Capítulo 17

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—Esto es todo lo que me ha dicho la senadora Amidala—terminó Anakin .

El maestro Yoda le hizo un gesto con la mano para que se volviera a sentar, Anakin inclinó la cabeza con respeto y volvió a su asiento junto a Obi-Wan, quien le dirigió una mirada que Anakin entendió a la primera.

Llevaba un rato contándole al Consejo todo lo que le había dicho Luke, claro que omitiendo la parte en que Quink se enteraba de su parentesco y había alterado un poco la historia haciendo como si fuera Padme la que le contaba a él lo que le había dicho Luke.

El maestro Windu y el maestro Mundi empezaron a hablar en murmullos, mientras que el maestro Yoda miraba a la nada con un gesto pensativo. Obi-Wan se inclinó hacia delante.

—¿Cómo está?—preguntó el maestro sin apenas separar los labios.

Anakin movió la cabeza de un lado a otro con un gesto indeciso, que Obi-Wan entendió fácilmente, lo conocía demasiado bien para entender cualquier pequeña seña en su rostro o en su actitud. Iba a añadir algo más cuando un maestro, al que Anakin solo conocía de vista, habló.

—Tenemos que tomar las medidas necesarias, no podemos seguir permitiéndolo, tenemos que detener al maestro Quink, si es cierto lo que nos dice el maestro Skywalker, Quink es una amenaza para todos, no sólo para el hijo de la senadora.

El maestro Windu asintió con la cabeza.

—Tiene razón, es una amenaza para todos, si puede hacerle eso a su propio aprendiz no quiero ni pensar que le haría a un enemigo.

Varios maestros le dieron su aprobación con un gesto de cabeza.

—En ese caso todos estamos de acuerdo en que Quink es una amenaza, pero antes hablaremos con el niño.

Anakin estuvo a punto de oponerse, pero se dio cuenta justo a tiempo de lo que estaba por hacer y se contuvo.

—De acuerdo con eso, no pareces estar, maestro Skywalker—dijo el maestro Yoda que hasta el momento no había dicho nada.

Anakin levantó la cabeza y lo miró.

—La senadora dijo que al chico no le gustaba hablar de eso y que le había costado mucho que se lo dijera a ella, dudo mucho que quiera hablar con tantas personas sobre esto.

—Siendo así, necesario no es que todo el Consejo presente esté, hablaré en privado yo con él, y el maestro Windu con nosotros estará—dijo Yoda después de intercambiar una mirada con el maestro Windu—siendo de la confianza de la senadora, Obi-Wan estará también.

—Anakin—dijo el maestro Windu—ya que has sido tú quien nos ha traído la noticia y Padme confía en ti, será mejor que seas tú quien le informe y traiga al muchacho, no dejes que Quink se le acerque, si es posible, que no lo vea. Te esperamos en la sala de meditación de la séptima planta, lo antes posible.

Dicho esto la reunión terminó y la sala se empezó a vaciar. Anakin se adelantó y volvió a su casa, al verlo Padme se acercó a saludarlo, pero Anakin sólo la saludó de pasada, la senadora lo entendió enseguida y trató de detenerlo, pero Anakin se la quitó de encima con suavidad y siguió caminando.

—No, no, por favor Ani, no lo hagas, ha pasado por mucho, no lo hagas—le suplicó Padme jalándolo del brazo.

Anakin se soltó de su agarre y la tomó de la mano.

—Es por su propio bien, Padme. No puede seguir así, tiene que dejar que lo ayuden y para eso tiene que hablar.

—Sí, pero no ahora, es muy pronto, no es el mejor momento.

—Jamás será el mejor momento—la cortó Anakin abriendo la puerta de la habitación.

—No, por favor, Ani...—Padme dejó de hablar al entrar a la habitación del muchacho.

Luke levantó la mirada hasta quedar a la altura de Anakin, al ver sus ojos el jedi supo en seguida que ya había recobrado la vista. Al ver la expresión seria de su padre y el rostro dolido de su madre supo en seguida lo que venía a continuación.

—Es hora—dijo Anakin con suavidad.

—Ani...—empezó a decir Padme cuando la interrumpieron, pero esta vez no fue Anakin.

—No mamá, no me seguiré ocultando, tengo que ir—Padme se volvió sorprendida.

—Pero...

—Ya escuchaste a Luke, Padme—la interrumpió Anakin con dureza a la vez que la tomaba del mentón—yo me aseguraré de que no se meta en problemas—le prometió con más suavidad, a la vez que le acariciaba la mejilla con cariño.

Padme no insistió más, estaba en clara desventaja y sabía que ellos tenían razón, tenía que afrontar las cosas si quería conseguir algo. Aprovechando que la senadora no añadió más Anakin le hizo una seña a Luke para que se acercara y le depositó un beso a Padme antes de salir.

Le pasó una mano por los hombros al chico y lo guió hasta la nave, tenía que admitir que se había sorprendido de la actitud del chico, había esperado que se pusiera del lado de Padme, pero no fue así, él sabía tan bien como ella que la única solución a los problemas es afrontándolos y era eso lo que estaba por hacer, a pesar de estar asustado el chico no se iba a echar hacia atrás, no ahora.

Al llegar al Templo Anakin lo guiaba a la sala de meditación cuando se toparon a Quink, quien se quedó viendo a Luke con despreció, el chico bajó la cabeza, pero Anakin lo tomó de la barbilla obligándolo a levantarla a la vez que la mano libre se la pasaba por los hombros y lo alejaba del camino de Quink, al llegar a la entrada de la sala Anakin se detuvo y se inclinó quedando a la altura del muchacho, lo tomó de la barbilla y se la levantó, quedando cara a cara.

—En cuanto entres a esa sala te empezarán a hacer preguntas, de cualquier tipo ¿entiendes?—Anakin hizo una pausa en la que el chico asintió—tienes que contestarlas todas con la verdad, no dejes que el miedo te controle, Quink no puede acercarse a tí, no sé que amenazas te haya dicho, pero ten por seguro que ninguna de ellas se llevará a cabo.

—Dijo que te delataría—murmuró Luke.

Anakin vaciló un minuto, pero al final dijo.

—Con más razón no debes de hacerle caso.

—¿Y si lo hace? ¿si te delata?

—Lo admitiré con orgullo—le aseguró Anakin muy serio.

—No quiero que pierdas tu puesto en el Consejo por mi culpa.

—No sería tu culpa, no quiero que vuelvas a decir eso, ¿me oyes? Si llego a ser expulsado del Consejo no será por tu culpa.

Luke asintió no muy decidido.

—No se me permite entrar—murmuró Anakin después de una pausa.

Luke miró la puerta un segundo para volver a poner su atención en Anakin.

—¿Y si digo algo mal? ¿o se me escapa algo sobre ti?—preguntó Luke mostrando su nerviosismo.

Anakin le dirigió una sonrisa amistosa.

—No tengas miedo, todo saldrá bien, si necesitas algo Obi-Wan estará ahí, puedes confiar en él—dijo Anakin tomándole los hombros—que la fuerza te acompañe—añadió dándole un suave empujón hacia la puerta.

El chico se volvió una última vez y miró a Anakin, el jedi le hizo un gesto con la cabeza para que continuara, después de varios intentos Luke entró a la habitación, dispuesto a enfrentar sus problemas.

Star Wars. Un Nuevo ComienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora