Tener amigos para esto.

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Me senté en un banco mientras esperaba a que mi novio viniera a recogerme. Estaba contenta, pero a la vez un poco decepcionada. Contenta porque había conseguido el trabajo, pero no me hacía la idea de tener que trabajar con semejante tipo de persona. No se por qué, pero no tenía un buen presentimiento.

Tan pronto como vi llegar el coche de Marcos me levanté y salí volando al coche, entrando nada más que mi novio desbloqueó la puerta, dando un portazo al cerrar.

-Eh, tranquila fiera, que me dejas sin coche.-  Dijo Marcos a modo de saludo.

-Lo siento cielo, no controlo mi fuerza.- Le dije sonriendo.

-¿Tu fuerza? Pero si te tengo que abrir los botes de mermelada...

-Es verdad, y por eso te estoy agradecida eternamente, me salvas de morirme de hambre...- Le dije dándole un beso.

-Bueno, ¿no me vas a contar como te ha ido?- Dijo Marcos, metiendo la marcha y saliendo del aparcamiento.

-Pues regular...- Le contesté. El al escuchar mi tono de voz puso su mano en mi rodilla, apretando para darme ánimos.

-¿Que es lo que ha ido mal?

-Bueno, he conseguido el trabajo...

-¡Pero eso es genial! ¡Eres mi leona! ¡Esa es mi chica!- Dijo Marcos cortándome a mitad de la frase.

-Bueno sí, es genial, pero tengo que compartir el puesto con el tío más subnormal que hay en la faz de la tierra.

-¿Cómo? Explícame eso.

Pasé todo el camino de vuelta a casa contándole a Marcos como me había ido en la entrevista, mi encontronazo con Fede, y la decisión de mi jefe. Al final llegamos a casa.

-Ese tío es gilipollas. Que no se le ocurra hacerte nada, porque lo mato. Que tenga cuidado.-Dijo bajando del coche.

-Cielo, no va a atreverse a hacerme nada, y si lo hace, ya me encargaré yo de devolvérsela el doble de gorda.- Le dije guiñándole el ojo.

-A veces me das miedo, de verdad.- Dijo riéndose a la vez que me cogía la mano.

Subimos las escaleras hasta llegar al portal de mi casa. Estaba deseando tumbarme en el sofá y no hacer nada en toda la tarde, y descargar tensiones, o lo que es decir, llevarme toda la tarde en pijama y viendo películas moñas. Abrí el bolso y me puse a buscar las llaves en el bolso, hasta que por el rabillo del ojo vi a Marcos sacarse un juego de llaves del bolsillo.

-¿Que tengas un juego de llaves de mi casa sin yo habertelas dado, aún siendo mi novio, se considera acoso?- Le dije arqueándo una ceja e intentando parecer interesante, aunque verdaderamente si que estaba sorprendida.

-Siempre puedes denunciarme, pero a ver quién te abre la mermelada.- Dijo encogiéndose de hombros y riéndose a la vez.

Metió la llave en la cerradura y abrió la puerta. Hizo el gesto de agacharse y estirar la mano para que pasara. Yo negué con la cabeza y pasé. No tenía remedio. Mi casa era la boca de un lobo, estaba oscurísimo, y eran las dos del medio día. Las persianas estaban bajadas, y las cortinas cerradas. Juraría que yo había dejado las persianas subidas, es más, en esta casa no se cerraban nunca, pero habrían sido las chicas, supongo. Me quité los tacones y fui al salón, con Marcos detrás mia.Y cual fue mi sorpresa al darle al interruptor de la luz, que allí estaban todos mis amigos, con Guille en el centro y una pancarta que decía "Sabíamos que podías, felicidades campeona". De la misma sorpresa se me cayeron los tacones al suelo.

-Huele a pies.- Dijo Lalo.

-Cállate idiota.- Le contestó Soraya dándole un codazo.

-¿Pero esto que es?- Grité yo.- Pero si no sabíais que había conseguido el trabajo.

Promise me the moon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora