Cálido y Frío

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Es una noche fría en Japón. Son casi las 5 de la mañana y el auto que circula por aquella calle parece ser el único a esa hora de la madrugada. Mientras el cielo comienza a aclararse poco a poco, el auto se abre camino por entre las columnas que indican la entrada al hotel de turno.

Al llegar al estacionamiento, el vehículo negro se detiene en uno de los lugares disponibles, y luego de quitar las llaves del contacto y frotarse las manos una con la otra por el frío, el conductor mira hacia su costado derecho, donde un chico de cabellos castaño oscuro, nariz respingada y labios delgados duerme apaciblemente en asiento del acompañante. 

Habían terminado tarde con la sesión de fotos para una revista —con motivo de dar inicio a su gira como D&E en Japón— y como el estudio quedaba cerca del hotel y el manager tenía que quedarse a ultimar algunos detalles, les había preguntado si no les molestaba irse primero. Ambos asintieron entusiasmados puesto que querían irse cuanto antes a descansar y así fue como se encontraban ahora ahí.

Mientras observa a su acompañante, no puede evitar soltar una risita al recordar que hacía sólo veinte minutos habían estado discutiendo por quién conduciría.

¡Qué iluso!, piensa el chico de cabello negro y labios gruesos. ¿Cómo piensa que lo voy a dejar conducir? Aún quiero seguir viviendo, muchas gracias. Entonces se inclina hacia el otro y, picándole la mejilla con el dedo, lo llama con suavidad.

—DongHae... DongHae...

Pero el otro simplemente le aparta la mano entre sueños y se voltea hacia la ventana. Los cabellos castaños se le desordenan un poco y le cubren parcialmente el ojo izquierdo. La gruesa bufanda roja que lleva alrededor del cuello le sirve de almohada y se lo ve bastante cómodo y cálido con sus jeans negros y su sweater blanco. Tanto así que hasta le da pena despertarlo y sacarlo al frío de la madrugada —hacen como mínimo menos diez grados centígrados ahí afuera— y siente que un escalofrío le recorre el cuerpo de sólo penar en ello.  Aún así, lo intenta nuevamente.

—DongHae, no te puedes quedar a dormir aquí —dice un poco más fuerte y un poco más determinado, porque él está cansado y también quiere dormir.

Es entonces cuando el otro reacciona y se vuelve hacia él con ojos entre abiertos y con un bostezo entre los labios.

—¿Ya llegamos, Hyuk? —pregunta adormilado y más que un poco confundido.

—Claro, hace algunos momentos —confirma y toma su chaqueta negra, la cual descansa junto a la blanca de DongHae en el asiento trasero.— Abrígate para bajar que hace bastante frío.

Cuando se coloca la chaqueta y abre la puerta, el frío le impacta en la cara como un balde de agua fría y, mientras cierra la puerta y camina en dirección del edificio, se pregunta si no se verá muy mal que corra como una niña hasta llegar al hall del mismo. Después de que una ráfaga de viento particularmente fría se le colara por entre la ropa, decide que no le interesa verse como un marica si con eso puede llegar antes a su cálido habitación, y cuando está a punto de apurar el paso, nota que DongHae no está con él. Al darse vuelta hacia el auto, ve a DongHae prácticamente enterrado en su chaqueta y su bufanda... aún en el auto.

Con un bufido molesto escapándole de los labios, se da media vuelta y retrocede hasta quedar al lado de la puerta del acompañante. Al verlo, DongHae se sienta rígido en el asiento, manteniendo la mirada de fastido de HyukJae con una a la defensiva. Es entonces cuando el primero, sacando su mano derecha —con el dolor de su corazón— de su bolsillo, toma la manija de la puerta con toda la intención de abrirla, pero DongHae alcanza a prever la acción y su mano también sale disparada hacia la manija interna de la puerta, evitando que HyukJae pueda abrirla.

{Eunhae} Cálido y FríoWhere stories live. Discover now