Ese Maldito Libro. || ♡ERERI♡

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Advertencias:

Uso descarado del Ooc.

Contiene Lemon, se recomienda discreción.

Contiene lenguaje vulgar.

Shingeki no kyojin no me pertenece en lo absoluto.

[POV Levi]

Eren y yo llevábamos casados más de un año y ambos éramos felices.

Ambos compramos una casa en una ciudad llamada Shiganshina en donde el iría a estudiar la universidad y yo me encargaría del hogar ya que soy más grande que él.

Eren jamás se separaba de mí excepto para ir a la escuela.

Siempre me cuidaba y mimaba hasta que cierto jodido día llegó.

El estúpido de su amigo Armin le había regalado un libro a Eren hace unas semanas y desde ese día él no lo había soltado.

El problema no era el libro, el maldito problema era que desde que Eren comenzó a leerlo dejo de prestarme atención, ¡ya ni siquiera habíamos tenido sexo!

Intenté llamar su atención de todas las formas que conocía pero jamás me prestó atención, y si lo hacía solo me decía que esperara a que terminara de leer su libro.

¡Ese jodido libro tenía más hojas que la Biblia!

Todavía recuerdo su jodida voz diciendo "Ahora no amor, quiero leer un rato más, este libro es muy interesante, te prometo que te lo prestaré después" y cosas como esas.

Pero yo no quería leer ese libro, yo quería pasar tiempo con mi marido, lo necesitaba, necesitaba su amor.

Llegó un momento en el que comenzaba a ser irritante así que consulte con la única persona en el mundo que podría ayudarme.

Así es, me refiero a mi mejor amiga Hanji Zoe.

- No creo que haya algo malo en que el chico lea un poco – dijo mientras preparaba su café.

- Pienso lo mismo pero tres semanas sin siquiera un beso se está volviendo doloroso – dije mientras bebía el mío.

Eren en ese momento se encontraba en la universidad, el único período en el que no leía ese estúpido libro y no estaba conmigo.

- Tres semanas ¿eh? – cuchicheó mientras echaba mucha azúcar a su café (Era tan asqueroso ver que su café tenía más azúcar que café).

- Sí, tres malditas semanas – le dije con cierta irritación.

Hanji se acomodó sus lentes y me miró con escrupulosidad.

- Bueno creo que es tiempo de llamar su atención.

- ¿Y cómo quieres que haga eso si no quiere despegar los ojos de ese libro?

Hanji no me contestó, sino que una sonrisa demente se asomó en su rostro y comenzó a reír con una energía excesiva que hizo que mi cuerpo se erizara anticipando lo peor.

- Tengo una idea – dijo mientras un hilo de saliva salía de su boca.

Algo en mi interior me decía que ella era una de esas locas aficionadas con el sexo entre gays.

- No creo que sea buena – dije mirándola con temor a que su cara estallase de tan roja que estaba.

La cuatro ojos le dio un trago gordo a su café y miró mis orbes olivos para después limpiarse la saliva del rostro (cosa que agradecí enormemente).