse ante sus ojos.

— No puedo —dijo a duras penas, después de haberse mantenido con los ojos cerrados y concluyendo con un rotundo suspiro. En verdad que no podía, aún no.

Fandral buscó dentro suyo, buscando cualquier palabra que podría usar para convencer al azabache de lo contrario. Ya notaba en que plan se encontraba Loki y tenía que hallar la forma acertada de poder llegar a algo en aquel momento. Hubo un silencio mientras pensaba en que contestar, pues temía que si insistía con las mismas palabras Loki le contestaría ignorándolo, sin embargo, en esta ocasión Loki prosiguió el habla.

— Si tanto me amas, Fandral... confía en mí —dijo Loki, un tanto dolido por hacerle pasar aquello a su amante—. No le digas a nadie —su lastimosa suplica le hizo llevar su vista hacia el abdomen que aún presionaba. Alzó lentamente la delgada prenda superior, dejando ver aquel tinte azul que nacía de su ombligo. Era tan doloroso, pues su forma aesir no le permitía seguir plenamente con aquel bebé que vivía dentro suyo. Sabía que tenía que optar por dejar que su ser jotun se apoderara de su cuerpo para dejar de sufrir aquellos dolores, pero si lo hacía, daba rienda a que el pequeño dentro suyo se desarrollara rápidamente, y lo que menos quería ahora era que se le acabara el tiempo de pensar bien sus acciones y planes.

— Loki, déjame ayudarte —dijo Fandral, casi rendido, dando un suave golpe a la puerta. Sabía que era algo serio, y Loki sólo le daba un camino a elegir. ¿Qué debería hacer en esos momentos tan abrumadores?

— ¿Recuerdas la noche... que pasamos juntos? —Loki recargó por completo la cabeza en la puerta, mirando hacia arriba para que las inminentes lágrimas no le nublaran la vista—. Sólo tú y yo. Sin preocupaciones, sin nada que nos amenazara la calma. No habíamos probado lo que eran los verdaderos problemas de la vida... —su voz empezaba a menguar conforme proseguía, y al otro lado de la puerta, Fandral deseaba que no existiese ni un centímetro que le separara de Loki.

Inestable [FrandralxLoki]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora