El Hada y el Mago

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Nota: Los personajes le pertenecen a Hajime Isayama, creador de Shingeki no Kyojin. Yo sólo con el fin de entretener, creé una historia en un universo alterno.

Antes de comenzar me gustaría decirles que esta historia fue inspirada en la canción del La leyenda del Hada y el Mago, del grupo Rata Blanca. Al final les dejó el vídeo.

Este fic, esta contribuyendo a la semana de Halloween Rivamika 2017; Día 4: Brujas/Magos/Hechiceros. Sin más, disfruten la lectura.

EL HADA Y EL MAGO

Érase una vez...

En un viejo bosque vivía un gran Mago. Nadie lo igualaba en su habilidad para la magia y la alquimia, aunque ambas estaban tan conectadas que tal vez sería hablar de lo mismo.

El gran mago Levi ya llevaba habitando la tierra por más de 5 siglos, pero cualquiera que lo viera juraría que apenas y rozaba la tercer década de vida. Lo tenía todo; riqueza adquirida por su larga existencia, "juventud" que le otorgaba la Piedra Filosofal, conocimiento por sus largas noches en vela, y salud reflejada en su fuerza, ya que lo entrenamientos para ser un gran mago no sólo eran de estudio; y beldad, el mago era muy atractivo. Las damas caían ante sus pies fácilmente, motivo por el cual durante esos años tuvo muchas noches de sexo placentero.

A pesar de esas gratas noches había algo que no tenía, amor. Durante sus 553 años de vida nunca había tenido una conexión más allá de lo carnal. No era algo que lo mortificara y no lo dejará dormir. Sin embargo, en noches frías y oscuras de invierno, como aquella, la soledad tocaba a su puerta recordándole lo que aún le faltaba.

El mago estaba solo. Durante su larga existencia se había enfrentado a la triste realidad de la fragilidad de la vida humana, teniendo que enterrar a sus seres queridos. Siempre era lo mismo, los conocía, tenía agradables momentos y al final sucumbían ante su naturaleza.

Y a pesar de todo, nunca había querido revelar su secreto. La inmortalidad es un sueño hermoso, pero una triste realidad. Ver morir a los demás no era algo que el Mago le deseara a alguien. Si hubiera sabido las consecuencias, nunca hubiera buscado la piedra con tanto afán.

Levi llevaba más de 3 horas leyendo unos viejos libros, cuando su mente voló de nuevo a esos tristes recuerdos. Y los rayos naranjas y rosados en el cielo le anunciaban que esa noche no tendría un descanso placentero. Y si fuera poco, esa vez no tenía a una buena moza que compartiera con él esa fría cama.

Harto de no poderse concentrar en su libro, se levantó y se colocó su capa, daría un paseo. Tal vez con un poco de suerte, el caminar despejara su mente o mínimo lo dejara realmente cansado para entregarse a los brazos de Morfeo.

El gran Mago ya llevaba una hora caminando en ese viejo bosque, y no más de 30 minutos que había dejado el sendero, sólo dejándose llevar por sus pies. A cada paso los grandes árboles ocultaban más los rayos de la luna. La luna... la luna su más vieja amiga, la única que a pesar de los años aún seguía ahí... ahí con él.

El Mago miraba hipnotizado a su vieja acompañante y sus escoltas, las estrellas, cuando visualizó debajo de un gran y viejo sauce, una criatura de belleza incomparable.

La musa al percatarse de la presencia del Mago volteo a verlo con sus grandes ojos grises y penetrantes. El Mago quedó flechado al instante. Sus orbes oscuros contrastaban tan bien con su piel de porcelana, y a la vez hacían juego con su cabello largo y oscuro. El Mago aún en su asombro se movió hacia ella...

-¡Alejate, Mago!- advirtió la joven- Alejate, y sólo sigue tu camino. El Mago la miró detenidamente, pues aunque sus palabras fueron dichas con fuerza su rostro nunca cambio.

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