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Le seguí el beso:
  Grave error.

Te amo Agustín— susurró entre mis labios. Me hizo poner furioso.

—¿Qué dices? ¡Me dejaste por el!— sonreí incrédulo ante sus palabras.
—Todo esto es una pelotudez Carolina— y me volví a la fiesta.

(...)

—Hola, ¿Te sucede algo?— pregunto una chica pelirroja con ojos verdes. Imperfecta mente hermosa.

—Hola— saludé—No, ¿Por que?— ahora yo preguntaba. Si, bien ridícula la pregunta.

—Es que estás aquí— me señaló— Solo— sonrió— Mientras todos gozan del matrimonio— reía.

—No pasa nada— mentí.

—¿Cómo te llamas?— se sentó lado mío.

—Agustin ¿Y tú?— estrechamos nuestras manos.

—Alexis— sonrió.

—Estas hermosa— le devolví la sonrisa. Traía un hermoso vestido color negro largo que marcaba muy bien su figura.

—Gracias— rio.

Así pasé gran mayoría de esa noche hablando con Alexis. Era una chica genial y por supuesto hermosa, luego de Carolina claro. ¡Rayos! ¡Olvida a Carolina, Agustín!

—Nos mantendremos en contacto— sonrió y me dió su número— Hasta luego Agustín, fue un enorme gusto haberte conocido— sonrió y nos despedimos.

—Tambien fue un gran gusto conocerte Alexis, hasta luego— y entré al auto de Ruggero y desaparecimos de su vista.

—No puedo creer que quisiste venir a este casamiento— sonrió incrédulo Ruggero. Si, es mi mejor amigo.

—Queria salir un poco. Hace mucho no salía luego de la ruptura. Quería ver la cara  forra de Carolina— reí falsamente.

—Eres un idiota— río Ruggero.

—Ella lo es, por querer hacerme sentir mal dándome la oportunidad de venir a su boda. Habrá pensado que no vendría, claro. Tampoco duele tanto como para perderme comida gratis— reí nuevamente falso. Si dolía y mucho.

—Eres un mentiroso. Sos más sensible que una rosa y decís que no te duele tanto— me miro serio.

Tenía razón, era un maldito maricon. Las lágrimas comenzaron a salir por si solas, extrañaba los buenos momentos vividos con Carolina, cuando era mi chica, todo lo que vivimos juntos. Fueron geniales esos tiempos

—Agustin, no empieces— rogó Ruggero.

—Tu me haz provocado— seguí llorando cubriendo mi cara con mis manos. Me doy asco solo.

—Superala. Apuesto que esa chica pelirroja es mucho mejor que ella— otra golpiza en mi corazón. Nadie podía ser mejor que ella.

—No lo creo— limpié las lágrimas de mis ojos.

—Deja de ser tan maricon— reía Ruggero— Invitala a tomar un café mañana— me guiño Ruggero.

—No sé si pueda. Ya no sé cómo conquistar chicas, con Carolina di todo ahora ya lo olvide— eleve ambos hombros— Auque es hermosa— sonreí como idiota.

—¡Te gusta!— grito Ruggero emocionado— En tan poco tiempo— rio.

Solo lo mire serio.

(...)
5 meses después...

—¿Carolina?— pregunté a una chica castaña que se cubría la cara con sus manos. Estaba llorando sentada alado de unas de las tumbas del cementerio.

—Si— me miro con sus ojos llenos de lágrimas. Me dieron muchas ganas de abrazarla auque no pudiese— Agustín ¿Qué haces aquí?— sonrió.

—Tu sabes que cuando ando triste vengo aquí ¿Y tú?— sabía perfectamente por que estaba allí ella. Me hice el ignorante nada más.

—Tambien por el mismo motivo, tu sabes. Ambos veníamos aquí cuando estábamos tristes por cualquier motivo...— respondió ella mirando una de las tumbas.

—Y aquí nos conocimos— la interrumpi.

Ella asintió seria.

—¿Algún familiar?— pregunté y señale con mi mirada la tumba.

—No. Otro motivo que ahora no importa— se puso de pie y me dió un abrazo. ¡Rayos! Todos los sentimientos que me costaron mucho sacarlos, volvieron.

Solo reí, ni sé por qué.

—¿Donde haz estado estos l
5 meses?— suspiró— Vaya que me preocupe por ti— me miro con ternura.

....

"Nunca más" Aguslina Donde viven las historias. Descúbrelo ahora