- Hemos preparado este debate para concientizar a los jóvenes de hoy que sufren confusiones sobre su sexualidad, para que no se desvíen de su verdadero camino. La profesora Margaret trabajo durante este trimestre con los alumnos de tercero para poder... -
No quiso seguir escuchando.
Se encontraba encerrado en una pequeña aula con más de cuarenta personas en ella. Se sentía mareado, había soportado por semanas las estupideces que se animaban, sin ningún remordimiento, a soltar los directivos. Sabía, más que nadie, que él mismo se adentro a lo que sería su tortura, sin embargo no aguanto más. Para el debate, se invitó varios colegios, lo que ellos llaman "los de élite", lo que solo sirvió a que se sintiera más incómodo.
Miró sus manos bañadas en sudor. Tenía que salir. Sentía la mirada de todos clavada en su nuca, recordó lo que el director dijo:
"-Esas personas están enfermas, su destino es ir al infierno y quemarse por todos los pecados cometidos. Este mundo no fue creado para personas como ellos, homosexuales, bisexuales ... - escupió con desagrado -son personas malditas-"
Se levantó repentinamente, llamando la atención de los presentes.
Sintió como el calor subía a sus mejillas, necesitaba ir a tomar aire, se dirigió a la puerta. Su cabeza no dejaba de repetir lo asqueroso que era su persona.
"Bicho raro" "imbécil" "chupa pija" "debil"
Se tropezó.
-Ten cuidado marica- trató de pararse- ¿Quieres agacharte para chuparmela?- le dolía la cara, sus ojos se llenaron de lágrimas. No podía llorar, no frente a ellos.
Como pudo se levantó, tenía que salir de allí.
Cuando estaba a unos pasos de la puerta se escuchó la voz de Luke.
-Profesor, mi compañero no se siente bien ¿podría acompañarlo?-
No espero a escuchar una respuesta, salió rápidamente, dirigiéndose a los sanitarios. Sabía que algo malo iba a pasar, sabía que había sido una mala decisión. Una mano lo agarró por detrás y lo empujó contra la pared.
-Eres un llorón Noah- Luke le sonrió con burla -Marica- se rió -voy a disfrutar romperte la cara- cerró sus ojos, sintió como las lágrimas caían por sus mejillas, se sintió patético.
Espero a que el golpe llegara, sin embargo nada sucedió. En vez de eso, las fuertes manos que lo tenían inmovilizado lo soltaron y se escuchó un horrible sonido.
Abrió los ojos asustado, y lo vio.
Una chica estaba apoyada sobre Luke limpiandose la sangre de su mano en la remera de este. Lo había dejado inconsciente, con la nariz rota.
Era linda, con unos grandes ojos marrones al igual que su cabello, a diferencia de las otras personas presentes en el aula, ella no vestía ningún uniforme. Nunca antes la había visto, no es como si conociera a todo el mundo, pero jamás se olvidaría de alguien como ella. Se giró hacia él.
-¿Estas bien?- su voz era dulce, parecía realmente preocupada.
Se sentía humillado. No por haber sido salvado por una chica, sino por haber dejado que las personas lo vean en ese estado. Susurró un débil gracias y corrió hacia los baños.
Cerró la puerta con seguro y se permitió llorar.
Llorar por todas las cosas que se vio obligado a escuchar,cosas que fueron dichas sin ninguna vergüenza.
Se sentia sucio, esa era la verdad.
Es fácil decir que alguien tendría que salir del closet porque mucha gente lo apoya, es fácil decir que no hay que tener miedo por ser quien eres, pero esa no es la verdad.
Uno no la descubre hasta que la vive, y no necesariamente de la mejor manera.
Miedo, eso describe el sentimiento al aceptar que tus gustos no son como los de la mayoría.
Sucio, se sentía sucio por estar confundido.
Quería detener las mariposas que revoloteaban por su estómago al leer un mensaje suyo. Un mensaje de Aaron,el mismo chico que estuvo siempre para él, el mismo que lo cuido en todo momento, el que lo enamoró poco a poco, el chico que ahora, es el dueño de su corazón, el mismo chico que nunca lo olvido.
No quería sentir nada. Quería encerrarse y nunca tener que enfrentar a sus sentimientos.
