Despertar.

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Nadie lo sabía, ninguno de ellos estuvo lo suficientemente interesado en el niño como para descubrirlo. Algo despertó junto con él en el momento que abrió sus ojos, una voz resonó en su cabeza pero no se trataba de la conciencia de ese pequeño niño que ahora era huérfano.

Esa voz parecía desconcertada, si alguien pudiera verla pensaría que era pura. Tal vez tan pura e inocente como el niño en el que ahora habitaba, pero ese solo era algo temporal. Ya que aunque su voz razonaba dentro de la mente de ese infante, él no pertenecía ahí y sólo desde la noche pasada estaba habitando ese cuerpo como un intruso. Nadie más que ese niño sabe de la existencia de esa voz en su cabeza.

Y al niño no le importaba, la voz de su nuevo compañero no lo asustaba e incluso le resultaba relajante. Desde que había despertado todo su alrededor era extraño, sus padres no estaban y nadie había ido a recogerlo, se sentía olvidado. Pero de pronto empezó a escuchar esa voz en su cabeza.

—Estamos solos —dijo, el niño no entendía sus palabras pero lo seguía escuchando—. ¿También eres un huérfano? —preguntó—. No te preocupes no es tan malo.

Esa conciencia parecía querer reconfortar al niño, sentía lo que él después de todo. Pero por más palabras que pronunciara no era capaz de quitar esa niebla que cubría sus propios recuerdos.  Algo le impedía recordar quien o que era él, es por eso que no era tan diferente a ese pequeño infante.

—Alguien viene, no hagas mucho ruido. —Él podía escuchar el sonido de pisadas acercándose a la puerta.

Pudo ver como la puerta del lugar donde fueron dejados se abría, una mujer salio por la puerta y después vio al niño. La voz espero a ver su reacción para identificar si se trataba de una persona hostil o en cambio era una persona amable.

Al verla asustarse y cerrar la puerta detrás de ella lo entendió, no era deseado en esa casa. Pronto la mujer regresó y se apresuró a meter al niño a casa, la voz se preguntó si debía replantearse por su primera opinión pero después de escucharlos hablar entendió.

Mientras murmuraban cosas sobre si debían o no cuidar al niño, leyeron una nota que venían junto a ellos y explicaba que debían cuidar al niño. La voz comprendió que ellos eran los tíos del niño, pero era obvio que no querían cuidarlo.

Al final los escuchó auto convenciéndose de que debían cuidar a la familia, repitiéndolo una y otra vez para convencerse, como si fuera alguna clase de regla inquebrantable. Como si su presencia fuera una carga de la que no podían deshacerse.

Y dentro de todos sus parloteos entendió: Entre más invisible fueran para la familia la vida de ambos seria mas tranquila. Monstruo y fenómeno, fueron palabras que se mencionaron más de una vez mientras se referían al niño y sus padres. Era más que obvio que no era deseado en esa casa.

Pasaron horas hasta que se dio cuenta que el nombre del niño era Harry, sentía que ya lo había escuchado antes, tal vez lo oyó antes de despertar o en los murmullos de alguien más. Entendió que aunque compartía el cuerpo con el niño, el no podía controlar nada y tampoco podía leer sus recuerdos, solo podía saber como se sentía pero nada más. Eso le hizo volver a preguntarse que era él.

Cuando los adultos por fin se convencieron de dejarlo en la cuna, conocieron al que era su primo, y los tratos de los que se harán ciegos los adultos. Jalones, golpes, mordidas y rasguños. No resguardaban a Harry de ninguna de estas cosas que su primo hacia, pero si el niño trataba de defenderse de inmediato sería regañado.

Los meses pasaron convirtiéndose en años, Harry ya estaba acostumbrado a tener una voz en su cabeza e incluso la consideraba su amigo. No le decía a nadie sobre ella, la voz no dejaba de decirle que si alguno de esos muggles se enteraba que estaban hablando lo castigarían. Confiaba en esa voz, siempre sabía cuando sus tíos lo iban a regañar por algo.

Cuando tenia 5 años fue la primera vez que Harry se preguntó como se llamaba la voz en su cabeza, entonces recibió en respuesta el nombre Tom.

Crecieron juntos, la voz fue recobrando partes de sus recuerdos mientras estaba con Harry. Su nombre y lo que era: un mago. Y Harry también era uno, pudo sentir dentro de él a la magia cobrando vida. Pero eso paso a segundo plano, su prioridad se había vuelto Harry. Cuidar de él era refrescante y se sentía unido a su presencia mas haya que por la forzosa unión que tenían.

Y era bueno porque a Harry también le gustaba que Tom estuviera con él.

Harry era un niño muy silencioso, hablaba poco y socializaba menos. No era como si sintiera la necesidad, Tom siempre estaba con él y no tenia nada que decir a sus tíos. Si se preguntaba que era algo o para que servía, Tom le ayudaría a saberlo. Lo único que no podía hacer Tom era tocarlo, pero de alguna manera se acostumbro a eso.

Tenía 6 años cuando mostró magia accidental por primera vez, estaba algo impactado por lo que había hecho y los gritos horrorizados de sus tíos no sirvieron para calmarlo. Pero Tom entonces le empezó a explicar que él era un mago, que sus padres fueron asesinados cuando niño y por eso ahora estaba al cuidado de sus tíos. Le explico sobre el mundo mágico y lo maravilloso que era, prometiéndole que lo visitarían cuando fuera mayor.

Harry estaba maravillado con sus palabras y jugaba a controlar la magia, pero solo cuando no había nadie cerca. Tom había insistido que se asustarían si lo veían.

Cuando entraron en la escuela muchos se empezaron a burlar de Harry, por la ropa holgada que siempre llevaba puesta y que tartamudeaba al hablar. Tom lo tuvo que consolar en varias ocasiones, no es su culpa, son esos muggles los únicos culpables.

Fue en esa época también en la que empezó a hablar solo. Tom había insistido en que tenia que aprender a hablar en voz alta y le prohibió responder en su mente. Claro que no lo hacían frente a los demás, pero eso no impidió que su familia notara una conducta rara en él.

Para cuando cumplió los 8 años era quien tenia las mejores notas de su salón. No porque amara estudiar, de hecho no tenia muchas opciones, era eso o la voz en su cabeza no dejaba de recordarle que debía estudiar. Muchos niños podían enojarse y encerrarse en otra parte para no escuchar a sus padres, pero para Harry no importaba cuanto corriera, Tom nunca lo dejaría. Así que esa insistente voz en su cabeza lo molestaba hasta que hacía lo que quería.

Cuando tenia 10 años eso que llamaba magia accidental nunca volvió a ocurrir, sus emociones dejaron de hacerle liberar su magia por accidente. Su control no era mucho, hacía que las cosas se movieran o que las personas se tropezaran.  Por accidente también descubrió que podía hablar con las serpientes, Tom le dijo que esa era una habilidad especial y que no debería contarle a nadie sobre ella.

Y entonces unos meses después llego una carta al 4 de Privet Drive.

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⏰ Última actualización: Mar 26, 2018 ⏰

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