Musa

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Su cuerpo, toda usted

Lo que expresa al hablar, al mirar

O incluso cuando caya...

Amada mía libéreme de este martirio

Día tras día su peculiaridad me sorprende

Ninguna se iguala a usted

Cuando estoy convencido de que ya no puede sorprenderme

Aparece de nuevo usted con aquella coquetería

Mi sufrimiento es atormentador por las noches

Sufre mi consciencia, al saber que estoy vivo

Pero no puedo tenerla

¡Escúcheme! ¡Escúcheme!

Y vuelva a acariciarme con sus delicadas manos

Hermosas y delicadas manos

Si no es a usted, yo ya no anhelo, volver a querer

Continúe, siga inspirándome

La tristeza se ha vuelto mi compañera

Es la que me acompaña cuando recuerdo su piel morena

Aquella que recorría lentamente, buscando cruzar nuestras miradas

¡oh que mirada! 

Verbos del BarrioWhere stories live. Discover now