VI. Caperucita

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Salí a la terraza, y me senté en la barra de la escalera,debajo había un tiesto descolorido, que no se usaba desde hace algún tiempo. Supongo que la bruja de Ariadna no le pareció lo demasiado sofisticado para que lo vieran sus visitas, pero eso me venía de lujo, pues dentro había una vieja bolsa de tela que contenía tabaco.

No solía fumar a menudo pero con las brujas a veces perdía los papeles y esto, al menos me aliviaba

—¿Sabes que fumar es malo?— preguntó el holandés

— E ir a carreras ilegales,la prostitución en algunos países,el narcotrafico...—me encogí de hombros — Hay demasiadas cosas prohibidas y me temo que a ti te gustan cada una de ellas.

—Que puedo decir, la vida es breve y hay que aprovecharla. Hablando de cosas ilegales, ¿Me acompañas a la fiesta de esta noche?

—¿Tú nunca te cansas verdad? Aun tengo ese sonido en mi cabeza

— Venga, no te quejes tanto,tampoco tienes algo más importante que hacer. — odiaba que tuviera razón.

—No,pero cada segundo que paso contigo tengo la sensación de que mi vida corre peligro

— Correrá peligro si no vienes

—¿Me estás amenazando Garritsen?

— Petición forzada.

Bajé a mi habitación a ducharme,pues sabía que iría si o si,Martin puede ser muy persistente. Me puse un vestido negro de encaje que me compré en mi anterior cumpleaños y que aún no había estrenado. Me maquillé un poco y el pelo lo dejé tal y como estaba.

Martijn

Tardé algo más de la cuenta en arreglarme pues las mujeres tardan demasiado y odio esperar, pero para mi sorpresa, Alex tocó a mi puerta cuando había salido de la ducha.

—¿Ya estás lista? —pregunté sorprendido. Alex poseía una belleza inigualable,una cara angelical que le hacía parecer menor y al mismo tiempo un cuerpo digno del pecado. Sabía que esta noche iba a quitárselos a patadas y yo no tendría inconveniente en hacerlo. —Un momento. —Me quité la toalla, y me puse unos pantalones negros, con una camiseta negra larga. Por el rabillo del ojo pude divisar como Alex seguía con la mirada cada uno de mis movimientos. Y no sé por qué eso me enloqueció.

Escogí ir en moto, por hacerla sufrir y sentir su cuerpo contra el mío. Ella me miró con cara de pocos amigos,pero esta vez no rechistó. El trayecto fue tranquilo,pero la sensación de estar así con Alex era indescriptible.

Al ser una fiesta con todas sus letras no se celebraba en la casa de Jordan,sino en la de Clarie, una chica preciosa,que había estado con la mitad de nuestro grupo,yo incluido,no es algo de lo que esté orgulloso.

Poco fuimos avanzando entre la gente y en unos sillones encontré a mis amigos. La mitad ya estaba colocada con sustancias varias. Jordan y Alex se saludaron efusivamente, no me agradó demasiado,pero se habían acostado,supongo que algo les unía. Él le dijo algo en el oído y ella asintió sonriente,rodé los ojos y me fui a por una copa.

Narrador Omnisciente

—¿Y Martijn?—Alex se encogió de hombros.—Ya habrá ido a por alguna — Jordan se carcajeó sin saber que eso le afectó a la chica más de lo que ella misma quisiera reconocer

—Él vive a su ritmo—sonrió falsamente

—¿Por qué no nos sentamos?—Ambos sabían que nunca se podrían llegar a amar,pero eran dos corazones vacíos dispuestos a divertirse y a compartir su soledad

Al otro lado de la sala Martijn hablaba con una chica que intentaba por todos los medios conseguir irse esa noche a su cama, pero el holandés solo pensaba en aquella rubia que poseía unas curvas que le hacían suspirar. Por ello bebió,y olvidó por unas horas que esa chica le atraía más de lo que pensaba.

Jordan aburrido, quiso animar la fiesta,así que propuso jugar a la botella,muchos de sus amigos se apuntaron y aunque algunos les costó convencerlos como a Alex,todos acabaron aceptando.

—Bueno ¿Quien empieza? —preguntó Clarie,al no haber candidatos giró ella misma la botella,y la boca de la botella eligió a Jordan,que no le importó besarse con ella.

Tras muchos giros,la mayoría estaba en ropa interior,sobre todo Alex,que rechazó varios retos. El holandés suspiró,se encontraba aburrido,pero lo peor era aguantar a la rubia en paños menores,lo enloquecía. Pero algo llamó su atención:

—Alex,Martijn os tenéis que besar durante 20 segundos—Martijn había salido escogido primero por lo que él decidía si el reto se realizaba. Alex sabía perfectamente que Martijn iba a aceptarla,pero para sorpresa de todos,el holandés se quitó la camiseta.

—Yo paso,prenda—La chica alucinaba,todas lo hacían,Martijn no era de rechazar a chicas,sobre todo a alguien como ella. Pero él a pesar de comerle las ganas,prefería no tentar a la suerte,porque sabía que si probaba no podía parar,a parte de que verla con esa cara de asombro le recompensó.

Poco después todo el mundo se iba, y Martijn y Alex hicieron lo mismo.

Alexandra

Aún no salía de mi asombro,aunque pensándolo bien me lo merecía,yo lo había rechazado horas antes,aún así era como si me faltase algo. Quería besarle,y no me iba a quedar con las ganas.

Y así llevaba algunas horas,desde que Martijn me había dejado en la puerta de casa y sin mirarme había subido las escaleras. Su indiferencia dolía,pero él era así. En lo poco que lleva aquí lo he podido comprobar.

Con sigilo subí las escaleras hacia su habitación y abrí la puerta.

—¿Alexandra?—preguntó Martijn que miraba el teléfono.

—¿Por qué no me has besado? —pregunté

—Es tarde muñeca,vete a dormir.

—No quiero—refunfuñé —pero sí una explicación—Martijn se incorporó y avanzó hasta mi. Acarició uno de mis mechones y me miró a los ojos.

—Caperucita ¿Por qué quieres meterte en la boca del lobo? —Mi espalda cerró la puerta y acabé pegada a ella,nuestros cuerpos a milímetros aclamaban fundirse.

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#DE PARTE DE UNA BORDE.


Cinderella (Martin Garrix)Where stories live. Discover now