12.

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23:18.

Leo por tercera vez la hora en mi móvil, los nervios están a flor piel y no me permiten sentarme. Llevo dando vueltas dentro de mi habitación con inquietud esperando a que Kaden simplemente no aparezca y yo pueda calmarme. El viento golpea con violencia mi ventana logrando hacerme saltar en mi lugar por la angustia, me acerco a la misma para observar fuera, la oscuridad no permite que vea más allá y lo único que se puede divisar son las cosas que están bajo la luz de los faroles. En el cielo se hace presente un rayo, sus ramas decoran con hostilidad la profundidad lóbrega del firmamento y luego desaparece, seis segundos después el fuerte trueno silencia todo ruido. Me estremezco.

23:23

Vuelvo a observar el móvil con preocupación y la luz de otro rayo ilumina mi habitación, de repente todo mi cuarto se sume en la oscuridad y mi teléfono pierde la señal. El trueno invade los alrededores con su temblar y comienzo a desesperarme.

Mi vista vuelve a la ventana y en ese instante, lo veo. Como si de un fantasma se tratase.

Bajo la luz del farol puedo observar una silueta inmóvil que parecía observarme, llevaba la capucha puesta haciendo irreconocible su rostro, pero en el fondo yo sabía quien era, yo lo sabía. No había fallado a su palabra, allí estaba, entre las penumbras esperaba a que yo hiciera caso a su pedido, "no intentes huir".

Una de sus manos se hizo visible y con su índice realizó un movimiento, sabía que significaba.

«Ven»

Un nudo se instaló en mi estómago, ¿por qué temía de él? ¿tan sólo por lo que había sucedido esa tarde? ¿quién era realmente Kaden? ¿qué le había ocurrido? ¿había sido él quien estuvo cuando el desquiciado intento atacarnos? ¿dónde estaba estaba esa persona que a pesar de ser misterioso, no emanaba esta maldad? Quizás solo podría averiguarlo si hablaba con él, si me acercaba.

A pesar de la oscuridad y lejanía, me pareció ver una sonrisa macabra asomarse, mi corazón se detuvo pero tomé fuerzas y descendí las escaleras bajando al primer piso. Mis padres ya estaban acostados al igual que Ian, por lo cual tuve sumo cuidado al bajar.

Estando a unos metros de la puerta, tomé aire y cerré mis ojos para tratar de relajarme, no servía de nada y era consciente de eso, pero quería convencerme de que realmente me encontraba tranquila.

Di unos inseguros pasos y tomé el pestillo entre mis dedos, no lo había notado antes, pero mi mano temblaba. Volví a inhalar y abrí la puerta. El frío me azotó de golpe junto con el viento, aún así no me apuré en salir, sabía lo que me esperaba fuera y debía ser precavida.

Al parecer, el agua colgaba del cielo amenazando con soltar una fuerte lluvia, pero no le di demasiada importancia. Cerré con cuidado la puerta principal y avancé por el angosto camino que me llevaba a la calle.

Observé con precaución todos los lugares tratando de encontrar a Kaden y finalmente lo vi, unos metros a la izquierda de la entrada, cerca del mismo farol pero no bajo su luz. Me acerqué a él abriendo la boca para decirle que estar espiándome a éstas hora estaba totalmente fuera de lugar, pero al posicionarme frente a él me arrepentí por completo.

Su mano no tardó en tomar con agresividad mi cuello impidiendo que soltara las palabras y haciéndome daño. Mi boca se abrió por la sorpresa y con mis manos tomé la suya en un intento desesperado para que me soltara. Su mirada parecía más oscura y vacía, no podía reconocer su mirada. En su rostro no había muestra alguna de que le costara sostenerme, de hecho, ni siquiera se movía, sus ojos estaban fijos en los míos y una extraña sensación me recorrió.

—Suéltame, Kaden—supliqué y él no lo hizo, parecía que ni siquiera podía oírme.

Le pateé la pierna pero no se defendió, lo único que sentí fue como sus dedos se aferraban a mi cuello, debilitándome. Mis manos apretaron con desesperación la suya tratando de hacerlo entrar en razón pero parecía estar fuera de sí.

Con una fuerza casi sobrehumana comenzó a tirar de mí hacia arriba, levantándome en el aire e impidiéndome respirar, sentía que iba a desvanecerme, mi vista comenzó a nublarse y muchos puntos negros se hicieron ver. Me sentía realmente mal, mi cabeza comenzó a dar vueltas y un mareo se hizo presente. La mandíbula de Kaden se contrajo y sus ojos no se separaron de los míos, hasta que una voz le hizo girar la vista de golpe.

—¡¿Qué mierda?! ¡Venus!—escuché la voz de Ian a lo lejos, muy lejos, pero de repente dejé de sentir la mano de Kaden en mi cuello, y mi cuerpo impactó contra el duro suelo haciendo que mi cabeza se golpeara contra el concreto. Mis ojos se cerraron con lentitud, pero me ordené abrirlos. Ian golpeaba a Kaden con furia en el rostro cuando un puño se cerró contra su estómago, en un acto reflejo el cuerpo de mi hermano se dobló pero recibió lo que pareció ser un rodillazo en su rostro. Quise gritar, deseé correr hacia Kaden y avalazarme sobre él, pero me sentía desestabilizada. Las náuseas me invadieron y anhelé expulsar lo que en mi estómago yacía, pero no pude.

Ian se deslizó hacia atrás levantándose, arremetió contra Kaden empujándolo unos centímetros de su lugar.

Mis ojos se cerraron de vuelta pero cuando oí un sonido seco los abrí, Ian estaba de vuelta en el suelo.

Mis ojos se cerraron con menos resistencia, había dejado de escuchar los ruidos molestos, había dejado de escuchar las quejas de mi hermano en el suelo siendo pateado por Kaden, había dejado de escuchar los truenos y ahora solo oía la voz de mi mente.

«Levántate, tu hermano necesita ayuda, levántate joder»

«Creo que es demasiado tarde, él ya está inconsciente»

«O muerto»

«Levántate»

«Déjate llevar, todo estará bien... Ian puede con esto»

No tenía fuerzas para erguirme, no tenía fuerzas para luchar contra Kaden, sentía fuertes puntadas de dolor pero no sabía de donde provenían. Estaba negándome a dejar solo a mi hermano, a quien me apoyó toda la vida y a quien había salido en mi ayuda, no podía simplemente dejarme ir, ¿o sí?

«Déjate llevar, Venus, déjate...»

Cuando sentí que mi cuerpo comenzaba a sacudirse en espasmos, yo ya había cedido. No opuse resistencia, y perdí el único sonido que me acompañaba, para poder encontrar el silencio en la inconsciencia.

POSESIÓN LETALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora