Mi vida siendo "Rayita"

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NOTA DEL AUTOR:
Hola de nuevo a todas, hoy les traigo una redacción que me sacó muchísimas risas al hacerla. Esta vez se trata de un reto de escritura muy curioso, que trataba básicamente de hacer una pequeña narración como si nuestro personaje fuera parte de una típica historia RAYITA (T/N:_______)(Tu narras)  y donde las situaciones fueran de lo más cliché e ilógicas del mundo, muy común en ese tipo de novelas. 

Bueno pues para este experimento utilicé a Bill, el personaje de una última promesa y esto fue el resultado, espero que les haga reír tanto como lo hizo conmigo. 


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Mi vida como (T/N:_______)

No sé qué sucedió, pero todo ha cambiado en mi vida sorpresivamente y no sé cómo lidiar con ello. Yo suelo ser una persona muy tranquila, siempre intentando verle el lado positivo a la vida, pero, lo que me ha pasado sobrepasa todos los niveles de tolerancia que una persona puede soportar.

Todo comenzó hace un par de días, cuando al despertar noté que algo era diferente. Intentando no ser supersticioso, comencé mi día como de costumbre; tomé un poco del cereal de Tom a escondidas, miré las noticias del día y tomé un baño rápido antes de salir corriendo para llegar a tiempo a la editorial. Todo era normal, hasta que noté que había olvidado mi teléfono móvil en el apartamento y maldije para mis adentros «Maldición T/N:_______ ¿Cómo puedes ser tan despistado?» Bueno, sí, no he omitido decir mi nombre, es que simple y sencillamente lo olvidé por completo. Confundido detuve mi caminata rápida y lo intenté en voz alta: ¡Maldición T/N:_______!... pero no, nada. ¿Olvidar tu nombre es algo normal? Me pregunté y la respuesta definitiva fue un ¡NO! Rotundo en mi cabeza. De inmediato mil ideas me llegaron; podía ser que me faltaran vitaminas y eso estuviera afectando a mi memoria, o quizás, estaba teniendo un colapso nervioso por todo lo que pasaba recientemente en mi vida, pero... ¿Y si era un tumor en el cerebro? ¿Podía ser posible que enfermara de un día al otro y muriera unas cuantas horas después?

Cuando las piernas me temblaron y estuvieron a punto de dejarme caer sobre el suelo perfectamente pulido de la editorial, escuché claramente como Igor me tomaba del hombro con camaradería y decía fuerte y claro: "¡Buenos días T/N:_______! ¿Qué tal te trata la mañana?" Impresionado me quedé mirándolo boquiabierto, ese hueco entre su "buenos días" y "Qué tal la mañana" resultaba más que escalofriante, pero lo que si fue escalofriante de verdad, fue descubrir que todas las personas que intentaban interactuar conmigo, terminaban por incluir ese molesto espacio donde —alguna vez—había ido el tan bonito T/N:_______ con que mi madre había elegido llamarme. De pronto me encontré rodeado de frases como: "Hey T/N:_______ podrías darme una mano con el archivo?" o "Que bien que has llegado temprano T/N:_______, necesito que dejes esto para Ancel en su escritorio" y también un: "Luces increíble hoy, T/N:_______, a veces envidio tanto como es que puedes hacerte ese delineado tan perfecto"

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