Hasta los huesos

Encuentro y despedida

Habían pasado al menos dos semanas desde la última vez que Ardryn se apareció en esa habitación . Al principio pensó que tal vez sus amigos habían llegado a rescatarlo, entonces se permitió sentir algo que hace ya algún tiempo había perdido, esperanza. Con ilusión en su mirada aguardaba a la espera y se decía a sí mismo que debía conservar la energía suficiente para seguirles el paso una vez lo sacaran de ahí.

Justificaba la tardanza del grupo a los confusos y extensos pasillos de la fortaleza, sin mencionar que ésta se encontraba repleta de cadentes y soldados magitec. Se atrevió a imaginar incluso a Noctis enfrentándose a Aldryn para poder llegar a él cual héroe.

Sin embargo los días pasaban y la desolación volvía a envolverlo permitiéndole darse cuenta de su triste realidad. Se encontraba completamente solo y su situación lejos de ser un cuento de hadas más bien se trataba de una historia de terror donde incluso el monstruo, aquel brujo maldito que lo había sobajado todo ese tiempo, decidió dejarlo de lado, tal vez al notar lo insignificante y poco importante que era para el príncipe y por lo tanto irrelevante para sus planes.

De esa forma y sin más alternativa tuvo que enfrentarse una vez más a la soledad y peor aun a sus propios pensamientos. Reflexionó sobre los motivos que tendría el príncipe para ir a buscarlo y no tardó mucho en notar que eran más los motivos para dejarlo abandonado que para ir por él.

Se dió cuenta de que el hecho de haber osado sustituir el lugar que Lunafreya debió haber ocupado siempre con el príncipe había causado en Noctis una infinidad de sentimientos de culpabilidad que solo se acrecentaron con la muerte de la joven. Podía recordar perfectamente la cara de dolor de su mejor amigo después de aquel terrible acontecimiento, reflexionó sobre su actitud mientras viajaban en el tren, como si el mundo, toda su energía y motivación se hubieran agotado para convertirse en ira, una ira que de forma implícita iba dirigida hacia ambos, pues los dos eran conscientes de las responsabilidades del pelinegro y el destino que debía cumplir con la oráculo, aun así sin mencionar palabra alguna decidieron seguir tonteando incluso si se encontraban camino a la boda que debía celebrarse...

Con eso en mente su cerebro le jugó una mala pasada, una donde la acción de Noctis al tirarlo del tren había sido un acto premeditado para poder librarse así de una carga pesada en su vida. La tristeza disfrazada en ira invadió sus ojos cuando aunado a lo anterior una presencia que poco extrañaba se hizo presente una vez más.

- ¿Que es lo que quieres?- Preguntó el rubio en un tono lleno de ira al brujo pelirrojo que una vez más, después de un largo tiempo, se presentaba frente a él.

- Modales mi querido Prompto, yo también te extrañe, pero me temo que éste día será nuestra despedida, tu querido príncipe acaba de llegar al rescate y hay que dejarte lo más presentable posible - El brujo se fue aproximando al rubio dejándole ver la verdadera forma que los años de inmortalidad y la maldición impuesta sobre él le habían dejado.

Prompto se alarmó, el terror lo invadía, pero no dejó de lado su mirada vacía y hostil. Tan solo pensó que el monstruo mostraba su verdadera forma.

- A demás, quiero que tengas un pequeño presente de despedida, viene desde el fondo de mi ser, así que espero que lo aceptes.

- Solo haz lo que hayas venido a hacer y dejame en paz.- pronuncio con fastidio.

- ¡Vaya!, estamos ansiosos, muy bien, como gustes.- Ardryn liberó a Prompto del lugar donde lo tenía apresado, observó como el cuerpo del chico resbalaba ante la debilidad causada por el tiempo en el que se mantuvo inmóvil y caía de rodillas logrando detener por a penas unos segundos el golpe que recibiría en el rostro contra el piso.

Prompto intentó ponerse en pie, sin embargo, de manera inmediata recibió una patada en un costado de su cuerpo que lo hizo estrellarse contra la pared que estaba a sus espaldas.