"El miedo a las alturas: saltaré contigo..."
Tienes razón. Yo no entiendo por lo que estás pasando. Me lo has dicho de manera implícita en tus palabras. No lo hago, pero si confías en mi para decirme lo que pasa por tu cabeza, puedo intentarlo. Y eso es mas de lo que estoy dispuesta a hacer la mayoría de veces por una persona.
Hoy te he vuelto a sentir débil y ésta es la segunda vez (y contando) que lo haces. Haces que parezca tan sencillo mostrar parte del alma así, de buenas a primeras. No necesito que me cuentes lo que te pasa, me basta con que me hagas saber como te sientes. Respeto sobremanera tu decisión de no querer decirme lo que te agobia. Aún no logramos confiar del todo el uno en el otro, pero eso está bien.
Nunca he sido una persona que sea capaz de sentir un alto grado de empatía hacia los demás. Si un conocido me habla de los problemas que le agobian, o algo que le haya hecho sentir cualquier tipo de emoción positiva, es probable que me dé igual y pueda decir una sarta de tonterías motivacionales que tanto he escuchado de la boca de mi terapeuta.
Pero cuando alguien que en verdad me importa me muestra una pequeña parte de lo que guarda dentro de su mente, aquello que quizás es demasiado profundo para mostrárselo al mundo, sentimientos, emociones o problemas, mi mente se paraliza. Puede llegar a afectarme de tal manera que mi cuerpo y mi mente queden igual que la persona en cuestión. A veces no sé si es una virtud o un defecto.
Eres un ser bastante difícil de comprender por el resto de los mortales. Incluso en cierta parte para mi también. Pero eres fascinante. Contigo no hay puntos medios. Son nulos, pero logras un perfecto equilibrio al formar parte de ambos extremos de la balanza: Locura y Cordura. Amor y Odio. Bueno y Malo. Maldad y bondad. Humanidad e Inhumanidad...
¿Quién te falló esta vez? Cariño mío, ¿Quién te ha hecho tanto daño en estos últimos 10 años?
¿Hasta donde puede llegar el amor que puedes sentir por una persona que no lleve tu misma sangre? ¿Existe un límite para ello?... Crecí en el seno de una familia católica. Conforme fui creciendo, mis ideas y creencias tomaron un rumbo distinto. No descarto la posibilidad de la existencia de una Deidad; de hecho, definitivamente creo en algo. No me gusta sentarme a oír el sermón de un hombre que se supone es la representación de El Señor sobre la Tierra.
Pero me gusta orar. Cuando visito mi lugar de origen, mis pies me llevan hasta el templo, y, con el silencio a mi alrededor, pido perdón, doy gracias y vuelvo a pedir por las personas que más amo.
Desde que me enamoré de ti, y aún cuando te fuiste, no dejé de hacerlo ni un sólo día. Pedir por ti. Por tu felicidad. Que tu vida fuera bien...¿De qué sirvió?Sabiendo esto, si tú te desnudaras ante mi, no sabría como reaccionar. Y no hablo de que te quites la ropa. Cariño mío, si eso llegara a pasar, yo... Yo, honestamente, me derrumbo. Me has dicho que no sientes tristeza, melancolía. No puedes y no sientes ganas de llorar... Esta noche has admitido que estás roto por dentro.
Me has dicho que no quieres volver a ser el de antes. Cuando te pregunté sobre ello, respondiste que fue desde que dejamos de hablar hasta que volviste a ponerte en contacto conmigo (¿Acaso yo tuve parte de culpa?). También mencionaste que si eso llegara a suceder no sería bueno, porque perderías la cordura.
Tomaré la metáfora de un libro que leí a los 14: Eres una granada. Si explotas, dañarás a las personas que te importan. Lo que no sabes es que también a mi me dolería. Y mucho.¿Que haré entonces si te pierdo de nuevo? Dolerá como la mierda, porque sabré que estás aquí, pero mentalmente estarás a millones de kilómetros.
Ahí está de nuevo esa sensación... Es tan frustrante para mí darme cuenta de que, aunque quiero hacerlo, no sé cómo ayudarte. Detesto no poder verte a los ojos y, aunque el contacto físico con las personas que amo me cuesta bastante, detesto no poder tocar tu mano y hacerte saber que estaré contigo pase lo que pase. Odio la maldita realidad.
De momento, no puedo ofrecerte nada más que mi amor incondicional y no puedo prometerte nada más que quedarme contigo, sólo hasta donde tú quieras que lo haga.
Me encantaría poder juntar todos los trozos (no me importa si me corto las manos y las heridas sangran en el proceso), buscar la manera de pegarlos todos y con todo el amor que tengo por ti, hasta la última gota, sanar todas y cada una de las heridas que llevas dentro. Lo intentaría sin darme por vencida (es lo que mejor se me da) aunque me hiciera daño a mi misma. Pero dudo que me permitieras hacerlo. En todo caso, tampoco puedo; porque ni yo tengo idea de cómo se repara un alma rota...
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Para Mi Amor Valiente
No FicciónEsta no es una historia como tal. Es una carta dedicada a una persona a la cual quise mucho en algún momento de mi vida. A la cual le sigo teniendo un cariño inmenso. A quien sin proponérselo siquiera, logró convertirse en mi Amor Valiente... Si ést...