El comienzo del desafío (Día 1)

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Al amanecer del día siguiente, desperté feliz por los recuerdos de ayer, tanto así, que comencé a abrazar a mi almohada tratando de descargar toda mi felicidad en ella. Al cabo de un rato, me levanté y lavé mi rostro para ir a ofrecerle algo de desayunar a Vergil. Sé que dijo que se iría temprano, pero dudé de que 6:00 A.M no sea lo suficientemente temprano.

Salí de mi habitación y me detuve al frente de su puerta para acomodarme un poco mis pijamas y mi cabello. Al terminar, solté un suspiro y toqué su puerta suavemente.
-¿Vergil? ¿Estas despierto? ¿Qué deseas desayunar?- pregunté alegremente. -¿Vergil...?
Comencé a llamarlo y a tocar su puerta varias veces, pero no daba ninguna respuesta, entonces me atreví a entrar girando lentamente el picaporte de la puerta.
-¿Vergil?- llamé preocupada avisando mi entrada. Enseguida noté que se había ido, dejando toda la habitación bien acomodada.
-Vaya... En serio sí se fue muy temprano...- pensé asombrada. Mientras veía de reojo la habitación, vi que encima de la colchoneta había una pequeña nota.

Volveré al anochecer del tercer día. Buena suerte.
-Vergil.

Su letra era una cursiva muy fina y hermosa como el de un poeta. No podía creer lo perfecto que podía ser hasta en ese sentido. Sonreí poniendo la nota contra mi pecho y soltando un ligero suspiro, luego la guardé cuidadosamente en la cómoda de mi habitación.
Después de guardar la nota, fuí a tomarme una ducha y luego a vestirme como de costumbre.

En lo que me dirigía a la cocina a prepararme el desayuno, vi que el jugo de manzana que compré ayer estaba en la mesa, apartada de las demás compras. Me acerqué y noté que el jugo ya estaba abierto y usado. Sonreí de nuevo al saber que probablemente Vergil se me había adelantado con el desayuno. Seguidamente serví lo que restaba el jugo en un vaso y preparé pan tostado con mantequilla. Hubiera preferido disfrutar este pequeño desayuno con Vergil, pero me alegró mucho que haya tenido el detalle de dejarme una nota y que haya comido algo antes de irse.

Apenas terminé mi desayuno, cepillé mis dientes y salí rápidamente de casa para ir a trabajar, me sentía más entusiasmada que nunca. Cuando llegué a la biblioteca, noté que mis compañeras estaban reunidas afuera de la oficina de mi jefa, así que me les uní rápidamente para estar al tanto de lo que sucedía. Mi jefa nos dió una pequeña y rápida reunión para contarnos de que dentro de 5 días será El Festival de La Espada.

El Festival de La Espada es un evento en donde se conmemora el aniversario de La Orden en Fortuna. Su Eminencia, generales superiores y gente importante que viene desde muy lejos son los invitados de honor. Hay varias actividades como concursos, conciertos, show de talentos y demás. Al igual que cada año, La Gran Biblioteca junto a la comunidad de Fortuna tienen el deber de organizar todo el evento. Esta será mi primera vez siendo parte de las organizadoras y me siento muy motivada porque el verdadero pago para mí es ver las sonrisas de todas las familias disfrutando el momento, al igual como yo lo disfrutaba con mis padres. Algún día me gustaría disfrutar el festival con mi propia familia... agarrando a mi niño de la mano y... abrazada con el amor de mi vida... con...

-¡Hey _______! La jefa te está llamando.- llamó una de mis compañeras. Estaba tan distraída que no la escuché llamarme.
-¡Ah... Pe-perdón! Voy en seguida.- respondí para rápidamente entrar la oficina de mi jefa y pedirle las instrucciones del acomodamiento y decoración del evento.

Al entrar a su oficina, noté que encima de su escritorio había un sobre con letras en grande que decía CONFIDENCIAL. Me llamó mucho la atención que hasta lo guardó en un cofre muy llamativo, así que le pregunté a mi jefa sobre qué había dentro y me respondió que ahí había documentos privados de La Orden de La Espada. Un general superior había llegado ayer por la noche a su casa y le pidió el favor de que lo cuide por un tiempo, que pronto volvería por él. No quería sonar muy sospechosa, así que solo agradecí por la información y pedí las instrucciones.
-Vaya... ¿Tendrá información útil para Vergil? ¿Cómo podré acceder a él? ¿Tendré que robarlo...?- pensé mientras salía de la oficina.

Mientras me sumergía en mis preguntas, mi mejor amiga, Anabelle, se acercaba a mí con una sonrisa.
-¡Hey _________! ¿Te encuentras bien?- preguntó alegremente.
-¿Eh? ¿Por qué no lo estaría?.- pregunté algo confundida.
-Es que te he notado algo... diferente.
-Oh... No, ,no es nada. Estoy bien.- respondí sin importancia.
-Hmm... ¿Me estás ocultando algo?- preguntó poniendo sus manos alrededor de su cintura.
-¿Eh? ¿Por qué lo dices?- pregunté tratando de no sonar nerviosa.
-No sé si te tengo que recordar que nos conocemos desde hace ya varios años. Tengo la sensación que algo pasó en estos días, ¿no es así? - volvió a preguntar sonriente.
¿Cómo rayos lo supo?... ¿Tan obvia soy?
-¿Ah?... ¿Q-qué cosas dices? No me ha pasado nada nuevo...- respondí desviando la mirada y tapando mi boca con unos cuantos dedos.
-Oh... Ya veo. ¿Ahora intentas negarmelo?- preguntó cruzada de brazos.
-¡N-no ha pasado nada, en serio!- respondí con un leve sonrojo.
-Sí, claro.- dijo por último con un tono sarcástico. -Más tarde te tengo que contar algo, ahora me tengo que ir a terminar con unos listones con Ruth. ¡Nos vemos!- se despidió a lo lejos.

Me imagino que debe partirse de risa al ver lo mala que soy ocultando cosas, pero no le fallaré a Vergil. No romperé con su promesa.

Un Peligroso AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora