El dolor de la domadora I

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Capítulo 12. El dolor de la domadora I

Zero traspasó la garganta y llegó hasta la habitación de Grimmjow. En ese lugar, la mujer tendió a la sexta en su cama y lo cubrió con una manta, siendo observada por Stark, quien había entrado, casi sin que ella lo notara.

— ¿No te duele como te trata my lady? —preguntó con algo de melancolía.

—Tendría que estar hecha de hierro y no tener corazón para que así fuera ¿no lo crees mi querido Stark? —preguntó tristemente la de ojos morados, dejando ver las lágrimas que brotaban por si solas de sus ojos.

—De verdad trato de entenderte, pero no lo logro—confesó el Espada, viendo como la mujer arreglaba los cabellos de Grimmjow y curaba las heridas que le había provocado.

—Ni yo misma entiendo cómo puedo ser tan estúpida. Supongo que nunca seré importante para él—dijo tocando la mejilla del Espada.

—Estas sufriendo y lo sé. No solo por él, sino por aquello del Zero. Serlo es realmente doloroso, y para ti lo debió ser aún más—contestó preocupado el de cabellos castaños.

—No hay problemas, sé que podré con esto hasta el final—respondió convencida de que podría lograr su misión.

—Has pensado que el final, es tu final—preguntó asustado al ver la determinación que tenía la mujer por salvarlos a todos.

—Si pensara en eso pasaría deprimida ¿no lo crees Stark? —consultó amablemente, sin parar de llorar.

—Nadie de aquí merece tu sacrificio my lady—aseguró el de cabellos castaños.

— ¿Puedes cuidarlo? Tengo que ordenar las cosas para el viaje al mundo mortal—contestó cambiando abruptamente de tema y saliendo de los aposentos de Grimmjow.

—Maldito seas Grimmjow, podrías darte cuenta de todo lo que haces sufrir a esa mujer ¿no se supone que es importante para ti? —le preguntó Stark, aun sabiendo que el de cabellos azules estaba inconsciente.

Mientras Stark reprochaba al inconsciente Grimmjow, Roxanne se había encerrado en su habitación para tratar de recordar aquellos hermosos momentos que había tenido en paz con Grimmjow, antes de que las desgracias estuvieran sobre ellos.

*****

— ¿Eso es todo lo que puedes hacer Rox? —preguntó riendo sarcásticamente el de ojos azules, esperando el contrataque de su amiga.

—Eso quisieras Grimmjow—contestó riendo, mientras lo atacaba con sus puños.

—Has avanzado mucho desde que llegaste a Las Noches—dijo el de cabellos azules.

— ¿O será que tu estas más lento? Grimmjow baka—contestó burlándose de su compañero de entrenamiento.

—Si que eres insolente, yo te enseñaré a no serlo Rox—aseguró sensualmente la sexta, forcejando con ella, hasta que cayó encima de Zero.

— ¿Y qué pretendes hacer ahora Pantera pervertida? —preguntó riendo, aunque se sentía nerviosa con tan solo sentir su respiración cerca de su cuello.

—No lo sé ¿debería castigarte? —preguntó el de ojos azules, lamiendo suavemente el cuello de la chica.

—Ah...Grimmjow, para, por favor—pidió la de cabellos negros, acariciando la nuca del Espada.

—Esta vez te tengo atrapada, Rox—aseguró el joven, a punto de besarla cuando fue interrumpido por Tousen.

—Sexta, Aizen-sama te llama—dijo como si quisiera matarlo, por lo que Grimmjow tuvo que salir de encima de Roxanne.

*****

—Tal vez si no hubiese sido por aquel incidente, Grimmjow y yo—dijo, siendo interrumpida por Ulquiorra.

— ¿Realmente lo crees? —preguntó en tono de burla.

—Pero es que tal vez.

— ¿Qué te hace pensar eso? ¿No has pensado que tal vez Grimmjow solo quería tenerte y desecharte como lo hace con todas aquí? —cuestionó duramente la cuarta.

—Lo sé, pero hay veces en que me gustaría aferrarme a esa ilusión—confesó sintiendo un nudo en su garganta.

—Tengo que decirte las cosas de este modo, de lo contrario vivirás llorando por él—pensó el de cabellos negros.

— ¿Qué es lo que tengo que hacer Ulquiorra? No lo sé—preguntó desesperada, abrazando al Espada, que se sorprendió con esa muestra de cariño y solo atinó a acariciar su cabello, mientras Stark estaba detrás de la puerta, escuchando los llantos de Roxanne.

La domadora de panterasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora