CAPITULO XVIII MÉTODOS DE DEFENSA. II

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El método meditativo.— El método invocativo.— Valor de una combinación de los

dos.— Ataque por formas de pensamiento.—Ataque por fuerza del pensamiento.

— Campos magnéticos.— Fórmula para hacer un círculo mágico.— La Cruz

Qabalística.— La Espada de Poder.— El Círculo de Llama.— Uso del incienso.— El

Pentagrama Purificador.— Incidente del panel roto.— Fórmula para sellar el aura.

—Método de hacer escudos astrales.— Cómo impedir la hipnosis.— Valor de los

sacramentos.

Hay dos tipos de trabajo psíquico práctico que pueden usarse separadamente o

en combinación, dando el último método, en mi opinión, los mejores resultados con

mucho, aunque los exponentes de cada uno están prontos a desacreditar al otro. El

método que distinguiremos como el método meditativo consiste en la meditación

sobre cualidades abstractas, tales como paz, armonía, protección y el amor de

Dios. Es el método de la escuela del Nuevo Pensamiento, y su valor yace en el

efecto armonizador que tiene sobre el estado emocional y su contrarrestación de

las autosugestiones dañinas. El otro método, que llamaremos el invocativo, consiste

en la invocación de potencias externas y el empleo de métodos formales para

enfocar su fuerza. Este método tiene muchas gradaciones de complejidad y una

variedad infinita de técnica. Va desde la oración más simple que llama al Cristo con

el Signo de la Cruz, hasta los más elaborados rituales de exorcismo ejecutados con

campana, libro y vela. La esencia del sistema reside en el intento de diseccionar,

fuera de la fuerza general del bien, el aspecto particular de energía que se necesita,

y en el uso de algún símbolo para actuar como vehículo mágico de esa fuerza sobre

el plano de la forma. Este símbolo puede ser una imagen mental de la túnica azul

de Nuestra Señora; puede ser la acción de hacer el Signo de la Cruz; puede ser el

agua consagrada asperjada como signo de limpieza; o puede ser algún objeto

especialmente magnetizado para actuar como talismán. En el método invocativo el

objetivo es concentrar la fuerza, y en consecuencia ha de emplearse algún símbolo

de forma. En el método meditativo el objetivo es escapar más allá de los límites de

la forma a la atmósfera del espíritu puro, demasiado exaltado para que entre el

mal, y por lo tanto se elude el uso de cualquier forma o fórmula que impida al alma

elevarse a este aire puro.

En mi opinión, y con todo el respeto debido a los practicantes de este último

método, se obtendrían resultados mucho mejores si se usase el método invocativo,

con su utilización de la eficacia de la fórmula, para permitir a la mente trepar al aire

puro de la conciencia espiritual donde el mal no existe. Sólo aquellos que están

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