E-mail de amor

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Zoro levanto las cajas de a poco, sin mucho esfuerzo para ponerla sobre su hombro, cuando se levanto dirigió la vista al chico rubio que hablaba por teléfono y anotaba rápidamente en su carpeta todo lo que necesitaba. Sanji era el que organizaba todo ahí, era el gerente del lugar, recibía las llamadas y hacia los encargos para que nada faltara.

Zoro trabaja ahí desde hace sólo unas seis semanas y se había acostumbrado a mirar al rubio que iba de aquí para allá, con el celular trabajo entre su hombro y su oído, anotando y gritando cuando las cosas no salían como el quería, era exigente y extrañamente el único que le gustaba porque hacia bien sus entregas era Zoro.

Sanji apreciaba que siempre lo escuchaba callado y aceptara cualquier entrega que tuviera que darle, era bueno en lo que hacia, así que se giro a verlo y se encontró con sus ojos oscuros mirándolo también, ambos de quedaron callados pero Zoro se giro llevándose las cajas a su camión, apilandolas bien una con las otras para que no se cayera nada de lo que hacia adentro.

Reviso su bolsillo un poco y saco una tira de chicles para sacar uno y meterlo a su boca rápidamente, estaba nervioso, siempre se ponía así cuando Sanji lo miraba a los ojos, se acomodo el sombrero rojo sobre su cabellera verde desalineada. Aun sentía la mirada del rubio sobre el cuando subió al auto, se fue rápidamente con las manos sudadas y la mejillas coloradas.

Sanji lo miro irse y suspiro nervioso.

—Se lo estamos enviando ahora mismo señora —Respondió a la mujer que gritaba del otro lado del teléfono, suspiro suavemente al cortar, desde que el jefe se le había ido las ganas de trabajar Sanji se encargaba de todo, le daba mas trabajo a el que otra cosa y eso que el solo hacia eso para pagar su escuela de cocina.

Camino hacia su pequeña oficina, que aun era más pequeña por la montonera de cosas que había en esta, repleta de cartas que aun no tenían dueño, se sacó la gorra y la tiro sobre el escritorio, prendiendo la vieja chatarra que tenia por computadora y que aun nadie quería cambiar. Suspiro suavemente al ver que le llegaban e-mail sobre lugares a donde tenia que ir para retirar una próxima entrega, levanto su mano para agarrar su usado celular y marco el numero del chico que siempre retiraba las entregas por el.

—¿Zoro?—Pregunto el suavemente, cuando le atendieron.

—¿Que ocurre? —Susurro el tranquilamente mientras dejaba una caja en la puerta.

—Tengo unas nuevas entregas ¿Crees que puedas quedarte un poco para ayudarme?

—Claro—respondio suavemente mientras volvía a su auto, suspirando un poco.

—Gracias —Susurro el rubio felizmente y corto, ese chico jamas se negaba a ayudarlo, le caía bien a todos aunque sea callado, era muy confiado de si mismo y eso lo hacia atractivo.

Sanji se sonrojo por completo al sentir su pecho presionarse, era un lindo sentimiento. Con cuidado levanto la mirada a su ordenador y se mordió el labio. Busco rápidamente una de la casillas para mandar un mensaje y empezó a escribir.

Creo que me gusta alguien Usopp, es un chico del trabajo, venga, es estúpido. Bueno, por lo menos para mi lo es porque el otro día vino con un chupón en el cuello.

Fue feo, hasta diría a me dio curiosidad porque eso significa que tiene una pareja sexual y realmente eso me duele porque es realmente decepcionante que yo quiera intentar algo y el ya tenga alguien que tocar.

Confirme que tuvo sexo cuando se puso el uniforme frente a mi y vi las claras uñas en su espalda.

¿le gustaran los hombres? Bueno, no lo se con exactitud pero espero que si para cuando corte con la persona con la que este yo tenga una clara oportunidad.

Tu ya lo conoces Usopp, viniste varias veces para apoyarme a espiarlo, ambos estamos tan mal como siempre. El punto es que me gusta, yo se que me gusta, su espalda ancha y la manera en la que se tensa cuando agarra una caja.

Demonios, que cursi.

Soy como una hermosa mujer enamorada.

Y entonces el sonido de que paraba un carro en el lugar lo hizo volver a la realidad, se levanto con sus cosas para recibir a un Zoro cansado y sudado, ese día realmente hacia calor y el se veía tan sexy.

Sanji intento no sonreirle cuando el levanto su mirada para saludarlo con su cabeza, sacándose el sombrero haciendo que su cabello se desordenara ante los claros ojos de el rubios que apretaba su carpeta contra el pecho.

Se sintió raro al saber que el salia con alguien, paso a su lado para decirle que tenia que levantar.

—Gracia por venir—Le sonrio suavemente y se río al ver que el se encogía de hombros.

—Me gusta ayudarte.

Sanji lo miro unos segundos y sintió ganas de sonreír le como un tonto pero solo movió su mano con incredulidad.

Los correos electrónicos jamas llegan cuando Sanji los escribe de esa manera sabia que el jamas aceptaría una solicitud como aquella.

Realmente quiero besarlo Usopp.

Fue lo último que escribió.

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sʜᴏᴛs ᴢᴏsᴀɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora