«Stay close to me» [EN EDICIÓN] Viktor Nikiforov x lectora

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Recuerdos agridulces

Al dormir me encontraba en un sueño profundo donde apareció fugazmente una imagen de Cinque Terre* y me recordó a Christophe.

Y no es lo que piensan, es mi amigo, el mejor que he podido tener, siempre me apoya, me levanta los ánimos, sabe lo que quiero y cuando lo quiero, me conoce como nadie lo ha hecho y siempre me hace sonreir.

Flashback
Hace 4 años.

Iba corriendo por las calles de Venecia (Italia) bajo la lluvia tormentosa que acompañaba las lágrimas que caían por mi rostro y eran disfrazadas por la gotas de agua que emanaban del cielo y caían estrepitosamente como los latidos de mi corazón.
Nada importaba en ese instante, ni la lluvia, ni la luna llena escondida entre las nubes grisaseas del cielo, ni siquiera el hecho de que corría velozmente fuera de ese lugar en plena tormenta con la probabilidad de atrapar un resfriado.
No pensaba en ese momento sólo quería que todo fuera mentira, un mal sueño, que nada de lo anterior hubiera pasado.

Al dar la vuelta en una esquina logre ver el gran edificio en el que él se hospeda, no quedaba nadie más a quien acudir en ese momento, Mila no llegó a la Grand Prix y no vino a apoyarme por estar en Rusia con su novio y Sala estaba con Micky en algún lugar de Italia y Yuri no le toco en esa parte del mundo, la sección senior estaba en Japón.

Aparte de ellos era el único al cual podias recurrir en ese momento, no le diste importancia a tu apariencia bastante deplorable, tus ojos rojos y debajo de ellos pequeñas pecas que se forman cuando lloras demasiado, tu ropa toda mojada y desacomodada por correr y tu cabello mojado como si te hubieran tirado un balde de agua encima y despeinado por el viento, tu nariz roja por el frío que sentías al correr en la lluvia.

Entré al edificio y sin mirar a nadie, sólo viendo fijamente mi camino, estaba agotada así que tome el ascensor, estaba vacío afortunadamente ya que era muy noche las 11:30 p.m. para ser precisos.

Salí en el piso 7 y busqué la habitación 218, y cuando estabas frente a la puerta no esperé más toque la puerta esperando que el se encontrará ahi.

Se abrió la puerta mostrando a un rubio suizo con sus lentes que lo hacen ver mejor. Al verte se sorprendió ya que no avisaste tu visita y el estado en que te encontrabas.

No espere un segundo más y me lance a sus brazos para llorar en su hombro abrazandolo como si fuera mi salvavidas mientras me ahogaba en un mar atormentado.

Eso es lo qué él era en esos momentos, mi salvavidas, quien me sostendria para mantenerme a flote y no dejarme caer en el mar abismal.

No dijo nada, solo cerró la puerta de la habitación, correspondió mi abrazo con un poco de fuerza permitiendome ahora sí quebrarme en llanto. Me llevó ala pequeña sala que había en la habitación y sólo se quedo acariciando mi espalda en forma de consuelo sin decir una palabra, lo cual agradezco ya que no necesitaba sermones ni platicas motivaciones sin sentido o palabras de aliento sin destinatario atento ni mucho menos consejos inútiles de autosuperación.

No necesitaba eso y él lo comprendía, apreciaba su silencio, su paciencia y su comprensión.

Después de una hora de llanto me tranquilice y decidí leventarme de su hombro limpiando mis lágrimas con el dorso de mi mano pero el las retiro suavemente mirandome a los ojos y él las limpió con la yema de sus pulgares.

Después de calmar mi respiración decidí contarle porque a pesar de que no preguntó ni dijo nada tiempo atrás tenia la duda de porque me encontraba en esta situación.

___: C-chri-is yo.- intenté no volver a caer en llanto, de seguro tengo los ojos demasiado rojos al igual que mi nariz y ni se diga de mis mejillas, deben de estar cubiertas de pecas.