CAPITULO XVII MÉTODOS DE DEFENSA. I

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El no iniciado y el exorcismo.— Aclarado de la atmósfera psíquica.— Liberándose

del magnetismo.— Agua fluyente.— Incidente de la tubería.— Electricidad y

bacteriología.— Fórmula para preparar agua bendita.— Fenómenos físicos.—

Cómo impedir materializaciones.— Magia etérica en el Este.-- Precauciones a

tomar contra ella.— Disposición de los productos secundarios del cuerpo.—

Substancias empleadas en la Magia Negra.— Uso de ajo para la purificación.

Al escribir para el lector general un recuento de los métodos a usar al combatir

un ataque psíquico, me acuerdo de esos excelentes manuales sobre medicina y

cirugía que un iluminado Consejo de Comercio insiste en que sean proporcionados a

los capitanes de los barcos, junto con un aparador lleno de remedios, inofensivos u

otros. Cuando surge una emergencia, el patrón digno lee el capítulo que cree que

incide sobre el caso a mano y se pone a trabajar lo mejor que puede. En estas

ocasoónes el factor personal es grande.

Igual lo es al tratar con el problema psíquico. Se necesita una amplia experiencia

para el diagnóstico, y facultades especialmente entrenadas y poderes

especialmente desarrollados para contender con las condiciones que pueden

encontrarse. Este libro está más en la naturaleza de un manual de primeros auxilios

que de un tratado sobre el tratamiento.

Debemos tener presente también que igual que la droga potente es efectiva en

las manos del experto pero peligrosa en las manos del aficionado, así las fórmulas

ocultas más potentes necesitan equipamiento especial para su uso. Más aún, una

fórmula que es usada indiscriminadamente por el no iniciado está expuesta a

perder su potencia y volverse inútil. La popular expletiva que G. B. S. introdujo en

la sociedad educada en su drama, Pigmalión, es el gastado remanente de la una

vez poderosa imprecación, "Por Nuestra Señora". Más aún, no hay dos casos

iguales, y el caso claramente delimitado y típico es una rareza y un tesoro. El

sentido común, la aptitud natural y la experiencia son el mejor equipamiento del

exorcista.

Habiendo hecho su diagnóstico y estando listo para proceder con el manejo del

caso, el exorcista tiene que conseguir tres cosas: debe reparar el aura de su

paciente, aclarar la atmósfera de su entorno, y romper su contacto con las fuerzas

que están causando el problema. Estas tres cosas son interdependientes, y ninguna

de ellas es la primera o la última. Está cerca de lo imposible el curar un aura

dañada si no aclaras la atmósfera; y la atmósfera no permanecerá clara largo

tiempo si no puedes romper los contactos.

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