- Quedan cinco minutos.- el profesor de matemáticas nos mira a todos desde su silla con una sonrisa malévola en el rostro. Está disfrutando con esto.- Apuraos.
Reviso mi examen por enésima vez. Parece increíble que después de todo lo que ha pasado el curso vaya a terminarse tan de repente. En cuanto haya entregado este examen, empezará la cuenta regresiva...hacia el que podría ser el final de mi estancia aquí.
Suspiro, intentando concentrarme en el examen. No quiero pensar en lo que pasará mañana. Reviso el último ejercicio y me levanto para entregar mi examen. Justo cuando lo hago suena la campana y el aula se llena de actividad: los compañeros intentan terminar el suyo a toda velocidad mientras otros suplican al profesor que les deje quedarse cinco minutos más. Pero yo me limito a entregar el examen y desaparecer de allí lo antes posible. No quiero ponerme moñas, y la mejor manera de evitarlo es marchándome.
Pensaba que me sentiría mejor al salir del aula, pero en cuanto lo hago me doy cuenta de que lo que necesito es que me dé el aire. Salgo del instituto y busco un rincón en el que nadie me encuentre: un viejo banco abandonado entre los árboles del bosque. Antes de venir a e este instituto solía ser una persona solitaria, y me he mal acostumbrado a estar en un grupo. Tal vez debería acostumbrarme de nuevo a ser mi mejor compañía...
- ¿Sally? ¿Qué haces aquí?- Alzo la cabeza, distraída, y ahí está Sebastian. Va vestido con el uniforme del equipo de atletismo. Tiene la respiración entrecortada, por lo que seguramente viene de entrenar por los alrededores. Antes de contestar le miro de arriba a abajo con expresión divertida.
- Vaya.- le respondo con ironía.- Pero si sabéis hacer algo más que dar vueltas sobre una pista de cemento.
- No te metas con los corredores, que hasta hace poco tu mejor amiga era de los nuestros.- responde él mientras se seca el sudor de la frente.
Sebastian se sienta a mi lado y le ofrezco mi botella de agua, que él acepta agradecido. No sé qué obsesión tienen todos con el atletismo en este instituto, pero lo cierto es que hay pocas personas que no amen al equipo. Y los que no lo hacen viven las clases de educación física como si fueran lo mejor del mundo. Yo soy la excepción: asisto a clases e intento aprobar, pero nada más. No puedo entenderlo, simplemente. Y que Melanie esté dentro tampoco me hace cambiar de opinión.
Sin embargo, no es eso lo que más me llama la atención de afirmación.
- ¿Crees que Melanie es mi mejor amiga?- dicho en voz alta, parezco un poco infantil, pero no me importa.
- Bueno.- responde él, con una sonrisa.- Estoy seguro de que Lisa no es.
- Real.- suspiro.-. Aunque poco a poco nos llevamos mejor.
- Me gustaría poder decir lo mismo...
Me vuelvo hacia Sebastian, recordando de pronto qué fue lo que hizo que Melanie se peleara con Lisa la noche de la fiesta.
- Es cierto. Vosotros dos estuvisteis...
- Sí.- Sebas se encoge de hombros, avergonzado.- Algo así.
- Pero sois amigos, ¿no?
- Eso creía yo.- Responde él, retorciéndose la oreja con nerviosismo.- Pero que de vez en cuando me dirija la palabra no significa que volvamos a ser amigos.
- Ya...te entiendo.- Sebastian me sonríe con tristeza, y yo desvío la mirada.- Pero bueno, todo es cuestión de tiempo, ¿no?
- ¿Tú crees?- asiento con la cabeza, decidida.- Entonces esperemos.
El sonido de un mensaje nos interrumpe de golpe. Me llevo la mano al bolsillo de manera instintiva, pero ni siquiera es el mismo tono de llamada que uso yo. Sebastian revisa sus mensajes y se levanta del banco.
ESTÁS LEYENDO
Cómo enamorar a un idiota [Saga Idiota #2]
Novela JuvenilAl fin ha terminado el curso, y Melanie ya no tiene que mantener su relación en secreto. Ben ha prometido quedarse al margen, pero le está costando más de lo esperado hacerse a la idea de que su hermana está saliendo con alguien. *** Mientras Melan...