Capitulo 7

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Algunas veces, es mejor no vengarse.

Otras veces, la venganza no sale como lo esperas.

Y en ocasiones, el objeto de tu venganza, te puede dar una patada en las bolas.

**

¿Que pretendía?.. ¿Que se pensaba?.. ¿En algún momento ella le dio a entender que, de su frente colgaba un cartel que decía: Soy una mujer facíl?.

Viéndole a los ojos, sonriendo amablemente. Lilibeth. Contemplo como el rostro del Capitán Daniel Jackson. Fue de confusión como de inmediato de dolor. Su rodilla derecha, había dado justo en las partes más preciadas del Capitán.

―Olvídese de eso, capitán, yo nunca sere una mujer facíl.

Daniel, literalmente vio pajaritos volando sobre su cabeza. Cayo con las rodillas juntas y entre ellas su mano derecha. Sobándose donde el golpe fue ocasionado. Lilibeth, lo vio retorcerse del dolor en el suelo, mientras balbuceaba unos cuantos insultos.

―Maldita..Joder como duele...mierda.

Por primera ves en la vida. Lilibeth, reacciono con violencia. Pero, el que, su anterior amor, escogiese a su hermana y ahora ese tal capitán, la toquetease, no ayudaba con su poca paciencia. Al final, saco el demonio que lleva por dentro.

―Buenas noches, Sir.

Tomo su largo vestido por la falda, enrollando y subiendola hasta las rodillas. En ambos lados con sus puños apretados. Haciéndole más fácil el desplazamiento de sus pies. Bajo los escalones de la pequeña casita, e ignoro al hombre que estaba prácticamente llorando del dolor.

¡Como si ella no tuviese un dolor mayor!

Aun su rabia y enojo, no habían cesado. Se sentía, extraña. Sentía que estaba por destrozar todo lo que se le atravesara en el camino, si no llegaba a controlarse. Era capaz de todo y más. Llego a un largo y poco alumbrado pasillo conocido para ella. Uno que daba a la salida trasera del castillo. Se apresuro, para que nadie notase que se iría sin decir nada.

Cuando iba a mitad de camino, logro divisar una figura alta, de cabellos claros. ¡Michael!. Sintió que su rabia se disipaba, tuvo sentimientos encontrados, la tristeza y el ser consolada. Derrumbaron la ira y la furia. Esta ves no apresuro el paso, ¡Corrió! como nunca en su vida. Para alcanzar al Marques de Tayrel.

Las lagrimas salían mientras ella corría, con la misma velocidad. Grito:

―¡Michael!

Haciendo que el marques, se girara, e impresionado le mirara. El estaba en ese pasillo, tratando de controlar su enojo, tratando de no ir a ver lo que anterior mente presencio.

Ahora, ante el corría a su dirección. Una Lilibeth desesperada y asustada.

―"Si ese maldito le hizo algo, lo matare"― ese fue el pensamiento de Michael.

Solo faltaban dos pasos, los cuales Lilibeth no dio, ya que, pego un salto y se lanzo, con los brazos abiertos. Con una simple idea. Refugiarse entre el pecho del Marques. Y así lo hizo. Eso tomo por sorpresa al hombre, que al reaccionar, escucho los llantos de la joven. Lo abrazaba con demasiada fuerza, sentía las uñas de ella clavándose le, en el traje. Al mirar hacia abajo, lo envolvió, ese color plateado de su largo cabello.

No pudo resistirse, la rodeo con sus fuertes brazos, el nunca había abrazado ni a su propia madre. Se diría que es torpe para dar cariño. Pero en ese momento supo que hacer. Solo dejarse llevar.

―Cálmese por favor.

Lilibeth, hipaba del llanto.

Michael, acariciaba el cabello de la joven. "Tan sedoso, tan bonito". Su mano inconscientemente, acariciaba, la nuca de Lilibeth, la coronilla, le masajeaba los hombros. Todo con tal de tranquilizarla. De un momento a otro, se detuvo el llanto. Ella alzo la cabeza con ojos rojos, vio los azules del marques y dijo:

Las Hermanas de Plata Saga Eternidad IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora