Capitulo 66:El Final de Todo.

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Empezamos a andar a paso tranquilo pero decidido. Mi cabeza sólo podía pensar una cosa, ¿que hacia un coche aquí? Así de improvisto. Acelere el paso hacia la casa tras esa pregunta. Louis se descompaso, pero no se molesto por acerar un poco y pillarme. Yo seguía, y el paso se aceleraba conforme mi mente repetía la pregunta. Seguí andando, con Louis detrás, esperando que no se parase. Que casualidad, hoy que quería llegar antes aparcaba casi al final de la calle. <<Karma>>. Quedaban dos metros y ya escuchaba gritos. ¿Qué pasaba ahí dentro? Intercambie una mirada con Louis y este en el mismo momento, acelero el paso como yo, volvíamos a ir al compás. Llegamos rápido, saque las llaves y busque la correcta. Aunque entre mi inutilidad y Louis gritándome que diese prisa íbamos mal. Se me cayeron las llaves y Louis bufó. Me agache a cojerlas con una rapidez inaudita. Conseguí meter la llave y abrir la puerta. Estampaza. Liam con los chicos en el sofá riendo. Mi mandíbula por el suelo obviamente. Y no sólo eran los tres idiotas con los que me había acostumbrado a convivir, cuatro australianos se nos unían. Louis y yo seguíamos paralizados en la puerta, el sonriendo y yo preguntándoles a todos con la mirada, hasta que choque con la suya. De nuevo esos ojos miel sobre los míos, ya no había tristeza en ello como la última vez que me los cruce, estaban alegres. ¿Aquí que pasaba ahora? Volví a pasar mis miradas de unos a otros, hasta que pare en Mike. Trozo de pizza en la boca, pelo lila, rojo y moreno bien despeinado, como debe ser en la cabeza de Mike y postura inexpresiva. Le mire a él ya sin buscar respuesta, si no comida.
-Toma cacho gorda.-Dice pasándome un trozo de pizza que queda sobre el cartón de lo que me parece una pizza familiar. Le sonrió y el me devuelve la sonrisa. Intento no aparentar que esto me huele mal. Ahora con la porción en la boca, vuelvo a las miraditas. Como nadie responde, me veo obligada a preguntar yo.
-¿Me explicáis que pasa?-Digo dándole otro bocado a mi porción. Así no parezco sería y les da la risa, pero aún así, Ashton me responde.
-Nos vamos ya a Australia Hazz.
-¡¿Qué dices?!-Digo entre sorprendida, emocionada y traicionada. En este último sentimiento mato a Louis con la mirada, el cual parecía saberlo todo y me sonríe inocente. Todos empezaron a reír. Su risa joder, su risa.
-Si, nos vamos todos ya.-Dice Calum. ¡¿Ya?!
-¿Y mis maletas? ¿Y mis amigas?
-Maletas en el coche de Liam.-Pongo una mueca pero la quito al suponer que vendría alguien más. Mal supuesto.-Y tus amigas llegaran en dos días allí.-Me los quedo mirando y al momento empiezo a bailar a lo tonta, pava, idiota... Baila Hazel. Ellos empiezan a reírse.
-Para y sube al coche que llegamos tarde.-Dice Liam alegre y contento. Así no vamos.
-¿Quien más viene en el coche?-Pregunto seca.
-Vamos tu y yo.
-Ni de coña.
-Hazel venga no cabemos más y no te mueres por...-Empieza Zayn.
-¿Compartir coche con él? Si. Louis dame las llaves.-Digo al borde de estallar. Vale que nos quieran juntar si muy bien, pero no van ha obligarme ha hacerlo contra mi voluntad. Simplemente no puedo, mi orgullo y mi dolor.
-Hazel no me seas niña por favor.-Dice Luke con cariño, sin alterarse una pizca, y si lo hace, no me percato de ello. Mi paciencia toca su límite.
-Oh fácil decirlo, ¿no? Ver a la persona que más quieres del mundo, viva,-En decir eso a todos les recorre un escalofrío. Saben que me refiero a mi madre. Notó las lágrimas luchando por salir, pero se van a quedar ahí.- verla besandose, me corrijo, comiendose a otra persona, y luego perdonarla sin sentir que al verla, lo que ves es lo que hizo, es fácil, ¿no? Demasiado fácil si. Louis dame las llaves.-El me niega con la cabeza. Sabe que estoy enfadada y no le conviene.-Louis las llaves.-Dándose por rendido me ofrece las llaves con la mano.-Os quiero, daos todos por aludidos.-Digo mirando a Liam entre las lágrimas.-A ti, por desgracia, al que más. Nos vemos en el aeropuerto.-No se como acaba de salir eso de mi boca, pero lo ha hecho y no me arrepiento. La cosa es que la he dicho con el presentimiento de que no los voy a volver a ver. Mis presentimientos suelen ser malos. Aún sigo con rabia en todo mi ser. No saben ni de lejos lo que estoy pasando. Y si, él es, no era, la persona que más quiero con diferencia. Y me rompe en dos. No podía más... Sólo quería que todo fuese como cuando era pequeña. Llorar y que mi madre me cogiese en sus brazos, me acunase y me dijese que todo iba a estar bien, que no iba a pasar nada, y en sus brazos me sentía segura; entonces no pasaba nada. Sólo era su calidez, sus palabras y yo. Todos seguían sin decir nada, ya me calmaría al llegar al aeropuerto. Salí dando un portazo. Iba andando sola, hacia ninguna parte. Bueno si, al coche. Ha hacer cualquier locura y con suerte desaparecer. No, no digas eso Hazel. Tienes un padre al que quieres. Y ahora, en estos precisos instantes es lo más importante. Oigo mi nombre metros atrás. Lo ignoro y sigo andando. No es cualquier voz. Es su voz. A los minutos dejo de oír la y divisó el coche de Louis. Sigo andando arrastrando los pies, lamentándome de todo. Perfectamente podría retroceder, tirarme a sus brazos y que el hiciese como mi madre: acariciarme la cabeza dejando cariñosos besos y acunarme con sus brazos en su pecho diciéndome que todo esta bien y me quiere. Yo le respondería que también le quería, como acaba de hacer hace apenas 10 minutos, pero claro, un corazón tal como el mío ahora, con tal orgullo, no se arregla fácil. Si yo quisiera si, pero ahora no. Eso se había acabado. Abro penosamente la llave del pequeño pero lujoso coche y me pongo en el asiento del conductor. Me pongo los pelos detrás de las orejas, me limpió la cara un poco y me miro en el espejo que hay. Tengo una pinta horrible y aún lloró. Gracias a todo no me hecho maquillaje por lo que no se notará tanto cuando empiece a entrar al centro. Se me olvida ponerme el cinturón. Meto las llaves, sin ningún indicio de tener ganas de algo más que dejarme caer en cualquier sitio y llorar, y enciendo el coche, pensando en todo, más bien él. Él es mi todo y se ha ido, dejándome en nada más que mi madre. Que no esta, por lo que no soy nada. Una simple persona más en el mundo. ¿A quién le importa ahora que yo desaparezca? Más bien creo que a poca gente. Siempre me habían dicho que pasase de las demás opiniones, que sólo importaba la mía. Decidida, le doy al contacto y el coche ruge. Enciendo los faros ya que de repente, hay niebla. Veo otras luces un poco más adelante, los chicos salen ya. Mejor dejarlos salir primero y que estén en el avión cuando todo pase. Antes de nada se me pasan por las cabeza cinco locas, cinco hermanas que por desgracia no eran de sangre. Sus nombres pasan por mi cerebro como con luces luminosas:Leah, Jane, Ela, Harvey, Jade... Y vuelta a empezar. Dando vueltas. Luego los de los chicos, el de mi padre... No tenía valentía suficiente para ello. No iba a dejarlos. Iba a ser fuerte y olvidarme de aquel que lo era todo para mi, y al parecer yo no era nada. Al parecer encontraba otra de la nada, y se ponía seco conmigo a los dos años, cansándose de mi. Precioso primer amor. Veo las luces de sus coches alejarse. Mandó un último mensaje, y quito el freno. Empiezo a conducir como lo hago yo, despacio y con precaución. Además hay niebla y no veo nada. Sigo conduciendo, y las lágrimas empiezan a brotar. Hace un año, casi hizo lo mismo. Empezaron a salir cosas en las revistas y eso, me decía que no creyese ninguna, salían fotos, y tal... Hasta que un día Niall me pillo llorando a más no poder con una revista y hablo con el para abrirle los ojos. Ahí como una niña débil, le dije que sí y no pasaba nada, todo bien. Ahora no es lo mismo. No soy una niña débil ni mucho menos. <<Para ya de pensar que me vas ha hacer explotar, doña problemas de una montaña de arena>>. Alomejor tenía razón... Y la tenía si. Mejor concentrare en la carretera. Encendí la radio, haciendo caso omiso de lo que ponían. Iba en mi mundo, el cual era blanco con matices grises, en los que en el centro había una sola persona. Mi madre. Ese era mi mundo. Y me daba igual lo demás. Entonces vi las luces de algo acercándose a mi, unos metros más adelante. Calculaba un minutos. Sesenta segundos. Deje el volante, iba a morir igual. Cincuenta segundos. Encontré mi móvil, y marque. Cuarenta y cinco. Primer pitido. Cuarenta. Veía las luces cegandome. Treinta. Habían pasado tres pitidos.
-¿Si?-Quince segundos. Quedaban justos. Una última lágrima recorre mi mejilla.
-Papa, te quiero.-Corto la llamada.
Y ahí esta. Lo último que recuerdo, son las luces blancas cegandome del todo, y ruido de cristales que me hacen quedarme sorda. Entonces dejo de sentir nada. Ni escucharlo. No percibo nada. Ahora si estoy en mi mundo blanco y grisáceo, y una forma humana se acerca a mi. Mi madre.
*FIN*

Nuevo comienzo{1D}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora