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me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.


一( 愛 )一

El momento favorito de Hoseok eran las mañanas. Específicamente, ese lapso de tiempo que ocurría entre que su mente volvía a tomar posesión de su cuerpo y se levantaba de la cama, que podría durar una o dos vidas y nunca sería suficiente.

Todas las mañanas al despertar, Hoseok tardaba un par de instantes en darse cuenta que no estaba dentro del sueño. Se daba su tiempo, y tomaba todos los siguientes segundos que fueran necesarios para sentir.

Sentía, sentía y sentía. Sentía la respiración del cuerpo ajeno en ese punto donde cuello y hombro se confunden. Sentía su cabeza reposar exactamente en esa curva mágica de la anatomía humana, ahí en donde el alma está más a flote y el corazón late más fuerte, que parecía ser creada exclusivamente para servir de cobijo y consuelo a las personas amadas. Sentía a su cabello hacer cosquillas en su nariz, sentía el olor de su shampoo y sentía a sus manos y piernas entrelazadas.

Sentía, sentía y sentía. Sentía el camino de fuego que los besos compartidos de la noche anterior habían dejado sobre su piel. Sentía el calor y abrigo del abrazo de dormir con él. Hoseok sentía amor.

Abría los ojos y lo único que era capaz de notar era al cabello de Taehyung nublándole la vista. Movía la mano que estaba menos apresada por él y se daba el placer de acariciarlo. Lento y con parsimonia, como si estuviera tocando algo precioso. ¿Y a quién quería engañar? Estaba tocando algo precioso.

Dos ligeros tirones y un remolino alrededor de su índice. Dos ligeros tirones y un remolino alrededor de su índice. Una, y otra, y otra vez, como una especie de ritual que no culminaba hasta que sentía un ligero cambio en la respiración del contrario y sabía que era hora de romper su burbuja de ensoñación por él.

Tres segundos bastaron para sentir a Taehyung removerse y alzar la vista hacia él. Dos segundos bastaron para que Hoseok le susurrara un buenos días y Taehyung le respondiera con una sonrisa y le robara un beso en los labios. Un segundo bastó para que el menor volviera a la posición en la que estaba mientras soñaba y empezara a trazar dibujos abstractos en su pecho.

Sin palabras; sentía, sentía y sabía que sin importar qué sus cuerpos inconscientes siempre se buscarían de noche para amarse incluso en sueños. Sentía, sentía y sentía. Hoseok sentía amor. Sentía que lo amaba y se sentía amado por Taehyung de la forma más honesta e inocente por imaginar.

me gustas cuando callas 愛. vhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora