La mansión de Moriarty era el lugar más espacioso y lujoso que habías visto en tu vida. No podías imaginarte siquiera el valor de esa propiedad, pero créeme, no había algo que no estuviera en ella.
Al llegar, agradeciste al conductor por el viaje y entraste, apresurada, a la mansión como si fuera tuya, al ver tantas ostentaciones te olvidaste de que en realidad no vivías allí, y la curiosidad te dejo llevar. Cuartos, cuartos y más cuartos, después de pasearte un rato llegaste a la conclusión de que estabas perdida, así decidiste pedir indicaciones.
-Disculpe- Para tu suerte, una mujer, al parecer mucama, estaba ordenando una habitación cerca de ti. Al verte ella se sorprendió.
-¿Puedo ayudarla, Srta.?- Preguntó con suma delicadeza, dejando a un lado sus quehaceres.
-Hum...Estaba buscando a Moriarty, me invitó y bueno, creo que me perdí un poco- Soltaste una risita algo avergonzada, en cambio la mucama sostuvo una expresión de horror y miedo, repentina, de hecho, podías jurar que hasta temblaba un poco.
-¿Us...usted...es la Srta. (T/N)...?- Su voz se había convertido en un hilo, casi inaudible.
-Si y necesito encontrar a Moriarty, ¿Podría ayudarme?- La mucama tartamudeo un poco e hizo una reverencia.
-¡Dis...disculpe, Srta. (T/N)!, ¡No sabía que era usted!- Respondió casi al borde de la desesperación- El Señor Moriarty la espera, sígame, por favor- Ella recobró un poco la voz y te guió, puerta tras puerta, tras pasillo y pasillo, hasta llegar a un gran portón, o algo así. La mucama carraspeo su voz y tocó, para luego esperar unos segundos, y esperar.
-¿Moriarty?- El hombre se encontraba parado frente a la chimenea, siempre de traje, por supuesto, sosteniendo una copa de vino en su mano. Apenas si giro la cabeza para verte, lucia deprimido.
-Señor Moriarty, lo dejo en compañía de la Srta. (T/N)- La mujer hizo una pequeña reverencia, nuevamente, pero ahora mucho más nerviosa.
-Estoy esperándola hace una hora- Su tono era serio y un tanto alarmante.
-Disculpe, Se...señor, yo acabo de encontrarme con...con ella.
-¿Y...entonces...?- Él se giró hacia su sirviente y sus ojos se pintaron de una locura e ira irreconocible para ti- ¡¿QUE SIGUES HACIENDO AQUÍ?!- Acto seguido, el consultor criminal arrojó la copa que tenía en sus manos, rozando el cuerpo de la humilde mujer, quien huyo aterrada al borde de las lágrimas.
-Eso era innecesario- Dijiste haciéndole frente al peligroso sujeto.
-Te estuve esperando mucho tiempo, casi pierdo la cordura.
-¿"Casi"?- Te acercaste a uno de los sofás de la sala y te sentaste sobre el -¿Para qué me llamaste?
-Oh, para saber como estabas- Respondió sonriendo, como si nada.
-Que casualidad, justo cuando pasaba tiempo con Sherlock- Te cruzaste de brazos para observar cómo el hombre se servía otra copa de vino -¿Has estado bebiendo?
-¿Quien sabe?- Tomó un sorbo de la copa y se acerco a ti, lentamente -Te he extrañado.
-Me pregunto cómo será pasar de ser un hombre peligroso y malvado, a ser una bola de malvavisco con sentimientos- Murmuraste mientras te hundías en el sofá.
-Tu has hecho esto...- El hombre se acercó aún más, dejando la copa a un lado, y de un solo manotazo se aferro a tu barbilla, para que lo veas fijamente- Eres una perra desgraciada, que me ha enamorado por completo- Y con esto te beso.
Podías sentir el desagradable, quizás no tanto, sabor a vino, junto a sus suaves y tibios labios, arrancándote el aliento con cada movimiento que hacían. Aún no te acostumbrabas a besar y tampoco sabías que hacer, pero no querías esto, solo pensabas en Sherlock y en cómo se sentiría al respecto.
¿Y si no quiere volver a hablarte?
El consultor criminal te empujo suavemente sobre el sofá, posicionándose encima tuyo, no parecía querer detenerse en solo un beso y fue deslizándose hasta llegar a tu cuello, y dejar allí pequeñas mordidas. Te estremeciste al sentir que una de sus manos comenzaba a descender hacia tu blusa, queriendo deshacerse de ella.
Llevaste tus manos hacia el pecho, comprimiendolo. Te sentías mal, tu mente estaba inundada de Sherlock, solo querías estar con él, solo querías que él te tocara y ahora te sentías sucia.
Mientras estabas metida en tus pensamientos, Moriarty se alejó un poco para verte a los ojos y lo que encontró lo dejó sin aire. Su rostro se puso algo pálido y la aflicción comenzó a invadirlo.
-No llores- Oíste escapar de sus labios, como un leve murmullo ahogado. Llevó su mano hasta tus mejillas y limpio las lágrimas que habías dejado escapar sobre ellas.
-No quiero, no quiero esto- Tu voz sonaba triste, porque no había otra palabra para describirla. Tu pecho se contrajo y otra lágrima se escurrió de tu ojo.
-Y no te obligare, ven- Extendió una mano hacia ti, ayudándote a levantar del sofá.
Cuando te reincorporaste, barriste lo que quedaban de lágrimas por tu rostro.
¿Desde cuando llorabas tan seguido?
Te estabas volviendo una persona completamente diferente a lo que siempre fuiste.
-(T/N), Mírame- El consultor criminal tomo tus manos y te aproximo a él, atrapándote en un delicado abrazo. Acarició con las yemas de sus dedos tu cabello, lentamente, queriendo sentirte todo lo que podía, intentando consolarte. Él no quería hacerte daño, nunca podría hacerlo- Te amo.
¿Él te ama?, no dabas crédito a lo que acabas de oír.
¿Como eso podía ser meramente posible?, siquiera podías corresponderle.
-Yo...
-El lobo se enamoró de la caperucita. Que extraño, ¿Verdad?- Apoyó su frente contra la tuya- Lo siento, (T/n), pero no quiero que él te tenga.
Te abrazo una vez más, indicando que ya podías irte y volvió a su respectivo lugar junto a la chimenea., sin decir una palabra. El polvoriento monstruo de la pena escarbo tus entrañas. Antes de echar un último vistazo al consultor criminal, te mordiste los labios llenos de culpa y desapareciste de allí, dejando un gusto agrio corriendo por su garganta y una mente llena de ideas peligrosas, y amenazantes.
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La inadaptada y el funcional (Sherlock x reader)
Roman d'amourTú no te adecuabas con facilidad a ningún ambiente ¿Te acostumbraras al entorno de Baker Street?, ¿Junto a un sociópata funcional y a un soldado que aún no volvió de la guerra? Sherlock x reader.