EL SEGUNDO

145 19 9
                                    

El segundo

Lo bueno de los años es que curan heridas, lo malo de los besos es que crean
adicción.

Siete Crisantemos, Joaquin Sabina

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------



Aquella mañana era como cualquier otra, lánguida y aburrida, un despertador sonando estridente y la voz de una madre gritando desaforada. Esa mañana, una mañana común y corriente, una mañana que no parecía tener nada especial, había sido el inicio de todo.
Como casi todos los inicios, había un factor de suerte , o algo que podría llamarse destino; pero aquel día viernes Hinata se había despertado temprano,y había escuchado cuando su madre gritó, y también escuchó los pasos apresurados de su hermana retumbando en el piso de madera del corredor. Escuchó la alarma volver a sonar, y la forma en la que aquella mañana, que parecía como cualquier otra,  iba a cambiar.

Se levantó con bastante pereza a pesar de ser siempre un adolescente tan enérgico, restregándose los ojos, sintiendo que la luz que se colaba por la ventana le lastimaba la vista haciéndolo sentir incómodo, y entonces, el sonido intenso de su ridículo ringtone con motivo de videojuego lo hizo abrir los ojos de golpe sintiendo una temporal ceguera. La pantalla tintineaba y el pelirrojo miraba aquel aparato como si fuese un neandertal que en su vida había visto otra luz que no fuese la del fuego. 

Mientras se acomodaba algo ansioso el cabello y lo revolvía con los dedos, el celular volvió a sonar, y otra vez, y Hinata sintió que le bajaba la presión de repente y que podría caerse al piso en cualquier instante. Tal vez estaba siendo un poco dramático esa mañana.

A pesar el impacto recibido por los primeros segundos, nada de eso ocurrió. Hinata estaba con el celular en la oreja,  parpadeando repetidas veces mientras escuchaba la otra voz que, para su sorpresa, sonaba bastante suave, muy diferente  al tono mala onda que solía utilizar.

"Hinata, no llegues tarde" decía la voz bastante fastidiada, pero con una carga enérgica peculiar para esa hora de la mañana..

- ¡Estoy despierto, BAKAYAMA-. Gritó de repente Hinata, exasperado, y  el silencio de la llamada terminada lo puso aún mas nervioso. ¿Por qué Kageyama lo había llamado cuando ni siquiera le mandaba un asqueroso mensaje de texto el día de su cumpleaños? Su cabeza era un lío y si bien había creído que después de dormir su mente se despejaría, su peor pesadilla se materializaba en forma de un armador gruñón y gruñón. No sabía por qué pero se sentía mucho más inquieto desde el día anterior,  como si de repente el estómago se lo hubiese anudado y el nudo cada vez se apretaba más .

Con sólo recordar lo que había ocurrido el día anterior, Hinata ya sentía que se le subía la adrenalina al cuerpo y que el termostato se le disparaba . Sabía que era imposible que algo como eso hubiera ocurrido, pero si Tsukishima lo había enviado, era evidente de que era cierto. Habían muchas cosas cuestionables sobre el rubio central, pero definitivamente su inteligencia y sinceridad eran innegables.

Después del entrenamiento, cuando Hinata estaba volviendo a su casa, un mensaje le llegó con un print de pantalla de una conversación. Podía reconocer el grupo, era el del equipo, él mismo estaba allí, pero lo que llamaba la atención era que aquella ventana mostraba la forma en la que estaban registrados los contactos. Daichi tenía la imagen de un cuervo detrás, Suga una escoba , Asahi una llama, y su nombre tenía un corazón. Parpadeó varias veces, una tras otra, y debajo , Tsukishima agregaba en el mensaje enviado " Adivina adivinador, quién te puso el corazón?". Tsukishima era bastante conocido por su forma ácida de ser, si tenía la oportunidad de joderlo, seguramente lo haría, pero una vez sembrada en él la semilla de la duda, todo comenzó a descontrolarse. Sus pensamientos se volvían remolinos interminables de dudas, hipótesis y sobre todo, caos.

El segundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora