prisionero de una mente retorcida

prisioneros de una mente retorcida

Prisionero de una mente retorcida.
Esa mañana, al despertar después de la fiesta, sentí una presión en mi hombro izquierdo, era como cuando iba a la universidad, con mi mochila llena de libros y cuadernos. Note que no estaba en mi casa, y fue entonces que vi a una mujer a mi lado, desnuda, me pregunté  ”¿dónde diablos estoy?”
Solo sabía que ese lugar no era mi casa, así que solo salí de ahí, haciendo el mínimo ruido posible, revise mis bolsillos para asegurarme de tener algo dinero, tenía unos solos billetes y con eso sería suficiente para llegar a mi apartamento, al llegar a casa aun sentía el extraño peso en mi hombro, pero solo lo ignore otra vez y acaricie a mi perro llamado ¨dan¨
Junto a mis gato llamado ¨cáncer¨, un gato de la calle que adopté hace unos años, él y dan se la llevan bien, pero a veces suelen gruñirse mutuamente, al llegar me dispuse a tomar una cerveza de la nevera y una manzana, mi casa no era lo suficientemente grande, solo eran mi habitación y la cocina pero vivía bien, aunque un poco solo…
Un día cuando iba al hospital –en donde trabajo como psicólogo-  me senté en la cafetería a beber un café para pasar la resaca, de nuevo sentí aquella extraña presión en mi  hombro, solo que esta vez era aún más pesada, no solo se sentía una presión, ya empezaba a dolerme me helaba el hueso y me hacía sentir muy incómodo, pero tal vez podría ser solo un golpe de la noche anterior en la fiesta.
Mi jefe entro a la oficina y menciono un nuevo caso, un paciente con complejo de bipolaridad y trastorno de personalidad múltiple crónica, y pensé ¨otro maldito loco¨  pero al parecer no era un simple loco, era una hermosa mujer, de cabello castaño de ojos casi verdes, y unos labios provocativos, al verla le pregunte su nombre, se llamaba Sara. Al terminar la primera sesión, unos minutos antes de salir de la oficina, para mi sorpresa, ella expreso unas palabras un poco confusas para mi ¨te presentare a una amiga¨ a lo que respondí: ¨por supuesto¨ cerró sus ojos y de un momento a otro los abrió y dijo ¨hola¨. Tal cual, como si nunca me hubiera visto antes, era otra persona nueva pero su rostro era el mismo, me dijo que su nombre era Alejandra.
Unos meses después de estar en terapia con ella descubrimos que Alejandra era solo parte de su imaginación y que nunca existió, ahora es solo Sara, cuando terminamos las sesiones después de 9 largos meses de rehabilitación y medicina empezamos a salir.
Un día la lleve a mi casa al entrar mi gato la repelía y la arañaba, mi perro veía y solo le gruñía, no sabíamos por qué pero eso no me detenía, aun íbamos a casa para pasar la noche juntos.
Un día en la oficina  repentinamente de nuevo  sentí aquel dolor en mi hombro, que no se había repetido en mucho tiempo, lo cual me asustaba, al momento me llamo Sara, muy agitada diciéndome ¨volvió…¨ al oír esas palabras pensé que lo peor ya había pasado, su alter ego volvió, Alejandra. Cuando llegué a mi casa encontré a Sara en la ducha sentada en posición fetal en una esquina, me miro y tenía un ojo morado, le pregunte ¨qué te paso, ¿ella te hizo esto verdad?¨ a lo que respondió con un si ahogado en lágrimas, la recosté en mi cama me beso y me dijo ¨tengamos sexo ahora mismo y yo le respondí diciendo firmemente ¨por qué piensas en algo como eso en un momento como este¨  y solo se quedó callada.
Fui por su medicina a una farmacia, al volver la encontré con mi gato herido y apunto de descuartizar a mi perro; ¨!qué haces! ¨ Le grite y entre llantos me respondió ¨ayuda¨. Cuando me acerque a ella me intento apuñalar, pero solo atravesó  mi costado, no toco ningún órgano solo me enterró el cuchillo, inesperadamente se vio consiente de lo que había hecho y entro en llantos, se retrocedió lentamente hasta llegar al mirador, miro el borde y dijo ¨quizá esto me salvé de la persona que me estoy convirtiendo¨.
(…)
Ya han pasado 4 meses desde su muerte y ahora solo tengo su fotografía, ahora solo recuerdo que dolía, mirarla dolía, como si fuera una migraña que no se puede controlar, mis mascotas se encontraban bien, solo que se los obsequié a mis padres ya que era ahora el momento de ir a encontrarme con ella, con Sara.
Finalmente.