XXIX

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"Cuando la oscuridad se convierte en amanecer, el principio se come al fin, la oscuridad y el amanecer son belleza"


La vio llorando por su muerte, después de haberlo traído al ser encerrado en el orbe y ser lanzado al rio pensó que ya no habría más pena, pero la verdad era innegable al ver como Seth le había cortado en pedazos arrojándolos por el desierto, Isis lamentaba su desagracia aun así con aquella solemnidad partió por todo el mundo en busca de los fragmentos que alguna vez formaron a su esposo.

Quiso ayudar, pero la verdad oculta no se lo permitió, la cabeza de chacal que aún seguía portando como el castigo de aquel pecado del que había sido engendrado seguía presente como si apenas fuese ayer cuando el mismo Osiris se la hubiese entregado, no obstante Osiris ya no estaba y al mismo tiempo siempre seguía con él, y le hacía lamentarse por la suerte de su verdugo, aquel que le había confinado en el olvido sin querer darle oportunidad de reconocerle como hijo propio.

Seth ahora gobernaba, pero ni Nefthys pudo evitar el llanto amargo ante la muerte del sucesor de Amón Ra.

Anubis miro el sol ponerse en el alba, un naranja estacionándose entre los manglares el recuerdo le inundo de nostalgia, la sentencia había sido hecha cuando su rostro tomo la forma del que engendro el pecado, una cabeza de chacal debía de portar ocultando la verdad del Dios Osiris, aquel que representaba el lado bueno, la regeneración, la fertilidad de la tierra y que había enseñado a su pueblo a cultivar los campos, aprovechando las inundaciones anuales del Nilo, como también enseño el segar y recoger la cosecha para alimentarse había caído ante el pecado de haber tomado la mujer de su hermano confundiéndola con su propia esposa dándole vida al Dios que representaba la unión de la dualidad de Nefthys e Isis.

Protegida por siete escorpiones, viajando por el Nilo en una barca de papiro los cocodrilos hacían reverencia a la diosa al verla pasar, Isis ya no le necesitaba como compañero de viaje después de la tragedia que les deparo, siendo que había recorrido todo el Nilo hasta Byblos para encontrar el cofre que yacía en el arbusto de tamarisco que se había vuelto el pilar del techo del palacio del Rey de Malcandro solo para que cuando llegase a Egipto la tragedia nuevamente le empalmara.

Había dejado el orbe oculto en el pantano Delta para acudir con Buto en busca de Horus solo para que a su regreso el estridente eco de la risa de Seth le recorriera los tímpanos al ver como el cuerpo de su esposo ya no estaba consigo.

¿Ese era el castigo que Osiris se merecía? No lo sabía, Seth reinaba ahora, si, sentía lastima por Isis ante el nuevo camino que debía de recorrer en busca de ese hombre, pero no podía decir lo mismo por como los hechos se habían suscitado siendo que su Padre de nombre había hecho pagar inconscientemente a su verdugo sin querer al cegarse por los celos y el deseo de obtener el trono que tanto decía merecer portar.

Una lagrima cayo, vio a Nefthys llorar frente al rio Nilo por la pérdida del hombre que le hizo tener un hijo que arrojo como basura ante la deshonra que representaba para su esposo.

Pronto la noche se estaciono ¿Acaso Nut dejaría salir al sol después de la pérdida de su hijo?

Realmente no le importaba, ese no era el mundo al que pertenecía después de todo solo era el absurdo en la creación del pecado que se hacía escuchar de vez en cuando entre la boca de los hombres que no temían a la ira de Seth.

Esa noche los hombres durmieron temprano, el horror seguía en sus corazones y mentes, la risa de su padre al cortar a su hermano en partes aún seguía resonando, mientras que en la cabeza de aquel Dios una idea empezaba a surgir dando inicio a una aberración más grande que la suya.

The Soul →【Blindshipping】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora