La clavícula ahora es más visible. Mis muñecas son más ligeras y mis dedos más estrechos. Las ojeras se han apoderado de mí y el cansancio no me permite a penas caminar. Pero sé que no se me va a ir de las manos. Siento que ahora lo tengo más bajo control que nunca. Mis muslos han perdido grasa, y al tener las piernas tan estrechas me han parecer más alta. Estoy perdiendo pelo bastante rápido, aunque eso no me importa. Así me siento mejor. Pero entonces me miro al espejo y una luz blanca ilumina mis ojos y me siento inconsciente. Mis ojos captan un techo blanco y oigo algunas voces por debajo.
-Hija...-oigo la voz de mi madre susurrándome.-Estamos en el hospital. Te ha dado una bajada de tensión y te has desmayado. Tenemos que hablar contigo.
-¿Qué pasa?
-Hola Mónica, ¿cómo te encuentras?-dice el doctor, apoyando su mano sobre mi hombro. Pero no me molesto en contestar.
-Verás...Tienes un índice de masa corporal de 16,8kg, y actualmente pesas 36,5kg. Por lo tanto...vamos a tener que ingresarte durante un tiempo.
Mis ojos se abren como platos.
-¿Cómo?-digo, confusa, al borde de llorar.
-Este hospital ya tiene todas las plazas llenas, pero esta noche te trasladaremos a otro. Ahora descansa. un poco.-y se va.
Me quedo a solas con mi madre, pero aún así siento cierta sensación de soledad.
-Mamá...-la digo, con miedo.
-¿Sí?
-No puedes dejar que me hagan algo así.-mis ojos están cubiertos de lágrimas.
-Cariño...Estás enferma. Lo necesitas.
-¿Qué me harán allí?
-Pues te pesarán, te darán de comer...cosas así.
-Dios...-escondo mi cara entre las palmas de mis manos.-van a cebarme y voy a convertirme en un monstruo...
-Oye, escucha: no van a convertirte en nada, simplemente te alimentarán para que cojas algo de peso y te pongas sana y fuerte.
-No, mamá...-rompo a llorar.
-Duérmete hasta que nos marchemos, te vendrá bien.-dice, y me besa la frente con delicadeza.
Despierto con la mirada fija en la ventana. Ya es de noche. En ese momento, o un poco más tarde, llega un doctor con una silla de ruedas.
-Siéntate. Vamos a trasladarte al otro hospital en ambulancia.
Me siento y el hombre, seguido de mi madre, me lleva a través de varios pasillos realmente largos . Todo está tranquilo, y el silencio que invade las salas incluso me pone algo triste.
Salimos por la puerta que da a la calle, y nada más salir veo una ambulancia y otro doctor al lado de una camilla, esperando.
-Bien, vamos a moverte a la camilla. Agárrate a mi y túmbate.
-Tranquilo, puedo andar sola.
Me suben a la ambulancia y mi madre se sienta a mi lado.
No puedo dejar de llorar.
-Todo saldrá bien...-mamá me coge de la mano y la aprieta suavemente como afecto cariñoso.
Cuando al fin llegamos, volví a sentarme en la silla de ruedas. Cruzamos a la derecha nada más entrar por la puerta, andamos recto hasta el final del pasillo, y ahí se encontraba la sala. Pasamos delante de muchas habitaciones con las puertas cerradas y alguna que otra tiene las luces encendidas.
YOU ARE READING
FROZEN BONES
Teen FictionLas extremidades de Mónica cada vez son más estrechas. Ella pensaba que lo tenía todo bajo control, pero su experiencia en el hospital la ayudará a salir adelante y a demostrarse a sí misma que no existe un cuerpo perfecto cuando se da cuenta de que...