Narra Licht
Escuché como la puerta de casa se abría y acto seguido se cerraba de un portazo seco y ruidoso. Segundos después se podía escuchar como alguien se quejaba por lo bajo mientras arrastraba los pies por el parqué que cubría el salón. Los quejidos y murmullos se hacían mas presentes a medida que el recién llegado se acercaba a la cocina, donde estaba yo.
- ¿Que tal ha ido? - pregunté de espaldas a la puerta, mientras batía unos huevos en un gran bol de plástico.
Escuché como la voz volvía a emitir un sonido de queja y volvía a murmurar algo en voz baja.
- Tix... - me giré hacia ella mientras seguía batiendo.
Tenia la cara y el cuerpo apoyada en el mármol de madera de la puerta, con sus enormes ojos con ojeras mirando al suelo y con las manos metidas aun en los bolsillos, balanceando ligeramente una pierna mientras se aguantaba con la otra.
- Tix, no puede haber sido tan malo... - ella volvió a emitir un sonido de queja.
Antes de que pudiese decir nada, dio un golpe al suelo con el pie, se alejó unos pasos con las manos puestas en la cara y se dejó caer en el sofá.
- ¡Ojalá haberme muerto en el tiempo que he estado fuera, hubiese sido mejor que el ridículo que he hecho! - dicho eso agarró un cojín del sofá y se lo aplastó contra la cara.
- Solo has estado fuera dos horas. ¡No puede haber sido tan malo! - dije para animarla mientras salia de la cocina, aun con el bol en las manos y batiendo.
Pero se me olvidaba que estaba hablando con Tix.
Al terminar mi fallido intento de animarla con palabras, un cojín salió disparado hacia mi cara. Con las manos ocupadas, lo único que pude hacer en ese momento fue esquivarlo moviéndome hacia la izquierda.
- ¡Hey, estoy desarmado! - grité fingiendo estar molesto.
- Ojalá estuvieses sin lengua también... - suspiró y dejó caer su brazo por el borde del sofá.
- ¡Me hieres! - repliqué fingiendo aun, dejando el bol en la cocina.
No esperaba que me explicase que es lo que le había pasado estando fuera, pero lo que si sabia es que un pequeño detalle, o un simple pensamiento inventado por ella misma, era lo suficiente para arruinarle el día entero. Siempre, o al menos desde que yo tengo "el placer" de conocerla, le ha gustado quejarse mucho por todo, sin ni siquiera molestarse a pensar en una solución para un mínimo problema, ni tomar en cuenta los consejos de quienes se preocupan por ella, o al menos los míos. O si por alguna casualidad escucha tu consejo, le sacará mil pegas, incluso si no tienen sentido alguno, o alguna excusa para no seguirlo. En resumen, es una quejica que ama quejarse y que hará lo posible para seguir haciéndolo y así salirse con la suya.
Se que cree que soy un idiota sin remedio y que ha sido maldecida con tener que aguantarme, pero se que en el fondo recuerda el porque y para que aparecí en su vida. Solo que nunca deja que se lo recuerde. Tix siempre está a la defensiva y casi siempre actúa con violencia o nerviosismo, a veces con ambas, y así es muy difícil llegar a tener una conversación donde se pueda llegar a un punto en común, sobretodo conmigo, ya que, por muchos esfuerzos que haga, jamás he conseguido que me tome en serio. Suerte que tengo otros métodos para hacerla feliz.
- ¿Estás haciendo pancakes para cenar...? - dijo detrás de mi, se notaba que estaba intentando ocultar emoción, por mínima que fuese. - Huele bien.
- Se que te cuesta y te has esforzado mucho para salir hoy así que... - le contesté mientras me giraba para mirarla.
Entonces vi a esa malvada y malcriada bola de pelos que tiene por mascota en sus brazos. No pude evitar soltar un grito que no tenia nada que envidiar a los gritos de cualquier película de terror y me pegué todo lo que pude hacia la encimera de la cocina.
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Annoying Light
Teen FictionAparentemente agresiva y con un carácter difícil de tratar y convivir dado a un suceso traumático que sucedió en su infancia, Tix fue desplazada y repudiada por parte de todos, sobretodo por parte de su hermano mayor. Teniendo nada mas que la compa...