Capítulo 1.

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Flashback.

¡Sueltame!-Grité entre risas.
¡Nunca!

Jake me estaba sosteniendo entre sus brazos y comenzó a dar vueltas hasta hacerme marear.
Voy a vomitar, idiota. - Reclamé.
Gracias pero no quiero tus vómitos– Dijo mientras me dejaba en el suelo.
Te dije que me soltarás. Ahora la cabeza me da vueltas.
Me tambaleé y caí en la cama.
–Y yo te he dicho que nunca te soltaré.–Jake se tumbó a mi lado.– Porque jamás dejaría escapar a una preciosidad como tú. Tal vez, nací para amarte.

Sus palabras me conmovieron una vez más. Su espontaneidad siempre hace que mi corazón se acelere como la primera vez que nos conocimos.

–¿En qué piensas, Jess?
–En nada. –Sonreí.
–Ya, claro. Seguramente estabas pensando en tu amante. Si vas a dejarme, hazlo ya.– Giró, dándome la espalda.
–JA, JA, JA, ¿qué dices, idiota?– Reí y traté de hacer que girará para estar cara a cara de nuevo.
–No, no me toques. Me siento sucio y utilizado. –Dijo ofendido y eso me causó mucha gracia.
– Eres un idiota, sabes que jamás haría eso.
–Lo sé, es por eso que me enamoré de ti. – Por fin se dió la vuelta y me tocó la mejilla con ternura. –Te quiero.

Ambos nos miramos fijamente a los ojos y nos fuimos acercando hasta juntar nuestros labios en un cálido beso.
–Tal vez, yo también nací para amarte. –Y volví a besarlo.
***

–Jess, ¿vienes esta tarde a mi casa?-Preguntó Nora.
–¿Qué? Ah, claro.
–Vale, ¿qué he dicho?– Mierda, me había pillado.
–Emm,... Ya sabes,... Algo sobre...
–¿Sí...? –Se cruzó de brazos.
–Vale, lo siento, no te estaba escuchando.
–¿Por qué no me sorprende?
–Ya te he dicho que lo siento, ¿vale? –Me quejé.
–¿Que te ocurre? Estos días has estado algo rara.– Se acercó a mi oído para susurrarme.–¿Te ha venido la regla?
–¿Qué? No. Solo, tengo demasiadas cosas en la cabeza, eso es todo.
–Otra vez él, ¿no es así?

Antes de responder miré hacia el pasillo y ahí estaba Jake sonriendo a otra chica que no era yo. Nora se percató de a dónde miraba.

–Cariño, han pasado seis meses desde la ruptura, ¿por qué sigues pensando en ese miserable? –Nora cogió la silla que se encontraba a mi derecha y se sentó.

–Porque creo que soy una masoquista.
–Eres idiota.
–Y ahora es cuando me explicas porque soy una idiota cuando soy una chica aplicada. –La miré con una ceja encarnada.
–Si no fuera porque eres mi mejor amiga, te estrangularía como Homer hace con Bart. Mira, hoy vienes a mi casa, pediremos una pizza, haremos palomitas, beberemos cerveza y veremos una peli, la que tu quieras.–Dijo apuntándome con sus dedos como si de una pistola se tratase.
–Vale, vale. Me rindo. Puedes secuestrarme, torturarme y tirar mi cadáver cuando te apetezca. –Levanté las manos en señal de rendición.
–Así me gusta. Que saques tú irritante sentido del humor.
–Sabes que soy adorablemente irritante.
–Lo sé, y a veces me das dolor de cabeza.
–Que pena. –Me burlé. –Vámonos, los demás nos estarán esperando.

Rápidamente Nora y yo salimos en busca de nuestros amigos en el aparcamiento.
–Ya era hora. –Dijo Keita.
–Lo sentimos. Tuvimos un percance.–Me disculpé.
–¿Te estabas cambiando el tampón?–Preguntó Nikko.
–¿Qué? ¡No!– Le di un leve golpe en la cabeza.
–¡Auch! ¿Sabes que eso es maltrato, verdad? –Reclamó.
–¿De qué? ¿Animal? Tal vez. –Me reí.
Todos los que nos encotrabamos ahí estallamos a carcajadas ante la cómica situación.
–Vale, te lo dejo pasar por esta vez. –Dijo Nikko pasando su brazo alrededor de mis hombros.
–A propósito, ¿dónde está Rae?–Preguntó Nora mirando a los alrededores.
–Dijo que la esperaramos aquí porque nos tenía una sorpresa.–Respondió Keita.
–Hablando de la reina de Roma, ahí viene.

Todos miramos en la dirección en la que miraba Nikko. Sinceramente creó que no fui la única que se quedó con la boca abierta.
Rae, se acercó hacia nosotros en su nuevo vehículo.

