Una madre esquizofrénica, que sin quererlo dejó recuerdos dolorosos a sus hijos, un padre ausente, sin el menor conocimiento de lo que sucedía. Una familia fuera de lo común marcada por una enfermedad mental. ¿Qué podría suceder en una casa donde el caos reina y la felicidad falta? Momentos tormentosos, tristes y sonrisas fingidas, una historia que muestra una madre en su peor momento.
"Tengo que ir a verla". Es la idea que me ha estado retumbando en la mente los últimos días, pero no es porque sea mayo, o porque la extrañe, ni mucho menos porque la quiera. Paradójicamente, si no fuese por un programa de radio, estoy segura que en mis pensamientos no tendría en este momento espacio para ella. Lo que para otras personas puede ser normal, recordar a su madre, a mí me resulta tortuoso y hasta un poco agobiante. La invitada del programa, escritora, mencionó a una madre de la mitología Griega que intentó cocinar a su hijo, no recuerdo si era diosa o mortal y mucho menos el nombre, solo sé que instantáneamente pensé en ella y no fue porque hubiese intentado cocinarlos a mis dos hermanos y a mí, aunque tal vez en medio de su locura la idea no fuera tan descabellada, porque intentó ahogarnos, nos lanzó cuchillos, nos lanzó piedras, nos arrastró del cabello por el piso, nos mantenía días enteros sin comer, y otras cosas que se me hacen difícil recordar, prueba de ello son las cicatrices que llevamos en el cuerpo, en la mente y en el alma.
"Tu mamá no lo hizo porque quería, lo entiendes, verdad" es lo que me han repetido psiquiatras, psicólogos y la familia de mi mamá. Debe ser porque notan en mis palabras algo de rencor al mencionarla, aún cuando he intentado mantener el disfraz de hija comprensiva que sabe que su mamá tiene esquizofrenia. Siempre he creído que hay cosas que no se pueden personas, así las haya hecho la persona que te dió la vida.
Si se busca en internet o se le hace la pregunta a un psiquiatra, darán la misma parecida definición "La esquizofrenia es un nombre genérico de un grupo de enfermedades mentales que se caracterizan por alteraciones de la personalidad, alucinaciones y pérdida del contacto de la realidad" en palabras más coloquiales, ves cosas donde no las hay. El problema consistió en que mi familia duró casi 10 años en darse cuenta de que eso era lo que padecía mi mamá, lo que quiere decir que mientras muchos seguían con sus vidas de forma placentera, mis hermanos y yo sufrimos un infierno en casa, algo así como estar en el Tártaro sin pecado alguno.
Creo que debemos empezar por los buenos recuerdos, no quiero que se hagan una imagen tan bizarra de mi madre, aunque lastimosamente solo tengo dos. La casa en que vivíamos en ese tiempo era grande, tanto que el taller de ornamentación de mi papá se ubicaba en un local enfrente, es decir, al otro lado de la calle; las habitaciones y la cocina quedaban al fondo. Una de mis tías, hermana de mi mamá, me dijo muchos años después en una de las visitas de vacaciones "eso fue lo que enloqueció a tu mamá, dime quién no se va a enloquecer con ese ruido de mierda que viví haciando tu papá día y noche, pobrecita, de milagro aguantó tanto tiempo". No refuté nada, simplemente ofrecí una de mis sonrisas cordiales en casos y conversaciones que me desagradan.
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En el tártaro sin pecado concebido
Short StoryUna madre esquizofrénica, que sin quererlo dejó recuerdos dolorosos a sus hijos, un padre ausente, sin el menor conocimiento de lo que sucedía. Una familia fuera de lo común marcada por una enfermedad mental. ¿Qué podría suceder en una casa donde el...