CAPITULO IV PROYECCIÓN DEL CUERPO ETÉRICO

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Proyección etérica. —Experiencia con el cuerpo etérico proyectado de un adepto.

—Repercusión. —Elementales artificiales. —Experiencia de la proyección accidental

de un hombre-lobo. —Método de su desrucción.

Antes de que podamos dejar el tema del ataque por seres humanos encarnados,

debemos considerar el asunto de la proyección etérica. En este caso no sólo está la

mente en funcionamiento, sino también algo que es casi físico: suficientemente

físico, en cualquier caso, para dejar contusiones en la carne de la víctima, en el

mobiliario de alrededor, hacer al menos una cantidad considerable de ruido.

Cuando tales manifestaciones tienen lugar, es obvio que estamos tratando con

algo más substancial que la mente, pues aunque la mente puede influenciar a la

mente, y a través de ella al cuerpo hasta un grado al que en el estado presente de

nuestro conocimiento es difícil ponerle límites, la mente no puede manipular

directamente la materia: es decir, no puedes destrozar una ventana por medio de

un pensamiento. Debe haber algún vehículo físico que pueda ser manipulado por la

mente si es que han de forjarse efectos en el plano físico. El cuerpo viviente es un

instrumento así; es manipulado por la mente cada vez que tiene lugar un

movimiento involuntario, y las operaciones de la curación espiritual son

simplemente una extensión de este principio a los músculos involuntarios y los

procesos fisiológicos no dirigidos ordinariamente por la mente consciente. El

ocultismo mantiene que la mente afecta al cuerpo por medio del doble etérico,

como se le llama, la "mente mortal" de los Christian Scientists. Podemos concluir no

sin razón que cuando se produce una acción física a distancia por medios ocultos,

se hace empleando este doble etérico.

El doble etérico es primariamente un cuerpo de tensiones magnéticas en el

armazón de cuyas mallas toda célula y fibra del cuerpo físico es mantenida como en

un bastidor. Pero intermedio entre éste y el cuerpo físico denso tal como lo

conocemos, está lo que puede llamarse el material bruto a partir del cual la materia

densa se condensa. Este era llamado por los antiguos Hylé, o Primera Materia, y

por los modernos Ectoplasma. Es este ectoplasma proyectado el que produce los

fenómenos cuandoquiera que hay en cuestión manifestaciones físicas. Puede ser

proyectado como largas varas, que operarán hasta una distancia de una docena de

pies o así; o puede ser proyectado como un nubarrón nebuloso, conectado con el

médium por un tenue hilo. Esta nube puede ser organizada en formas definidas,

teniendo la semejanza de la vida y actuando corno vehículo para los deseos

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