–Hey chicos, ¿qué os parece? –Dijo bajándose del vehículo.
–Joder.–Dijimos todos a la vez.
–Pedazo de Jeep Comander.–Dijo Keita.
–Gracias, es un regalo de graduación adelantado de mis padres.
–Quiero unos padres así.–Afirmó Nora.
–Y yo. –Dijimos Nikko y yo a la vez.
–¿Otra vez? Chicos, a veces parecéis un dúo cómico.–Se rió Rae.
–No lo somos.–Dijimos a la vez.
–Chicos, sí que lo son.

Nikko le pego en la cabeza y este se quejó.
–¿Qué? Es que lo parecéis.
–Cállate.–Ordené.
–Bueno, dejando el tema, ¿nos vas a llevar en tu Jeep, sí o no?– Preguntó Nikko.
–Claro, por eso lo he traído.–Todos gritamos de la emoción. –Venga, subid.

Keita se sentó en el asiento del copiloto y Nora, Nikko y yo nos sentamos atrás.
El olor a coche nuevo inundó mis fosas nasales. Es increíble que los padres de Rae le hayan regalos este coche. Aunque no debería sorprenderme demasiado sabiendo que ella proviene de una familia de bien. A pesar de que ella es una chica de alta clase, es muy simpática con las personas que no son de su misma categoría, es por ello que la considero una de mis mejores amigas.

–Para celebrar el inicio de las vacaciones de Navidad, ¿vamos al cine? Hay una película de acción que parece tener buena pinta.

Todos aceptamos encantados la propuesta de Keita al instante.

Keita, es un chico japonés que vino hace un par de añosa nuestro instituto. Recuerdo que la primera vez que lo vi en clase de química, me parecía un poco antipático. Pero a medida que lo fui conociendo descubrí que era todo un caballero y muy amable con todos.

Media hora más tarde nos encontrabamos en la gran plaza y fuimos directos a la taquillera del cine a comprar las entradas.
Durante el camino todos contamos las anécdotas de nuestras clases.

–Entonces la profesora se puso a bailar salsa en mitad de la clase y yo pensando "¿esto es una clase de lengua o salsa?"–Contó Nora.

Nora, mi mejor amiga. Nos conocimos  en tercero de primaria, aunque no era conciente de su presencia. En realidad fue en cuarto de primaria cuando empezamos una amistad y a día de hoy ella y yo seguimos juntas e incluso nos vamos a graduar en el mismo instituto. Ella ha estado conmigo tantos años, ha visto mis mejores y peores momentos, incluso vivió mi "romance" com Jake.

Estaba tan metida en mis pensamientos que no me di cuenta de que ya habiamos llegado a la taquillera del cine.

–Hola, buenas. Quiero cinco entradas para Skyscraper, por favor.–Dijo Nikko.
–Serán $25, por favor.
–Aquí tiene.–Le entregó el dinero a la chica que estaba detrás de la ventanilla, y ella le entregó las entradas. –Chicos, hoy invito yo al cine. Denada.
–Nikko, a veces eres un encanto. –Dijo Nora abrazandolo.
–Gracias Nikko.–Agradecí.
–No hay de qué señoritas.
–¿Yo también soy una señorita? –Se burló Keita.
–La más hermosa.
–Gracias, guapo. –Keita le guiñó un ojo a Nikko.
–Denada, amor mío.
–Está noche haremos cositas, ¿no?
–Oh, sí por supuesto.–Dijo con tono sensual.

Nora, Rae y yo no parabamos de reír con las bromas de Keita y Nikko. Cuando estos dos se juntaban, no hay quién los detengan, ambos tienen un sentido del humor bastante similar.
Pero sin lugar a dudas Nikko es el más  payaso. Nikko y yo prácticamente, crecimos juntos, ya que nuestras madres eran amigas en el instituto.
Nikko, es un chico atento, gracioso y carismático. Sobre todo es una persona que parece nada lo afecta, o al menos eso parece. Es un gran chico. Y cualquier chica estaría feliz de tenerle a su lado.

Tras terminar la película, fuimos a por algo de beber a un bar que estaba por la zona.

–Oh no, ¿cerveza? –dije con disgusto.
–Por supuesto que sí, Jess.
–¿No podemos simplemente beber un refresco como la gente normal?
–Eso es aburrido, además la gente normal y de nuestra edad experimemta con las bebidas alcohólicas.
–Vaya mierda.
–Es lo que hay. Nuestra sociedad se podría definir en una frase como la de “comer o ser comido”.
–Keita, a veces eres odioso.
–Pero soy tu odioso amigo, un poco más de respeto.

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⏰ Última actualización: Aug 12, 2018 ⏰

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