¿Qué puede hacer que una persona haga cosas distintas a lo habitual?, cosas... no muy buenas. El dolor es un gran detonador, puede generar melancolía, alegría, confusión, ira... esta última es lo que puede hacer que uno cambie sus hábitos, sean buenos o malos, no hay nada más potente y volátil que la ira. Dicen que uno nunca debe tomar decisiones estando molesto, uno no sabe de lo que es capaz, hasta que te das cuenta.
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Eran cerca de las seis y media de la mañana, era día de escuela y en menos de diez minutos iniciaría la rutina habitual en la casa Loud, lo cual generaría un alboroto y un escándalo, nada fuera de lo normal. Como si fuera un reloj, Lori fue la primera de las hermanas en levantarse, entre diez hermanos, tenía que estar a las vivas para poder hacer sus necesidades, principalmente, el asunto del baño.
Una casa con trece personas (Daniel no tiene necesidad de ir al baño asique no cuenta), y un solo baño, no es precisamente una buena situación, he de ahí que Lori desarrollara un reloj natural para ser la primera en levantarse, y, por ende, la primera en usar el baño.
Entro instintivamente al baño y se percató de que de hecho ya había alguien adentro, solo basto con ver su cabello castaño y desarreglado para saber quién era.
– Lori, buenos días, si tienes asuntos importantes que atender, en un momento salgo, solo déjame arreglarme el cabello. – Daniel no se veía muy bien, tenía unas ojeras muy marcadas, el cabello bastante enmarañado, e incluso su ropa se veía sucia y desgastada.
– Oye, ¿estás bien? – dijo Lori señalando a lo maltratada que se encontraba su ropa.
– ¿hmmm?... ¿hablas de esto?, no es nada, he usado mucho tiempo esta cosa que creo que ya la rompí un poco, ¿no crees?... luego se lo daré a Leni para que lo remiende. –
– Puedo dárselo yo si quieres, bueno, puedo dejarlo en mi cuarto y recordarle que lo vuelva a coser. –
– ¿En serio?, gracias Lori, eres un amor, te pido de favor que le digas que la cosa lo antes posible aun no es día de lavandería y ya me he quedado sin ropa limpia, creo que incluso dormí con esta cosa... – Daniel parecía estar un poco desconcentrado hoy, desvariaba mucho al hablar, Lori esperaba que esto no fuera a causa de lo que sucedió con la caja de música.
Al momento de retirarse la gabardina Lori noto tres cosas, uno, Daniel no llevaba nada debajo de la gabardina/sudadera, dos, Leni no mentía cuando decía que él tiene un cuerpo muy fornido para tener la misma edad que Lincoln y tres lo que eran los brazos y hombros, estaban llenos de cicatrices, parecían ser de quemaduras, otras de cortes, había tantas que era difícil reconocer de qué era cual.
– Valla... ehmmm... no mentías cuando dijiste que no usabas nada más. –
Daniel se quedó viendo a Lori por un momento. – Bueno, me gusta usar sacos, sudaderas y gabardinas todo el tiempo, pero también quiero estar fresco, por lo que no suelo llevar nada más debajo, es cómodo. –
Daniel hizo entrega de su gabardina a Lori para que la pudieran arreglar, y cordialmente se despidió para que ella pudiera usar tranquilamente el baño. – De nuevo, gracias Lori... – Daniel era un muchacho muy agradable, al parecer fue tal y como Lincoln les había contado tiempo atrás, un amigo con gran potencial, lo único que Lori temía, era el trato que habían hecho con él al conocerlo, hasta ahora, ya nadie en la casa lo odia, no como al principio, y claramente dijo que cuando lo quisieran se marcharía. No se había acostumbrado finalmente a él solo para que se fuera así como así de su vida.
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Déjalo morir
RandomDaniel, el dios de la muerte, buscando una compañía amigable, cruzara su camino con un joven peliblanco de un pueblo llamado Royalwoods, tras un encuentro no planeado, nuestro amigo no muerto buscara ayudar a su nuevo amigo y a su familia.