TAYLOR
John, aparcó el auto frente a una elegante clínica a las afueras de Los Ángeles. –Llegamos, señorita— me informó bajándose a toda prisa del auto, para ayudarme a bajar.
Una oleada de aire fresco de finales de septiembre sacude mí cabello, el jardín que rodea la clínica está lleno de enormes árboles que lucen sus radiantes copas verdes, a pesar que el otoño se aproxima.
Mi chofer me ayuda a bajar del auto, lo que a esta altura del embarazo es toda una misión.
—Gracias, John. No sé qué haría sin ti— digo alisándome la blusa deportiva
—No se preocupe, señorita Swift. Es mi trabajo. ¿Quiere que la espere?— sugiere
Miro alrededor, hay una fila de autos aparcados pero el auto de Adam no está. No ha de tardar. Me digo a mi misma. –No John, está bien... me llevaran a casa.
Dicho esto John se va y yo entró en la clínica, arrastrando mi bolso deportivo.
Me registro en la recepción y la señorita me pide que entré a la clase, pero Adam no ha llegado así que le digo que esperaré por mi acompañante en la sala de espera.
Me dejo caer en el enorme sofá acolchonado de la sala, y tomó una revista de la mesa de centro.
Pasan diez minutos, quince.... Veinte. Y Adam no llega. Miro el reloj con desesperación y unas terribles ganas de llorar me invaden, y enojo conmigo misma por ser tan malditamente sensible.
La recepcionista asoma la cabeza y me mira con ojos sorprendidos. –Señorita... la clase ya ha comenzado hace un buen rato— me informa como si yo no lo supiera.
Giro los ojos con ironía y siento una oleada de coraje, quiero gritarle a esa chica que ya estoy completamente enterada de que la clase ya ha comenzado, y que además estoy completamente convencida que he sido plantada humillantemente por el padre de mi bebé, el cual es un maldito mentiroso, irresponsable, estúpido y desobligado. Además de que su trajecito purpura es muy irritante y me está provocando un tremendo dolor de cabeza.
Y justo cuando estoy a punto de abrir mi boca para soltar toda mi furia sobre la recepcionista un chico aparece detrás de ella.
Sus ojos azulados se abren al verme. Y por un momento toda la furia acumulada en mí se va.
—¿Qué está pasando aquí, Lucrecia?— le pregunta a la chica del uniforme purpura
—Oh, nada... la se... señorita Swift, no ha entrado en la clase— respondió la chica de vuelta
—Yo... lo siento, creo que mejor me voy— siento el rubor en mis mejillas y tomó mi bolso deportivo. Me siento como una tonta, ni siquiera puedo caminar ágilmente para salir lo más pronto posible de la clínica, en cambio tengo que arrastrar mis pies y colocar una mano en mi cintura para intentar calmar el dolor de espalda.
—Espera, espera...— el chico me toma del brazo, —No te vayas, el doctor Wren me dijo que necesitabas esto—
—Mi acompañante no ha llegado, y no llegará. Tengo entendido que es una clase de parejas— le digo torpemente, estoy tan alterada que ni siquiera sé lo que digo
El chico sonríe. –Yo seré tu pareja.— dice y lo miro confusa. –Soy el doctor Alwyn. Puedes llamarme Joe.
Lo miro de arriba abajo, ¿El doctor Alwyn? Miró la tarjeta que tenía guardada en mi bolsillo. "Doctor Joseph Alwyn" dice al lado de una fotografía de un doctor muy mayor para ser un chico rubio de expresión alegre y despejados ojos azules.
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Mine (TAYVIN) 2da temporada
Fanfiction-Muy bien, ¿Taylor, como te has sentido?- me cuestiono la doctora Hastings, desde que me mudé a Nueva York había sido mi doctora. Se caracterizaba por su fanatismo por la música clásica y su afición a ser un poco entrometida. Me moví incomoda sobre...