Capítulo 7

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Tao se quedó en el departamento de Kris durante al menos media hora, que fue lo que demoró la pastilla en hacer su efecto. Poco a poco comenzó a levantarse con lentitud de la cama, bajo la atenta mirada de Kris quién mantenía la vista fija en su cuerpo, captando todo movimiento desde su silla.

—Deberías ir a un hospital— opinó Kris, viendo como Tao se colocaba la polera gris manchada de sangre para después plancharla con las manos.

—No he pedido tú opinión— soltó Tao sin delicadeza alguna, mientras se acomodaba la polera con lentitud.

Kris le miró sin expresión alguna en su rostro y siguió con la vistavio hasta la puerta de la habitación percatandose de un pequeño cojeo. Kris se levantó de su silla  y le abrió la puerta.

—Derecho a la izquierda, luego sigue derecho— le indicó la salida. Tao no agradeció ni hizo algo que mostrara su gratitud, simplemente caminó siguiendo las indicaciones del otro.

Cuándo iba camino a su casa se le ocurrió inventar que había sido asaltado, realmente no quería decirles que se cogió a un chico de su univerisidad y que este además tenía novio y había recibido una paliza por parte del novio de éste. Así que, metió una mano a uno de sus bolsillos y sacó las llaves para luego tirarlas lejos, también sacó el efectivo que tuviera en sus bolsillos para luego dejarlo en el suelo, ya alguien lo encontraría y lo gastaría en algo.

Tocó la puerta de su casa y los pasos apresurados hacía la puerta no se hicieron esperar. Ni cuenta se dio cuándo ya tenía a Lay amarrado a su cuerpo en una abrazo que en vez de ser reconfortante era doloroso para Tao.

—¿Que pasó...?— preguntó SuHo desde la puerta. Lay le soltó y miró a su pequeño panda percatandose del estado en el que estaba, todo sucio y con manchas de sangre en sus ropas.

—Un asalto...— dijo mirando a Suho quien le contemplaba con preocupación, mientras a Lay se le aglomeraban las lágrimas en los ojos.

SuHo se acercó a Tao y le afirmó por debajo de un brazo para ayudarle a entrar, Lay hizo lo mismo pero por el otro lado y ayudaron a entrar a Tao a la casa, lo sentaron en el sillón con cuidado y Lay salió corriendo al baño más próximo de la casa por un botiquín, mientras SuHo le preguntaba  a Tao sobre si recordaba quien le habia golpeado, alguna característica o algo, mientras Tao negaba, decía que no recordaba nada, cuándo relamente recordaba muy bien a Park ChanYeol y su cara llena de ira porque se metió con su novio.

Lay volvió minutos después sin nada en las manos, SuHo le miró y Lay también lo hizo.

—El botiquín cariño...— le dijo SuHo. Lay asintió y fue por el, ahora, sin olvidarlo...

Volvió con la pequeña cajita y sacó vendas, curitas, alcohol y demás, dejándolas en la mesa de centro que SuHo había acercado al sillón con anterioridad, sin más preámbulos  SuHo comenzó a limpiar algunas de las heridas del rostro de Tao.

—¿No recuerdas nada? ¿Un tatuaje? ¿Una cicatriz? ¿Algo?— seguía insistiendo SuHo.

—No. Nada...— suspiró.

—¿Duele mucho? ¿Traigo algún remedio?— preguntó Lay, ya que solo observaba como SuHo curaba una herida de la cabeza de Tao.

—Eso estaría bien. Gracias Lay.— le dijo SuHo.

Lay se puso de pie y fue por el antibiótico y un vaso de agua; al volver Tao estaba recostado en el sillón, sin la polera mientras SuHo curaba un corte en su clavícula. Lay se sorprendió al ver el cuerpo de Tao con grandes vendas envultas en su dorso y unas manchas verdes que se convertirían en feos moretones.

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