Capítulo 4.

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Llegamos a un lugar oscuro, tiene algunas pequeñas luces de colores que colguegan de unos árboles enormes y cubiertas con farolillos. En el centro hay una fuente preciosa con luces de colores flotando en el agua que imitan a nenúfares. El lugar es perfecto, simplemente.

Alan y Eric estan sentados en el césped que rodea la fuente, Iraia y Anne todavía no han llegado. 

-Hola chicos- digo sonriendo

-Hola- responde a la vez

Iraia y Anne llegan poco después de mi llegada. Eric me coge de la mano y me levanta. 

-Ven conmigo- dice sonriendo

No puedo evitarlo y me levanto con él. Andamos cogidos de la mano entre los árboles y llegamos a un lugar aun más bonito; hay un lago, rodeado de césped y con algunas piedras, en el se reflejaba la luna, totalmente llena, era precioso.

-Siéntate- dice sentandose en el césped y haciendome un gesto.

Me siento a su lado.

-¿Por qué me has hablado así esta mañana?- dice

-No te he hablado de ninguna manera.

-No te he traido aqui para discutir.

-Entonces, ¿para qué?

-Para hablar, y que me expliques qúe te pasa conmigo.

-No tengo nada que explicar, Eric, no te conozco y punto.

-Mira, yo paso, eres una niñata- se levanta sacudiéndose el pantalón y desaparece entre los árboles. 

Me quedo mirando hacia abajo, quiero llorar y lo peor es que no se por qué. Después de media hora pensando escucho una voz.

-Eh, nos vamos a cenar, ven- es Eric

Quiero hablar con él pero no puedo, será inútil.

He llorado, bastante, y se me nota en mis ojos, pero no me importa, quiero que lo note a si que no me seco las lágrimas. Me levanto del césped y voy hacia él.

-Oye, yo no quería...-digo

-No me conoces y punto- no me deja terminar

Quiero decirle que no se nada, que no se qué siento pero no puedo. Solo puedo mirerle a los ojos, los tiene llorosos, y sé que yo también, me acaricia la mano y automáticamente quita la mirada.

Empieza a andar, más rápido que yo, yo le persigo casi corriendo.

-Esperame- digo

No me responde, sigue andando más rápido. De repente se para en seco y me choco contra su espalda.

-Ay, lo siento- digo

-No pasa nada- dice mientras se gira hacia mi

Estamos a un centímetro, le miro a los ojos, él a mi también.

-Podría tirarme así toda la noche- dice

-Y yo- respondo.

Nada es para siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora