Foxy, tras suspirar, por fin se atrevió a soltar la pregunta que se encontraba engulléndolo lentamente
—Entonces...—Habló—¿Cómo te sientes?
Golden volteó a verlo, y una sonrisa tomó lugar en su rostro, a la vez que sus ojos plata se iluminaban de una manera que hizo que Foxy se derritiera por dentro.
—Genial—Soltó
Foxy también esbozó una pequeña sonrisa, y con los característicos tonos de rojo carmín en sus mejillas, estiró ambos brazos con dirección hacia Golden, recibiendo así, un abrazo por parte de este
—Ahm... Felicidades—Soltó Foxy, entre leves risillas—Y-Ya no hubo ni que buscarla.
—¿Viste lo linda que está?—Suspiró Golden—Yo... Empezaba a pensar que estaba muerta—Su voz se quebró—P-Pero hoy... S-Solo aparece por mi casa y...—Rió levemente, antes de ocultar su rostro en aquella cavidad entre el cuello de Foxy, y su cabeza, dejando así que su nariz acariciara suavemente el cuello del pelirrojo y su respiración le hiciese cosquillas en la piel—C-Creo que realmente necesitaba verla...
—¿V-Vas a llorar?—Se asustó un poco, porque en serio, Foxy era de lo peor tratando con gente llorando
—Sí, pero...—Suspiró—N-No te preocupes, e-es de felicidad—Sonrió, y apretó un poco sus brazos al rededor de la cintura de Foxy
Foxy miró unos segundos los brazos de su contrario que lo estrechaban con fuerza, y la espalda de éste subir y bajar con rapidez, una pequeña sonrisa tomó posesión de su expresión, apretó un poco a su contrario entre sus brazos. Y así se quedaron unos pocos minutos. Golden lloraba con una sonrisa en su rostro, estrechando a Foxy entre sus brazos, mientras éste acariciaba con cuidado la espalda del rubio.
Era algo conmovedor, alegre y bastante lindo, sin lugar a dudas.Una vez que las lágrimas de Golden cesaron, éste deshizo el abrazo, para alejarse un poco y observar con una sonrisa a Foxy. Lo observaba con sus ojos enrojecidos y la garganta ardiendo, pero la sonrisa no lo abandonaba. Se sentía tan malditamente completo, podría salir y gritar por la calle que era la persona más afortunada, sin importar lo miserable que había sido su vida con anterioridad, en esos momentos le daba gracias a la vida y a los preciosos sucesos que le habían ocurrido, no podía ser más feliz que eso, le parecía imposible.
—Gracias—Soltó—Muchísimas gracias, en serio—Tomó las manos del pelirrojo entre las suyas, y las estrechó con dulzura—No sabes lo feliz que soy—Sonrió ampliamente—Y tú eres una parte enorme de esta felicidad que me consume.
—Y-Yo...—Rió levemente, con un fuerte rubor en sus mejillas—N-No agradezcas—Bajó la mirada—E-Esto también me hace feliz...
—No, pero Foxy, mi amor, bebé, mi vida, cariño, dulzura—Se acercó a él, y sujetó el rostro de Foxy entre sus manos—No sabes del infierno del que me sacaste—Suspiró con total alegría—No sabes el enorme favor que me hiciste, sin que fuese necesario si quiera pedírtelo, me acompañaste en esto, y...—Suspiró—Gracias
—T-Tú hiciste lo mismo por mí—Rió otra vez, llevando sus manos a los hombros de Golden
—Yo...—Golden pasó saliva de manera pesada—Quiero besarte, pero no sé si sea correcto ahora—Rió un poco después de soltar tal comentario
Foxy solo lo observó unos segundos, y dijo algo que pensó que le costaría la vida entera decir
—S-Solo bésame de una vez, imbécil.
Golden rió una nueva vez, acercó sus rostros, y murmuró un muy suave y tierno "Te amo" contra los labios del pelirrojo, antes de unirlos, y besarlos dulcemente. Ese había sido el beso más inocente y dulce que habían tenido en años. Sus labios se movían lentamente, sin mostrar intenciones más que esa, los dedos de Golden acariciaban suavemente las mejillas rojas de Foxy, mientras los dedos del pelirrojo se aferraban en los hombros del rubio. No había ni una duda, ese era uno de los momentos más felices para Golden, hacía mucho que no se sentía tan fresco y libre, y con aquel delicioso contacto con los labios de Foxy, aquellos sentimientos que afloraban en su pecho con rapidez, solo se intensificaban. Eran oleadas de solo sentimientos que lo hacían sentir increíble, y se sentía malditamente bien.