1. Traseros Bronceados.

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Nadia.

— ¡A la casa de los Gómez! —exclamo a punto de hacerme pis encima. Desde niña, tengo el problema de que cuando me escondo me dan ganas inmensas de hacer el número uno. Mis primos solían ganarme en las escondidas gracias a eso.

Agradecía que sea de noche, sino la policía ya nos hubiera atrapado con tanto movimiento entre los arbustos.

— ¡Esa casa está malditamente abandonada, Nadia! ¡Pueden habitar fantasmas! —bufo. Esta mujer me matará de los nervios.

— A los fantasmas me los paso por atrás —se carcajea y no puedo evitar unirme.

— ¡Ahí vienen! —volteo y por la esquina veo que la patrulla se acerca.

— ¡Corre! —exclamo y logramos entrar a la casa con la llave que los anteriores dueños guardaban en una maceta. He de admitir que somos bastantes chismosas.

— ¡Todo es tu culpa, desgraciada!
—murmura. Ruedo los ojos una vez adentro. Toda la casa está a oscuras.

— Déjalo ser, Wen... —me burlo en el mismo tono, dando saltitos en mi lugar. Aún tengo ganar de hacer pis.

— Cállate. Ni siquiera escuchas a The Beatles —la ignoro y me asomo por las cortinas de la ventana (tengo que aclarar que estas están completamente llenas de polvo), y gracias a las luces de la calle, veo como el auto policial desaparece de la cuadra. Saco todo el aire que quedó en mis pulmones.

— ¡Al fin! —exclamo en un susurro, comenzando a buscar algún interruptor de la casa con la linterna de mi móvil.

Encuentro uno junto a la puerta principal y luego de encenderla caigo en cuenta que nos encontramos en la sala. Hace mucho tiempo que no venía aquí. Solía dejar galletas con chispas de chocolate (preparadas por mi madre) a la hija menor de los Gómez, ni siquiera sé por qué llegaron a mudarse.

Saliendo de mis pensamientos, volteo donde mi amiga, que saca la sábana que cubría al sofá, levantando una nube de polvo y telarañas.

— ¿Cuándo podremos salir?
—pregunta cruzando las piernas.

— Cuando los bomberos se vayan de la casa de Henry —está a punto de protestar, pero la interrumpo—. Oh, no, Wendy, ni lo pienses. Yo no tuve la idea de quemar su jardín —digo en un tono bajo.

— Bien, soy culpable —murmura cruzando sus brazos— ¿Por qué seguimos susurrando? —frunce el ceño.

— Para no molestar a los fantasmas
—sonrío y su rostro se transforma a uno de horror. Nos quedamos unos segundos en silencio mientras yo bailo por todo el salón.

— ¿Puedes ir al baño? Es estresante verte.

— ¿Y si una araña me muerde el trasero cuando me siente en el retrete? —muerdo mi labio.

— ¿Prefieres orinarte encima?
—niego con la cabeza— Entonces ve.

A paso inseguro abro las dos puertas que nos rodean; una resulta ser el armario y la otra está cerrada. Entonces observo las escaleras, todo el segundo piso está a oscuras. Volteo a ver a mi amiga que observa su celular sin prestarme atención.

Maldición.

Enciendo la linterna de mi móvil y comienzo a subir lentamente las escaleras. Al llegar arriba encuentro el interruptor a un costado. El lugar se ilumina y ¡Bum! Ocho puertas saltan a mi vista. Lloriqueo internamente.

Empiezo con la de mi derecha y ¡demonios! Malísima idea. Grito de horror al encontrarme con un bronceado trasero frente a mí.

— ¡Oh, maldición! —exclama el chico musculoso de enfrente mío, mientras intenta tapar sus partes privadas.

— ¿¡Nadia, qué pasa!? —escucho como Wen sube las gradas. Intento escapar, pero al retroceder mi espalda choca contra algo duro. Giro lentamente y me encuentro con tres chicos usando sólo boxers y con caras soñolientas. Esta escena es sin duda alguna una revista de ¿Playboy? en 3D.

— ¿Quién demonios son ustedes?
—pregunta con el que tropecé. De cabello extremadamente castaño, ojos verdosos y tez bastante pálida. Su mirada me hace estremecer.

Asustada observo a mi amiga, que acaba de llegar a la segunda planta. Ella al igual que yo, está con la boca abierta sin saber qué hacer.

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¡Holaaa, sean bienvenidos a este intento de novela!

Esta es la segunda vez que publico esta historia ¿Razón? Ni yo sé, llegan momentos donde me desanimo y terminó borrando todo, lo siento. Voy a tratar de no eliminarla y bien, era eso xd.

En serio espero que nos llevemos bien y que no hayan lectores fantasmas. Les mando un gran abrazo y bueno, para los que tienen días grises, recuerden: ¡La lectura te lleva a muchos mundos coloridos!

Con todo el amor: By_Seven_Letters.

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