Prólogo

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Todos conocemos los cuatro elementos, tierra, aire, fuego y agua. Son tan vitales en nuestra existencia que es necesario cuidar de ellas.

Un mito dicta que, hace mucho tiempo cuando el universo entero se creó, aparecieron sobre la tierra cuatro mujeres, una tenía llamas en lugar de cabello, otra tenía una cascada, otra tenía remolinos que iban y venían, y la última tenía hojas.

Se dice que las señoras de los cuatro elementos enseñaron a los humanos a cultivar y cosechar, a usar el fuego y a secar leña de los árboles.

Ellas y los humanos tuvieron un pacto, el cual se trataba de que ellas los protegerían si ellos las protegían. Se comenta que, cuando los humanos olviden ese pacto hacia las señoras, ellas retornarán a la tierra y se vengarán por no ser agradecidos con ellas.

Sin embargo, el mito está mal.

Y aquí, te cuento la verdadera historia.

En una tierra distinta al mundo de los humanos, un mundo sacado de un cuento de hadas, que sin embargo era real. Los individuos de aquel lugar no eran personas comunes, eran criaturas especiales.

Natylementistas. Criaturas capaces de controlar uno de los cuatro elementos. Cada elemento era adorado por un reino, seguido por el espíritu de cada uno.

El Espíritu del agua era venerado en el reino de Locklyn, por lo cual su gente fue bendecida con el don del control de este elemento.

El elemento de la tierra era respetado y adorado en Llika, siendo así que sus habitantes eran maestros en el control de esta.

El elemento del aire fue querido por Ishyra, a quien no dudó en favorecerlos con su control en este, pues sabía que estaría en ligeras manos.

Por último, el espíritu del fuego era apreciado en Ashbel, y al igual que en los demás, favorecía a la gente de este lugar.

Los cuatro espíritus de los elementos eran respetados, queridos y venerados, y vivían individualmente en cada uno de los reinos que dividían la tierra. La familia real, escogida por los mismos pueblerinos, era bendecida con un don por generación de estos cuatro espíritus, brindando paz y tranquilidad en su mundo y en el humano.

Hasta que un día, sucedió un evento inexplicable y milagroso. Cuando el siguiente heredero venía en camino, los espíritus de los elementos desaparecieron, los pueblerinos pensaban que se trataba de una tragedia, sin embargo, sus dones prevalecían con ellos. La sorpresa fue que, no nació un heredero, sino dos herederas.

Una de ellas, era la reencarnación de los cuatro elementos en una sola persona, sin duda un verdadero milagro de los espíritus. La niña Hzamary fue adorada y venerada desde su nacimiento.

Sin embargo, su hermana, había nacido con otro espíritu, uno al que los aldeanos temían, el espíritu de la oscuridad. Mientras que su hermana era querida, Adreanna era temida.

Como todo lo bueno, debe de haber un lado malo. Y en Grimshaw, el reino de la oscuridad era tan despreciado que el saber que su espíritu era un alguien fue el día más feliz de los individuos. Estos eran tratados como los malos, tanto que un día, decidieron serlo.

Tanto Hzamary como Adreanna crecieron y aprendieron sobre sus dones. A pesar de ser gemelas, eran totalmente diferentes entre sí.

Hzamary tenía el cabello tan rojo como si fuera el fuego mismo, unos ojos tan claros como el agua, unas pecas como si la tierra hubiera salpicado su cuerpo y una voz tan suave como una brisa, sin duda la adoración de sus padres.

Adreanna, sin embargo, tenía el cabello azabache como la noche, con unos ojos ambarinos que te helaban la sangre con solo verlos, Adreanna notaba el favoritismo de sus padres hacia su hermana, haciéndola sentirse completamente mal.

The  Elemental Sister's Donde viven las historias. Descúbrelo ahora