Líderes

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Una semana se había pasado desde la noche en que Asami se había aparecido en el coliseo, las cosas parecían ir bien, tal vez demasiado bien, Asami seguía su papel al pie de la letra, al estar en presencia de los rebeldes la chica agachaba la mirada y permanecía en silencio, siempre caminando detrás de Korra a espera de alguna orden, claro la morena no le había asignado ninguna tarea hasta el momento, siempre cuidaba que la chica caminara a su lado para poder controlar a los hombres que bien sabía tenían los ojos puestos en la recién llegada.

Asami no había hecho ni un solo reclamo, cuando tenían tiempo a solas la chica concentraba sus energías en averiguar la manera en que la sociedad rebelde era dirigida, siempre se mostraba interesada en todas las costumbres que para ella fueran extrañas pues no quería dejar nada fuera, o al menos eso era lo que le decía a Korra cuando preguntaba por su creciente interés en las organizaciones rebeldes, claro que la morena no podía interponerse en su deseo de aprender y se limitaba a contestar las preguntas hechas o a indagar para conseguir las respuestas más adecuadas a preguntas que ni ella misma se había hecho hasta el momento y que Asami parecía tener en abundancia.

Todo iba bien, todo iba demasiado bien... a excepción de una cosa, la pelinegra parecía estar pasando por una de esas rachas en las que su interés o preocupación por solucionar cierto problema o por descifra la función de cierto objeto la absorbía en dichas tareas y tenía poco tiempo para la morena que por las noches añoraba poder pasar bien el rato al lado de su querida Asami.

Siempre que intentaba acercarse a ella durante la noche la chica de ojos verdes le pedía tiempo para seguir estudiando libros que Korra le había conseguido en los mercados de contrabando, los libros eran en su mayor parte sobre la historia y geografía de Ba Sing Se. Asami le había dicho que si conocían la historia y el mapa del lugar podrían tener ventaja en caso de algún ataque y aunque ella tuviera razón había veces en que la morena solo quería enterrar aquellos libros para poder tener un poco de la atención de la ojiverde pues le resultaba casi imposible sentarse del lado opuesto de la mesa a observar la belleza de aquella chica sin la oportunidad de abrazarla o besarla.

Las heridas de su pelea en la jaula se encontraban mucho mejor, tanto ella como Asami se habían recuperado casi por completo, esto también significaba algo nuevo, una semana más y debería volver a pelear dentro de la jaula y esta vez Asami estaría ahí para presenciar sus enfrentamientos, la simple idea bastaba para dejarla pensando por un largo rato, la única manera de que Asami no viera las peleas sería encerrándola en su escondite, no era una mala idea pero estaba segura de que Asami no accedería a ello.

- ¿No estás cansada? - Preguntó luego de haber pasado varios minutos observando en silencio el hermoso rostro de la pelinegra, su larga cabellera se extendía por encima de su hombro derecho pues se había acomodado todo el cabello hacia ese lado después de cepillarlo al salir de bañar, sus perfectos labios sostenían entre ellos la cuchara de madera que estaba usando para comer del plato con avena que reposaba sobre la mesa a un lado de los libros.

- ¿Disculpa? - Hizo una pausa retirando la cuchara de su boca y levantando la mirada solo un poco para poder hacer contacto con los ojos de la morena que al instante sintió su corazón dar un pequeño salto, Asami vestía una blusa de tirantes blanca y una pantalonera holgada color gris, era su ropa para dormir pero lucía fenomenal en ella.

- Preguntaba si te encontrabas cansada. - Repitió sintiendo la debilidad en su voz, habían pasado ya cinco días desde la última vez que habían compartido un momento íntimo y siendo honesta consigo misma sabía que deseaba poder repetir la ocasión cuanto antes, estando en su escondite tenían más libertad de hacer lo que se les viniera en gana pues aquí no tenían que cuidar de la presencia de Hiroshi y aun así Asami parecía más perdida en sus investigaciones que en nada más. De verdad le gustaba esa parte de Asami, esa sed de conocimiento que nunca parecía saciar, era una de las características que la volvían única, cuando se proponía hacer algo se empeñaba en ello y no se detenía hasta verlo realizado. Si tan solo esa cualidad no se estuviera interponiendo en su camino en ese momento...

Futuro InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora